Recientemente, justo la semana pasada, se hablaba mucho sobre un dato que reflejó el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el cual refleja que, en este 2023 en Honduras hubo una reducción de 9% de la pobreza, lo que originó un fuerte debate entre expertos y economistas, donde el índice se vio fuertemente cuestionado por presuponer que esta reducción de 9% es un logro del actual gobierno. Pero, para algunos, es una falta de respeto a la inteligencia de los hondureños, para otros es un comportamiento habitual de la economía, ya que producto de la pandemia, ese 9% salió de pobreza porque volvieron a la normalidad del trabajo cotidiano.
Pero, detrás de todo este debate, es que, si somos conscientes que los problemas estructurales de país continúan intactos, pero me pareció muy objetivo, ver gran parte del sector gubernamental no atribuirse esta reducción como un logro de ellos, y no utilizarlo como un mérito exclusivo del gobierno. Pero otro tema salió a relucir es la revista: “El valor de la confianza las instituciones, empresarios, empresas y marcas más confiables en Centroamérica” se hace alusión a las instituciones que logran tener mayor confianza en nuestra región, donde la empresa privada figura como la institución más confiable en Centroamérica, seguido de la iglesia y luego universidades, este es un dato que refleja, que, por parte la población hondureña no hay confianza en el sector gubernamental.
En Honduras, la preocupante situación de desempleo demanda una reflexión crítica y profunda. Es imperativo que el gobierno establezca condiciones jurídicas, sociales y económicas óptimas para fomentar un clima propicio a la inversión. Esto no solo potenciaría la creación de empleo, sino que también contribuiría significativamente a la reducción de la pobreza. Un dato revelador es el estudio del INE de marzo de 2023, que indica que solo el 39.5% de la población activa participa en el mercado laboral. Asimismo, según el presidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés, entre enero y mayo de 2023, apenas se registraron 1,000 nuevos afiliados en el Instituto Hondureño de Seguridad Social. Este dato se suma a la alarmante pérdida de empleos en el sector maquilador.
Es crucial establecer una sinergia entre los sectores público y privado en Honduras. El sector público debe crear un entorno que beneficie tanto al sector privado como a la ciudadanía, ofreciendo condiciones rentables, favorables y equitativas. Por su parte, el sector privado debe orientar sus esfuerzos hacia el bienestar de la población. Sin embargo, mientras persista la división y el discurso de odio entre estos sectores, los desalentadores índices de desempleo y las difíciles condiciones de vida del pueblo hondureño seguirán siendo una realidad palpable.
Más allá de las cifras, es esencial que el sector empresarial practique la autocrítica, identificando y corrigiendo aquellas prácticas que generan conflictos con el sector público. Paralelamente, el gobierno debe crear espacios que aseguren un ambiente saludable para la inversión. En un escenario ideal, no debería haber sacrificados: el sector privado lograría su rentabilidad, el sector público mejoraría las condiciones de vida en Honduras, y la población tendría acceso a empleo y un futuro más prometedor