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Sesenta años después de la “Cruzada de los Niños” de Birmingham

Amy Goodman

El 3 de mayo, cientos de estudiantes se movilizaron en todo Estados Unidos en el marco de la campaña “Libertad para Aprender”, con el fin de protestar contra las políticas de censura, prohibición de libros y restricción de la participación electoral que se están implementando en varios estados del país. Los estudiantes reclaman el derecho a conocer su historia y la de sus antepasados, aunque eso implique que otras personas se sientan “incómodas”.

El día de la protesta coincidió con un aniversario propicio. Sesenta años antes, el 3 de mayo de 1963, miles de jóvenes arriesgaron sus vidas en la ciudad de Birmingham, estado de Alabama, en el segundo día de la movilización que se conoció como la “Cruzada de los Niños”. Las escenas que se vieron ese día conmocionaron al mundo: la protesta no violenta protagonizada por niños, niñas y adolescentes negros fue brutalmente reprimida por la policía, que los atacó con perros, porras y cañones de agua.

En ese entonces, Birmingham se caracterizaba por ser una de las ciudades con mayor nivel de segregación y violencia racial del sur de Estados Unidos, donde las leyes segregacionistas de Jim Crow eran aplicadas con extremo rigor. Durante décadas, la ciudad estuvo bajo el control de un jefe político racista llamado Eugene “Bull” Connor. La valentía que demostraron aquellos jóvenes ese 3 de mayo de 1963 fue extraordinaria y su contribución resultó fundamental para lograr los cambios duraderos que actualmente se encuentran en riesgo.

Janice Kelsey fue una de las jóvenes que participó en la Cruzada de los Niños. En conversación con Democracy Now!, recordó sobre aquel momento: “Un día como hoy, hace sesenta años, me despertaba con la mente enfocada en la libertad. Había asistido a talleres estudiantiles sobre acción directa no violenta y estaba preparada [para actuar], porque finalmente había comprendido que lo que [estábamos experimentando] era algo más que la mera segregación [racial]; era desigualdad”.

Durante las sesiones de preparación que se llevaron a cabo en la Iglesia Bautista de la Calle 16 habíamos visto videos de manifestaciones en otros lugares, donde se podía observar cómo les pegaban, insultaban y maltrataban a las personas que se estaban manifestando. Nos advirtieron que, si decidíamos participar, algo así podría sucedernos, pero que, como movimiento no violento, no debíamos responder; solo podíamos rezar o cantar una canción de libertad. […] Yo estaba tan indignada por el maltrato que había sufrido durante tantos años que estaba dispuesta a sacrificar lo que fuera necesario para lograr un cambio”.

La campaña de Birmingham fue planeada en secreto en enero de 1963 por el doctor Martin Luther King y por algunos de sus más estrechos colaboradores, incluidos los reverendos Ralph Abernathy, James Bevel y Fred Shuttlesworth. Harry Belafonte, quien falleció recientemente, prácticamente salvó a la Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano de la bancarrota al recolectar cerca de 500.000 dólares en una sola noche, en un evento de recaudación de fondos que organizó para la campaña de Birmingham. Hoy en día, esa suma equivale a casi cinco millones de dólares. Este hecho se describe en detalle en un libro recientemente publicado por el escritor Paul Kix, titulado: “Tienes que estar preparado para morir antes de poder comenzar a vivir. Diez semanas en Birmingham que cambiaron Estados Unidos” (“You Have to Be Prepared to Die Before You Can Begin to Live. Ten Weeks in Birmingham That Changed America”). La primera oración del título del libro proviene de las palabras que el reverendo Shuttlesworth pronunció en el evento de recaudación de fondos organizado por Belafonte.

Días después comenzó la campaña de Birmingham, que tenía como objetivo, en palabras de Martin Luther King citadas por Kix, “acabar con la segregación o ser derrotados por ella”. Como la campaña no despegó con la intensidad esperada, el propio King participó en una de las manifestaciones, en la que fue arrestado. Mientras estaba en la cárcel, bajo la rígida custodia de “Bull” Connor, Luther King escribió de manera clandestina la célebre carta titulada “Carta desde la cárcel de Birmingham”.

Vincent Harding, un veterano de guerra afroestadounidense que había adoptado la filosofía de la no violencia, fue uno de los principales asesores de Martin Luther King. Durante una entrevista que mantuvo con Democracy Now! en 2008, Harding explicó acerca de la Cruzada de los Niños:

“A lo largo del desarrollo del movimiento hubo un cambio notable en el perfil de los manifestantes. En un momento, los jóvenes, e incluso niños y niñas, asumieron un papel crucial en el liderazgo de la lucha contra la segregación. Esto se debió en parte a que muchos adultos tenían miedo de participar, o no podían darse el lujo, ya que temían las posibles repercusiones en su sustento y seguridad personal”.

Vincent Harding fue una de las personas que ayudó a King a entregar su carta clandestina, que explicaba por qué los negros estadounidenses, especialmente en el sur, estaban cansados de esperar que llegara un cambio.

En la carta King escribía: “Sabemos por dolorosa experiencia que la libertad nunca la concede voluntariamente el opresor; tiene que ser exigida por el oprimido. […] Hemos esperado más de 340 años por nuestros derechos constitucionales y dados por Dios”.

340 años antes de 1963 se corresponde con el año 1623, es decir, cuatro años después de 1619, el año en que llegó a las costas de lo que se convertiría en Estados Unidos el primer barco que transportaba esclavos africanos.

La historia importa. Y en la actualidad, la derecha estadounidense está intentando borrar de un plumazo la historia, a menudo violenta y racista, del país.

En su conversación con Democracy Now!, Janice Kelsey expresó al respecto: “Es desalentador y aterrador ver cómo algunos líderes de las legislaturas estatales y gobernadores están tratando de revertir los logros conseguidos gracias a los tremendos sacrificios que hicieron tantos y tantos jóvenes hace 60 años. […] Espero y rezo para que nuestros jóvenes vuelvan a dar un paso al frente y digan con firmeza: ‘No, no vamos a retroceder’”.

Este miércoles, una decena de jóvenes de la organización Dream Defenders, comprometidos con la justicia racial, ocuparon la oficina del gobernador del estado de Florida, el republicano Ron DeSantis. Julia Daniel, una de las jóvenes que participó en la ocupación, dijo en un comunicado: “[DeSantis] está intentando fomentar las divisiones y sembrar miedo en la población blanca. Pero yo estoy aquí para decir que no nos dividirán […] [y que] somos más fuertes cuando nos mantenemos unidos”.

Janice Kelsey no tiene por qué preocuparse. La juventud estadounidense de hoy, como la de 1963, se está posicionando de manera firme.

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