Existe un patrón continuo y evidente de fallas en la mecánica de producir legislación. Estas se han manifestado a lo largo del tiempo y, por su constancia a pesar de los cambios en personas y organizaciones políticas que rigen el Congreso Nacional, son de tipo estructural. Esto no exime de responsabilidad a quienes hayan abusado de estas circunstancias para beneficio particular, pero sí llaman a un análisis para encontrar sus causas y descubrir cómo mejorar los procesos.
Los problemas se derivan de utilizar herramientas del siglo XIX (leer a viva voz, edición manual de documentos, publicación física) para encarar una realidad mucho más compleja, y existiendo fácilmente las formas de suplir las deficiencias. Esto resulta en legislación con insuficiente análisis, errores y con la posibilidad de manipulación.
El 18 de septiembre de 2007 publiqué el escrito “Propuesta de Mejoras Varias al Proceso Legislativo” (ítem 4.4, Construyendo Una Honduras Mejor, 2007), el cual, entre otros temas, abarcaba el proceso de dictamen y aprobación de la legislación hasta llegar a su publicación. En la década (y más) subsiguiente, los avances que ha habido son en el área de votación únicamente, manteniéndose el resto del proceso en condiciones similares. Por lo cual, se puede usar de base para encontrar espacios de mejora.
En primer lugar, se proponía lograr subir a una plataforma digital pública la totalidad de proyectos y dictámenes producidos, así como los documentos de soporte respectivos. Al hacer esto se hace más fácil para todos los sectores (y a los mismos diputados) familiarizarse y discutir la legislación propuesta con anticipación. Si se agendan los temas de forma ordenada y estos se publican también, la totalidad de la sociedad tendría acceso para estudiar y retroalimentar en el proceso.
El proceso de tres debates con lectura a viva voz es una derivación hecha durante nuestros primeros años de independencia del sistema de legislación del parlamento del Reino Unido (que es el modelo de legislatura continua más antigua y precoz), pero con algunas diferencias interesantes. Nuestra práctica es lectura a viva voz del contenido completo de la ley (en los primeros dos debates una aprobación meramente formal) y luego una aprobación verbal individual por artículo.
El sistema británico (https://www.parliament.uk/about/how/laws/passage-bill/comm) hace del primer debate la presentación original (que solo es un resumen y orden de publicar, es innecesario leerlo a viva voz). En el segundo debate se ven las generalidades y se recoge un mandato para enviarlo a comisión de dictamen (ya con las observaciones de la cámara) en caso que una mayoría lo decida; de lo contrario, se cierra.
La comisión entrega su dictamen y este pasa a discusión (“reporte”), donde los miembros proponen enmiendas adicionales y se votan las mismas. Es importante que todas las redacciones se presentan por escrito para evitar confusión. Una vez concluida esta fase se prepara la redacción final y se pasa al tercer debate, donde ya no hay enmiendas y se aprueba o imprueba en su versión definitiva. Al hacer esto se evita la posibilidad de modificaciones que no reflejen la voluntad pública de la legislatura.
La publicación se va haciendo en cada etapa para garantizar la transparencia y el orden. Esto resulta en redacciones más claras (pero requiere más trabajo, ya que es necesario presentarlas escritas), y en el debate se pueden ir actualizando en tiempo real. El resultado es una reducción sustancial en la necesidad de cambios por errores, ambigüedades y lagunas en los artículos, conflictos o contradicciones y sorpresas.
Aunque nuestro sistema no tiene una segunda cámara (que en el sistema británico más funciona como un órgano de revisión de estilo y forma), un proceso similar se puede lograr con los recursos existentes, utilizando la tecnología para que todo esto esté en una plataforma accesible al público, y se reducirían las ineficiencias y tiempos en el proceso de legislación.
