spot_img

Teófilo Trejo, un contador de las fantasías y las alegrías del pueblo

Tegucigalpa.- Uno de los más talentosos cuentistas del folclor popular hondureño partió recientemente a lo ignoto llevándose consigo sus historias intergalácticas, las fantasías que brotan de los decires del pueblo alrededor de una fogata y las alegrías, que pese a todo, tienen y caracteriza a los hondureños: se trata de Teófilo Trejo, el perrero más perrero de los últimos tiempos en Honduras.

Nació en La Lima, Cortés en 1941 y quedó huérfano de madre a los nueve años, viéndose obligado a dejar la escuela para ayudar a su padre y a sus cinco hermanos en las labores agrícolas que en ese entonces desempeñaban en las fincas bananeras. 

Ahí absorbió los cuentos y anécdotas que marcaron su vida y posteriormente la de miles de hondureños que vieron en Teófilo Trejo, un campesino auténtico y comprometido con la causa a favor del acceso a la tierra que abrazó desde que fue miembro fundador de la Central Nacional de Trabajadores del Campo (CNTC), una de las instancias campesinas más aguerridas de su época. 

teo 3Teófilo Trejo o “Teofilito”, como le llamaban de cariño sus amigos, familiares y compañeros del campo, fue el primer secretario general de la CNTC, además de haber sido celebrador de la palabra y monitor de las Escuelas Radiofónicas Suyapa de la Iglesia Católica. Como dirigente, vivió también la represión a causa de su lucha al ser golpeado y encarcelado en más de una oportunidad. 

Trejo tuvo dificultades para culminar sus estudios primarios y antes de que la parca le sorprendiera el viernes 18 de marzo de 2016, una de sus hijas comentaba que uno de sus sueños era ser maestro de inglés, a sus 75 años. 

Teófilo Trejo no fue el destacado intelectual de las elites tradicionales hondureñas, pero sin duda ha sido el mejor cuentista de sus tiempos que pudo trasladar a sus lectores la tradición oral del campesino, sus sueños, sus pesares y su vida en el campo. 

También trasladó sus alegrías, esa que caracteriza a la campiña al inicio o término de una jornada de duro trabajo, esa que se cuenta alrededor de una fogata, esa que les anima cuando la esperanza vuelve al alma, cuando la solidaridad no se pierde o cuando un nuevo miembro llega a la familia, entre otras reminiscencias que Trejo pudo captar, plasmar y retratar. 

Guaymuras: un acto de justicia  

                                  

teo 2De ahí que cuando la prestigiosa casa editora hondureña como es Editorial Guaymuras, presentara la primera obra escrita de Teófilo Trejo, llamada “Las perras de Teofilito”, no dudó en calificar su obra como “un acto de justicia” y reconocimiento a “todos aquellos perreros de nuestro pueblo que, fieles a la tradición oral, han sabido mantener viva la llama de la imaginación y la fantasía de generaciones de hondureños”. 

En tanto, otros destacados escritores hondureños no dudan en calificar los relatos de Teófilo Trejo y “sus perras” como la “fidelidad del recuerdo o la frescura de la memoria” que se entrelaza con una graciosa fantasía, sostiene Jorge Martínez, al comentar sus obras, según recoge en una síntesis el destacado intelectual hondureño Mario Argueta. 

Así de grande era Teófilo Trejo, tanto como sus encuentros de otros mundos descubriendo planetas en su fantasía para alegrar el imaginario colectivo y poner a soñar a todo el que encontraba a su paso o leía sus perras para arrancar carcajadas tan fuertes como saludables al alma. 

Teófilo Trejo entre sus obras destacadas, además de “Las perras de Teofilito” (1988), publicó también otras como “Cuénteme otra Teofilito” (1989) y “Apuntes sobre mi vida” (1995), entre otras. Su familia dice que había logrado escribir 12 libros y otro que quedó humeante cuando la muerte le sorprendió a manos de un motociclista que le atropelló y se dio a la fuga en la ciudad de Choloma, Cortés, en donde residía. 

Su partida sin retorno se produjo cuando venía precisamente de promover la venta de sus libros, pues no era una persona de altos recursos, él vivía de la dignidad de su trabajo, nunca perdió su humildad y mucho menos esa franca sonrisa que le caracterizaba cuando su humor era puesto a prueba. 

La marca de sus perras 

Sus perras son muchas. Una con las que hizo reír a mucha gente se denominó “Frío y calor” que relata uno de sus viajes como líder campesino a la zona de Intibucá, allá por los años del reformismo en 1971.  

Cuenta el extinto Teófilo Trejo que en esas andanzas promoviendo el desarrollo social entre las comunidades indígenas, un día sus compañeros lo vieron temblar y temblar en una reunión y con respeto y disimulo “me preguntaron si tenía algún ‘quis’ nervioso”.

 perras de teofilo

Él les respondió que no, sino que tenía mucho frío, pero sus compañeros normales, como si vivieran en San Pedro Sula. Teofilito tuvo que ponerse mucha ropa para aguantar el frío, dice que parecía “ropero” o “becerro lleno de lana” y se acostumbró tanto que no se bañó por mucho tiempo, entonces empezó a “arder” por tanta ropa, echaba humo, asegura.

Y su perra concluye que para aplacar “el fuego originado por el frio” lo mandaron a bañar en un chorro de agua público en Intibucá donde convocaron a la prensa para “cubrir la noticia fresca”, llegó más gente que los políticos, mientras otro montón rezaba y rezaba. Él sentía que estaba en la estación satelital de Cabo Cañaveral donde Honduras iba a mandar su primer cohete al mundo (que era él). 

Cuando le cayó el primer chorro de agua—relata Teofilito—salió tanto humo que llegaron los bomberos y la gente salió despavorida a proteger sus bienes por temor. ¡Échenle agua que se quema!, ¡Rápido que se quema Intibucá! Maullaban los gatos, rugían las vacas, y Teofilito aprovechó para escaparse en medio del barullo para ir a la laguna de Chilicatoro, donde finalmente apagó su fuego. Ahí un indígena le dijo: ¡Ves que lu bañando lu quita lu frío y lu calor! 

Ese era Teófilo Trejo, un cuentista y perrero de su tiempo, un genio popular que con sus hazañas desplomó los límites entre la realidad y los ensueños. Hoy Proceso Digital rinde un sencillo homenaje a este hombre de bien que decidió emprender el más grande de sus paseos intergalácticos bajo la guía de un Dios al que nunca renunció: al de la fe y al de la esperanza, al Dios dador de vida eterna. 

 

spot_img
spot_img

Noticias recientes

spot_img
spot_imgspot_img