Moscú – La luna de miel entre los presidentes ruso, Vladímir Putin, y estadounidense, Donald Trump, muestra sus primeras fisuras, después de que EE.UU. aprobara sanciones contra las dos mayores petroleras rusas, Lukoil y Rosneft, aunque el Kremlin no parece dispuesto a ceder a la presión y detener la guerra.
Menos de 48 horas después, el Banco Central de Rusia rebajó este viernes las previsiones de crecimiento al 0,5 %-1 % (eran del 1 %-2 %) para 2025, tras admitir que en el último trimestre podría tener lugar una contracción de la economía.
Diez meses tardó el jefe de la Casa Blanca en castigar la negativa del Kremlin a cesar los combates en Ucrania, aunque las restricciones no entrarán en vigor hasta el 21 de noviembre.
Sin cumbre y con sanciones
Putin creyó tener todas consigo cuanto convenció a Trump en su última conversación telefónica de que no debía suministrar a Ucrania misiles Tomahawk para golpear territorio ruso.
No obstante, la victoria fue pírrica, ya que los acontecimientos se precipitaron, según los expertos, en cuanto el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, descolgó el teléfono y conversó con su colega ruso, Serguéi Lavrov.
Entonces, quedó claro que no tenía sentido celebrar una cumbre en Budapest, ya que Putin no estaba dispuesto ni a declarar un alto el fuego ni a detenerse en la actual línea del frente.
Rusia repitió que una tregua iría en contra de lo acordado a mediados de agosto en Alaska, pero Trump, que no quería recibir otra lección de historia, ya había tomado una decisión: cancelar la cumbre y aprobar las primeras sanciones antirrusas de su segundo mandato.
Putin cree que la marcha de la ofensiva rusa en el Donbás le permite aspirar a hacerse con el control de toda la región de Donetsk -el objetivo mínimo de la operación militar especial-, sea por la fuerza o por medio de la capitulación ucraniana, por lo que no tiene ninguna prisa en negociar un cese de las hostilidades.
El Kremlin confía en que sus tropas tomen durante el invierno las localidades de Pokrovsk, Kupiansk y Kostantínivka en las regiones de Donetsk y Járkov, y estrechen el cerco en torno a las plazas fuertes de Sloviansk y Kramatorsk.
En cuanto a las dos primeras ciudades, los expertos independientes admiten que unidades rusas combaten en sus calles y que la situación es crítica para el ejército ucraniano.
Duro revés a la industria petrolera rusa
Según la prensa estadounidense, Trump no escogió la variante de sanciones más dura -la primera opción apuntaba contra los dirigentes rusos-, pero el Senado se mostró dispuesto a aprobar cuanto antes otro paquete.
Con todo, el impacto de las sanciones ya se ha hecho notar, ya que Lukoil canceló la reunión de consejo de dirección «debido a las nuevas circunstancias».
Según cálculos independientes, Lukoil y Rosneft exportan diariamente 3,1 millones de barriles de petróleo, es decir aproximadamente un 50 % del total en Rusia y más del 5 % del volumen mundial.
Además del Banco Central Ruso, los principales importadores de petróleo -Moscú ha ingresado más de 150.000 millones de dólares este año en exportaciones de crudo- también han tomado nota.
La prensa internacional informó ya de que China, que compró en 2024 más de 100 millones de toneladas de petróleo ruso -un 20 % del total-, ya ha suspendido temporalmente la compra de crudo por vía marítima. Compañías como PetroChina y Sinopec tienen miedo a las sanciones secundarias.
En la misma línea, la India, a la que Trump impuso en su momento un 50 % de aranceles para dejara de comprar petróleo ruso, se está planteando reducir sus importaciones.
Las refinerías indias, el principal cliente ruso desde 2022, son las mayores beneficiarias de la guerra en Ucrania, ya que Moscú les otorgó un precio de amigo, por lo que pudieron hacer negocio exportando los productos procesados al mercado europeo.
El Kremlin se mantiene desafiante
Putin, quien advirtió que la decisión de Trump no contribuye a mejorar las relaciones bilaterales, tachó el jueves de «acto inamistoso» las sanciones estadounidenses
«Ningún país ni pueblo que se respete a sí mismo nunca toma decisiones bajo presión. Sin duda, Rusia tiene ese privilegio» aseveró y añadió que «el diálogo siempre es mejor que algún tipo de confrontación o discusión, más aún que una guerra».
Le siguió el viernes el Kremlin, que desafió abiertamente al presidente de Estados Unidos.
«Veremos, si Dios quiere, qué pasará en seis meses, en un año. Ya vemos lo que ocurre ahora y vemos lo que ocurría hace un año, hace dos», dijo Dmitri Peskov, portavoz presidencial, en su rueda de prensa telefónica diaria.
Y es que Putin, quien alertó de un alza en los precios del petróleo a nivel mundial tras las sanciones, negó que éstas vayan a tener un impacto «notable» en la economía nacional.
«Estoy encantado de que lo vea así. Veremos dentro de seis meses. Veremos entonces cómo ha salido todo», respondió ufano Trump.EFE










