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Desfachatez

Luis Cosenza Jiménez

El 5 de abril de 2023 las noticias publicadas por Bloomberg informaban que un tribunal de Londres había condenado a Argentina a pagar 1,500 millones de dólares a tenedores de bonos ligados al crecimiento económico de esa nación y que habían sido colocados en el mercado internacional de capitales unos años antes.

En aquella ocasión, Argentina puso a la venta bonos cuyo rendimiento estaba ligado al crecimiento económico real de la economía.  Si el crecimiento era bajo, los tenedores de los bonos recibirían una remuneración baja, y si el crecimiento era alto, los tenedores recibirían una remuneración más alta. En teoría, este es un esquema razonable y justo, pero doña Cristina Fernández y su gobierno sucumbieron ante la tentación de hacer trampa para reducir el rendimiento de los bonos, burlando así la buena fe de los tenedores.

En efecto, el tribunal le dio la razón a los tenedores y falló en contra de Argentina, porque, según el tribunal, Argentina había cambiado el procedimiento para calcular el producto interno bruto, PIB, de tal forma que eso resultara en una subestimación del crecimiento real de la economía, y por tanto, en una remuneración más baja a los tenedores de los bonos.  Lo que inicialmente parecía ser una buena y justa idea resultó no ser más que una patraña para estafar a los tenedores de los bonos.

Lamentablemente al proceder de esta manera, el gobierno de doña Cristina desprestigió a Argentina, en particular, y a América Latina, en general.  Pero el comportamiento cuestionable de esta dama no termina acá.  Veamos un poco más.

No hace mucho me encontré con un video en el cual doña Cristina explicaba a su audiencia que durante el gobierno de don Mel nuestro país había adoptado la bandera del “pálido azul”, pero que luego los golpistas habían descartado esa bandera y adoptado nuevamente la bandera del “azul profundo”.  Doña Cristina enseguida explicaba que al llegar al poder, doña Xiomara había nuevamente adoptado la bandera que había ondeado durante el gobierno de su marido.

Todo este cuento chino es presentado como muestra de la maldad y el encono de los malvados golpistas.  Poco importa que sea falso, y que la bandera del “pálido azul” ni siquiera se mencionara en los tiempos de don Mel.  Uno puede entender por qué don José Mujica, el ex presidente de Uruguay, al referirse a doña Cristina la calificó de “insoportable”. 

En estos días la justicia de su país pisa los talones de doña Cristina por supuestos actos de corrupción.  Ella, por supuesto, pretende evadir un juicio en los tribunales alegando persecución política.  Para colmo de males, la comparsa internacional izquierdista hace eco de sus acusaciones y pretenden lograr que la Fiscalía abandone el caso.  Para que el panorama sea más claro, es necesario mencionar que las acusaciones en su contra se han presentado cuando el partido político de doña Cristina está en el poder.

Que la Fiscalía proceda en estos casos habla muy bien de la independencia de poderes en Argentina, aunque supongo que las quejas por la “persecución política” se multiplicarán si la Fiscalía persevera y el partido de doña Cristina pierde las próximas elecciones de octubre 2023 (lo cual parece muy probable en estos momentos).

Es curioso ver como el partido de doña Cristina, que detesta al FMI y a Estados Unidos, corre a buscar el apoyo de ese país cuando necesitan ablandar las condiciones que el Fondo les propone para un nuevo acuerdo que les permita continuar con su estilo de vida.  Innumerables son las visitas que el actual presidente, Alberto Fernández, ha hecho a la Casa Blanca para pedir ayuda. Es seguro que el gobierno de Estados Unidos ayudará a Argentina, aunque la verdad es que si no cambian de proceder los resultados serán los mismos que han logrado hasta ahora.

Con el apoyo del programa del Fondo lograrán captar recursos en los mercados de capital que luego se negarán a pagar.  Mientras tanto culparán al Fondo y a los Estados Unidos por lo que les ha pasado, hasta que nuevamente los necesiten y vuelvan a buscarlos.  Toda esta desfachatez parece ser parte intrínseca del populismo argentino. 

Doña Cristina y el populismo argentino han fracasado.  No obstante, insisten en pedir dinero prestado para luego negarse a pagar, para enseguida buscar que el Fondo y el gobierno de Estados Unidos les ayuden a repetir el ciclo.  Mal haríamos si en lugar de distanciarnos de gobiernos populistas irresponsables, contribuimos a la creación de una “heroína” con pies de barro.  Puede que la desfachatez le siente bien a otros, pero nuestro país merece un mejor destino.

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