Por: Ricardo Puerta
Tegucigalpa.- Tengo el honor de tener de invitada en esta columna a Arabeska Sánchez, Consultora e Investigadora independiente en Seguridad. Con su aporte en este espacio, Arabeska relaciona su especialidad con la forma en que se está manejando la pandemia, con énfasis en Honduras. Lo que sigue es un artículo periodístico de opinión, escrito por una experta con 28 años de experiencia en sus labores. La autora nos dice que lleva meses elaborando un aporte más amplio, sustentado por hechos y estadísticas que esta analizando, el cual será publicado en una revista profesional en el segundo semestre de este año.
Con esta invitación yo inicio en mi columna un ciclo, que desde ya esta disponible a todo escritor que tenga un artículo de opinión, donde esté evidenciado su formación y experiencia y el tema gire en torno al Coronavirus, causas y efectos. Por favor, lo manda a mi correo –puertaricardo@yahoo.com– en Word, y ahi lo empezamos a considerarlo. …. SIGUE EL ARTICULO DE ARABESKA…..
El año 2020, se ha asegurado un lugar en la historia de la humanidad, pues quedará marcado como el año en que la pandemia del CORONAVIRUS provocada por el virus SARS-COV-2 prácticamente paralizó a todo el globo terráqueo. Una verdadera prueba de fuego para todos en todos los países, sus gobiernos y sus políticas públicas de salud y los sistemas sanitarios que estas rigen. El COVID 19, es ya el mayor evento de la época y aunque sospecho que ya todos estamos hasta la coronilla del tema, pues las 24 horas del día es reproducido por cuanto medio de comunicación accedemos; me parece justo expresar algunos puntos al respecto, en vista de la trayectoria que el manejo de la pandemia ha tenido en nuestro país.
Enfoque
Para empezar, el tratamiento de este tema se caracteriza por un abordaje transdisciplinario, multisectorial, y a la vez interinstitucional; debido a que si bien a todas luces es un problema cuya resolución protagónica toca a salud pública por tratarse de la salud de todos los hondureños, tampoco se puede desconocer que los efectos colaterales de la pandemia además afectan de forma directa la economía de país; mientras que por otro lado es notable su impacto en la seguridad pública.
Ante el notorio entrelazamiento de las políticas de salud, economía, seguridad y defensa; cabe preguntarse si la forma más acertada de plantear cualquier solución a este monumental dilema para salir con el menor daño posible para todos, ha de ser inevitablemente desde la perspectiva de la seguridad humana; y algunos se preguntarán, pero ¿qué relación existe entre la seguridad humana y el hecho de que la gente esté enfermando del COVID-19 y esté sufriendo afectaciones cardiopulmonares atendidos en hospitales públicos y privados? Pues bien, resulta que esta es esa rama de la seguridad que considera al menos siete dimensiones de la existencia de las personas.
Seguridades
Entonces, se consideran desde esta disciplina, la seguridad personal, económica, alimentaria, ambiental, en la salud, en la comunidad, y política; cómo podemos observar estas dimensiones representan precisamente todos aquellos aspectos que estamos viendo conmocionados en la vida diaria de los hondureños por la pandemia; sí sobre todo a aquellos que hoy han quedado desprotegidos sin empleo o sin fuente de ingresos (si, ellos, los que vemos en las calles pidiendo caridad para comer, apelando a la buena voluntad de quienes pasan a su lado), a quienes quedaron sin la capacidad de llevar el pan de cada día a sus familias.
Además, están aquellos, cuyas microempresas y empresas les ha sorprendido la era de la tecnología y no han podido acceder a tiempo al innovador “e-commerce” o comercio en línea, ya no digamos al novedoso “delivery” o entregas a domicilio; por lo que se quedaron sin la capacidad de seguir comercializando sus productos o servicios al igual que las empresas que subsisten gracias a que se anticiparon a fortalecerse en este tipo de capacidades.
También aquí se encuentra el propio sector gubernamental que a duras penas ha podido enfrentar los retos que le plantea el comercio internacional en los procesos de adquisiciones de equipos médicos y productos de la salud, mientras que a nivel central apenas medio se comienza a estructurar el denominado “gobierno digital”, ni que decir de los gobiernos locales que apenas comienzan a conocer estos conceptos, amén de las transferencias bancarias electrónicas que sí que se conocen desde hace mucho, a pesar de que tampoco a todas llegan los fondos completos para atender a nivel local el problema.
Prioridades segmentadas en equilibrio
Entonces resolver con eficiencia la pandemia pasa por buscar un equilibrio en esta disyuntiva entre las soluciones parciales que cada sector está proponiendo, así el sector de salud pública demanda el confinamiento absoluto o cuarentena para evitar la propagación del virus (a pesar de que los cercos epidemiológicos sectoriales no nos han arrojado todos los resultados que muchos desearíamos debido a que la participación de los practicantes de la salud llega algo tardía, pues no han sido los primeros en ser invitados en la toma de decisiones).
Mientras que otros países han sido capaces de investigar y detectar a todos los contactos de un solo paciente e identificar el caso cero, y los pacientes de segunda y tercera generación en contacto con el virus, nosotros aún no hemos podido alcanzar ese nivel de precisión con los casos confirmados al día de hoy, es por ello que la cuarentena afecta a todos y no solo a quienes realmente han sido afectados por el virus, por supuesto, esto sin menoscabo de los grandes esfuerzos y avances que todo el personal de la salud está realizando desde toda la red hospitalaria del país para cuidar de todo aquel que lo necesite incluyendo los avances de dos secuencias de tratamientos médicos hospitalarios para los pacientes del COVID 19.
Empresarios, Economistas, Sociedad y Gobierno
Por otro lado, tenemos las propuestas del sector de los empresarios y economistas que con frecuencia desfilan en cuanto foro sirve de plataforma para expresar sus preocupaciones sobre los escenarios económicos que enfrentamos y aquellos que nos esperan en época de post-pandemia, además de los escenarios de economía global en donde nuestra economía se entrelaza y a la vez es interdependiente.
Unos más preocupados que otros, pero todos coinciden al decir que vamos a tener serias repercusiones como el aumento en tasa de desempleo, disminuciones en el PIB, necesidad de apertura de fondos de garantía, urgencia en la colocación de fondos para auxilio financiero de la pequeña y mediana empresa, revisiones de todas las partidas del presupuesto nacional, urgencia de solicitudes especiales a bancos internacionales para acceso a prestamos o aplicación de medidas especiales sobre las cuotas mensuales del pago de la deuda, en fin; al unísono alertan sobre la necesidad de ir abriendo desde ya gradualmente la economía pues advierten que no aguantaremos otro mes por la ausencia de reservas y la eventual quiebra de algunas empresas que han sido fuente de empleo.
La sociedad civil por su parte, se divide en dos propuestas, una el de las iglesias con enfoque absolutamente religioso dotando a la población del bálsamo de la fe como principal herramienta para enfrentar los problemas que agobian a cada familia e inyectar esperanza en tiempos de incertidumbre; y la segunda propuesta viene del sector social académico que ha optado por hacer investigación académica y auditoria social a la gestión de datos e información, revisión de los procesos de compras, campañas de sensibilización a la ciudadanía y veeduría en los procesos de entrega de alimentos, entre otros.
Seguridad y defensa
También hemos visto desde el sector de la seguridad pública, las estrategias implementadas, los comunicados de la cuarentena que han sectorizado y catalogado las salidas de las personas a que obliga el abastecimiento alimenticio para el cuidado de las familias, los despliegues policiales y militares para verificación de medidas impuestas por la cuarentena en donde la movilización se ha limitado a establecimientos bancarios, farmacias, supermercados o mercados, ferreterías, y otros que poco a poco comienzan a abrir, además observamos las recurrentes capturas de quienes no están cumpliendo con estas medidas y de aquellos que siguen haciendo de las suyas en actividad ilegal; además del resguardo de locales comerciales y empresariales, incluso ahora veremos policías de investigación criminal como auxiliares de médicos epidemiólogos investigando en las comunidades afectadas a las redes de contactos de pacientes del COVID-19 para que puedan acceder a diagnósticos y tratamientos tempranos.
Por su parte la defensa nacional, a través de las Fuerzas Armadas, acompañan a la policía en sus tareas de control de la movilidad de personas establecido en la cuarentena, distribuyen las bolsas de alimentos en las zonas de mayor depresión económica del país, contribuyen en labores de combate a incendios forestales en apoyo del cuerpo de bomberos, y en la distribución de agua potable a comunidades pobres que no cuentan con este recurso vital, además de cooperar de forma simultánea en esfuerzos regionales en el combate al crimen organizado que se aprovecha de las circunstancias mientras todos nos enfocamos en el CORONAVIRUS, el crimen (que no duerme ni de noche) sigue intentando sostener la cadena distributiva de la droga y del contrabando ilícito por lo largo y ancho del continente, así lo muestran los continuos mega cargamentos de droga y cargas restringidas que han sido incautados en los últimos dos meses en las fronteras marítimas y terrestres de varios países de la región.
Cambios y nuevas normalidades
Así, el escenario, hemos pasado ya, dos meses de inactividad parcial (considerando solo aquellos que se quedaron en casa) mientras quienes fueron catalogados como empleados necesarios tanto del gobierno como de la empresa privada se han sostenido mediante la aplicación de los 44 protocolos de bioseguridad aprobados, asegurando los preparativos para fortalecer el sistema de salud pública, seguridad, acceso a los alimentos, transporte transnacional, y otros que pudieron acceder a los “salvoconductos” o permisos de movilidad para atender las necesidades de quienes vivieron la cuarentena en el encierro, incluyendo aquellos cuyos trabajos “telework” o trabajos en línea, les permitió seguir activos en sus tareas, entre ellos los maestros que haciendo verdaderos malabares con todas las limitantes tecnológicas que tiene el sistema educativo, no obstante con la colaboración de algunos medios de comunicación, hacen lo posible por atender a sus alumnos y salvar el año escolar.
En resumen, gremios, movimientos sociales, sectores de sociedad civil, (incluidas aquí las iglesias y las universidades) medios de comunicación e incluso los distintos institutos políticos junto al gobierno, siguen considerando cada semana una serie de factores claves para la toma de decisiones en el manejo de la pandemia. De momento, ya se observan las mesas de trabajo multidisciplinarias en donde se definirá el destino de las próximas dos décadas del país. En consecuencia, todo cuanto se resuelva hoy –desde esta perspectiva de seguridad humana que hemos planteado aquí—afectará la condición del país no solo para los próximos días de pandemia, sino también para los próximos años.