Por Alberto García Marrder
Para Proceso Digital, La Tribuna y El País de Honduras
Tras una toma de posesión en el Capitolio, Donald Trump, regresó a la Oficina Oval de la Casa Blanca para realizar una función que jamás un presidente de Estados Unidos ha hecho: firmar con un marcador y no una pluma, más de 100 órdenes ejecutivas de diversos temas.
Ha comenzado la segunda era de Trump y con una manera diferente de gobernar: la de saltarse el Congreso, aunque tenga mayoría republicana en las dos cámaras. Y la de ignorar a la maltratada oposición demócrata.
Un Trump, a sus 78 años, regresa con gesto arrogante y soberbio, a la Casa Blanca, para vengarse de sus rivales y arropado por billonarios tecno como Elon Musk (Tesla), Jeff Bezos (Amazon) y Mark Zuckerberg (Facebook-Meta). Y con una Primera Dama, Melania Trump, que quiere parecerse a Jackie Kennedy.
En mis tiempos de corresponsal extranjero en Washington para una agencia española de noticias, he visto muchas tomas de posesión de nuevos presidentes, pero esta de Trump es diferente… es de otro mundo. Solo el frío es igual.
No me resisto a reproducir lo que la admirada columnista Maureen Dowd, del diario “The New York Times”, publica: “Pero qué pasa si honramos a un hombre que intentó derrocar a un gobierno y de robar una elección? Un mal perdedor que esquivó la inauguración de su sucesor? ¿Merece él los privilegios tradicionales? Debemos honrar que es en un momento en que quieres honrar las tradiciones que él mismo trató de violarlas?
A sí describe la columnista a un Donald Trump, declarado como un “delincuente convicto” por un tribunal de Nueva York, y que va a gobernar por cuatro años, sin respetar los otros dos poderes del Estado (legislativo y el judicial)
Las 100 órdenes ejecutivas
¿Cuales son? Estas son el primer paso de lo que Trump ha llamado como “la completa restauración de Estados Unidos y de la revolución del sentido común”, como es la de derogar muchos de los programas sociales aprobados por el gobierno anterior de Joe Biden.
Sobre la inmigración ilegal, firmará una orden ejecutiva de deportaciones de migrantes indocumentados que, se sospecha, comenzarán en Chicago y Nueva York , con ayuda de fuerzas locales de seguridad.
Otra será la de imponer aranceles de casi un 25 por ciento a las importaciones de México y Canadá, dos países fronterizos y de gran comercio mutuo. En el caso de México, es hasta que ese país frene o detenga el flujo de migrantes mexicanos que cruzan la frontera hacia Texas.
Y para cumplir una promesa electoral, Trump también firmará una orden ejecutiva para perdonar a la mayoría de los asaltantes de Congreso, del 4 de enero de 2021, en respaldo de su candidatura a la presidencia y en contra de la victoria de Joe Biden.
La intención es la de cancelar la mayoría de las órdenes ejecutivas promulgadas a última hora por el gobierno de Biden, en un desesperado esfuerzo por hacerle difícil la vida al nuevo gobierno.
Con Trump llega realmente el siglo XXI, el de la digitalización, los logaritmos y la inteligencia artificial. Y también el nepotismo, la autocracia y la fuerza del poder.
Con Biden, se va el “old Establiments” de la vieja política.
La llegada de Trump a la Casa Blanca, por segunda vez, va a repercutir no solo en Estados Unidos… es un torbellino que se va sentir en todo el mundo. Para bien o mal.