Rabinal (Guatemala) – Con máscaras y coloridas vestimentas, pobladores indígenas del municipio de Rabinal, ubicado en el norte de Guatemala, interpretaron este lunes, como todos los años, una serie de presentaciones de danza, música y teatro con más de 500 años de tradición.
Las presentaciones, bajo la obra denominada Rabinal Achí, relatan el conflicto entre los dos pueblos mayas más importantes que habitaron el norte de Guatemala cinco siglos atrás.
«Si esta danza (Rabinal Achí) sobrevivió a la colonia española, y a las acusaciones de brujería que realizaba la Iglesia, ahora que hay libertad tenemos que fortalecer y transmitirla de generación a generación», cuenta a EFE el director de la obra, José Manuel Coloch.
El espectáculo se celebra en enero de cada año en Rabinal, un municipio del departamento de Baja Verapaz, 100 kilómetros al norte de la Ciudad de Guatemala, donde la obra ilustra un drama dinástico que se remonta al siglo XV.
CON ACTORES LOCALES
Cientos de pobladores de las aldeas de Rabinal se dieron cita este lunes en el atrio de la iglesia católica para observar la representación teatral protagonizada por 22 actores locales.
Los intérpretes son profesores, constructores, agricultores y comerciantes, pero durante la feria patronal de San Pablo en el lugar, que se extiende hasta el 27 de enero, se entregan de lleno a sus personajes y ofrecen una amena obra al público.
«Es un reto mantener viva esta obra porque los jóvenes ahora están influenciados por culturas externas», advierte Coloch, guardián del antiguo manuscrito que narra la historia de resistencia de sus ancestros.
Uno de los actores de la puesta en escena es Gerardo Mendoza, quien actúa de príncipe achí, hijo del rey del pueblo de Rabinaleb y personaje principal de la historia.
Mendoza, de 28 años, recordó para EFE que comenzó a participar en la obra cuando tenía 7 años y con el paso del tiempo fue obteniendo papeles más importantes hasta llegar finalmente al protagónico.
El actor cuenta que «porta con orgullo» el vistoso traje utilizado por el príncipe y adornado con detalles dorados, una máscara de coyote y coloridas plumas.
UNA HISTORIA DE RESISTENCIA
El distintivo sonido de las flautas de barro y las ocarinas que imitan el ruido de los pájaros, acompañadas de tambores tocados por los niños que participan en la obra, marcan el inicio de la representación, que está compuesta de cuatro actos, de los cuales dos se desarrollan frente a una fortaleza y el resto dentro de ella.
La historia cuenta la resistencia del príncipe Rabinal Achí ante la intención de la Federación K’iche’, una comunidad indígena que intentaba expandir su dominio sobre el pueblo de Rabinaleb.
Parte fundamental de la riqueza de este drama se encuentra en que los diálogos son interpretados en idioma k’iche’ antiguo, el cual se encuentra en «peligro de desaparecer», y compartirlo con las nuevas generaciones es un acto de «resistencia», de acuerdo con Coloch.
Además, uno de los bailes que se practica durante la festividad es protagonizado por un actor disfrazado de serpiente que da muerte a un santo católico, en representación de la oposición que el pueblo maya achí realizó a las imposiciones religiosas durante la colonia española, de acuerdo con los actores locales.
UN PUEBLO GOLPEADO POR LA GUERRA
En la historia reciente, los habitantes de Rabinal fueron duramente golpeados por el conflicto armado interno (1960-1996) en Guatemala, según un informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH). El documento señala que en el lugar se perpetraron al menos 34 masacres por parte de las fuerzas del Estado en contra de la población indígena, que era vista como enemigo interno.
De acuerdo con locales, la persecución durante la guerra mermó en gran medida la participación de la población en la obra de Rabinal Achí. Dicho conflicto armado dejó más de 250.000 personas asesinadas y desaparecidas, en uno de los enfrentamientos más sangrientos de Latinoamérica.
La representación teatral es organizada por 16 cofradías indígenas que tienen la tarea de difundir el valor histórico y cultural del Rabinal Achí, declarado como patrimonio inmaterial de la humanidad en 2005 por la Organización de Naciones Unidas.