Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – Los últimos reportes de la academia acerca de la situación del coronavirus revelan que, en los 15 meses de pandemia, la curva nunca bajó, el virus se expandió y las muertes también. El confinamiento ha sido superado, las vacunas llegan con la mano extendida y las promesas de mejora y reactivación quedan en el discurso, mientras la sociedad civil habla de un promedio de dos mil millones de lempiras esfumados producto de la corrupción en la pandemia.
Al ritmo del zigzagueo de un electrocardiograma, así se ve el país en los mapas del coronavirus que presentan los expertos científicos desde instancias como la plataforma “Todos contra el COVID-19, el Observatorio contra el COVID y el Dengue de la UNITEC y la Unidad de Epidemiología del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager).
Desde que apareció el primer caso de coronavirus hace 475 días, el número de contagios no ha bajado en ningún momento, la llamada meseta o la curva de aplacamiento empezó a distanciarse del discurso oficial y de los médicos que atienden y conviven a diario con la emergencia. El virus, lejos de contenerse, se expandió por todo el territorio nacional y con él también las tasas de letalidad.
El observatorio contra el COVID y el Dengue de la UNITEC, informa del avance de la pandemia con colores: celeste para identificar el número de casos diarios, el verde para registrar el número de pacientes hospitalizados, el amarillo para los pacientes en situación grave, el rojo para los pacientes en las unidades de cuidados intensivos (UCI) y el gris para registrar el número de fallecidos.
Cada uno de esos colores es como un electrocardiograma que toma el pulso al país y cada dato cuando se contrasta con la información que proporciona la Unidad Epidemiológica del Sinager y la Plataforma Todos contra el COVID-19, revelan que el comportamiento de los casos y decesos diarios permanece sin cambios y con tendencia al alza. La ansiada meseta para poder aspirar a una curva de aplacamiento y luego a la baja, no se vislumbra en el escenario hondureño.
Así la inmunización
El último reporte oficial de casos señala que el país sobrepasa los 260 mil contagios, las muertes pasan de las 6 mil 900 y de 100 muestras PCR o antígeno procesadas en los laboratorios de virología en el país, 59 resultan positivas, evidenciando así los altos niveles de positividad que representa el virus.
En uno de sus reportes, la Unidad Epidemiológica del Sinager señala que “la situación epidemiológica es grave, con una tendencia a la estabilización de riesgo epidemiológico en cifras inquietantes, con amenazas de que eventualmente pueda estar circulando la variante Delta”, es decir, la que está haciendo estragos en la India.
Las variantes del COVID-19 son el otro problema que angustia a los estudiosos de la ciencia médica y a los propios galenos, al coincidir que difícilmente habrá un aplacamiento de la curva si la población sigue relajada y si las vacunas para inmunizar no están disponibles a tiempo y no se inocula al mayor número de personas para poder generar una barrera de contención eficiente ante el virus.
Las autoridades de Salud informaron que han detectado la circulación de tres variantes “de preocupación” o nivel alto de contagio que circulan en el país: la variante Alpha surgida en el Reino Unido, la variante Beta en Sudáfrica y la variante Gamma, procedente de Brasil. Otra cuarta variante, pero menos contagiosa, que circula en México, es también objeto de interés por la Secretaría de Salud.
De acuerdo con el portal especializado en el proceso de vacunación en América Latina, AS/COA on line, Honduras ha vacunado con las dos dosis al 0.59 por ciento de su población, mientras ha inmunizado con una sola dosis al 2.8 por ciento de la población. Estos datos son al 11 de junio de 2021.
La vacunación llegó tarde al país y de los más de mil 194 millones de lempiras destinados por el gobierno para la compra de vacunas, apenas se han erogado 11 millones de lempiras en la compra de 46 mil dosis de la vacuna rusa Sputnik V, cuyo segundo componente para la inmunización total de la población inoculada con la primera dosis, se ignora cuándo llegará y las autoridades se vieron obligadas a informar que será hasta en agosto que se pondrá la segunda dosis por recomendaciones del instituto Gamaleya de Rusia.
Las vacunas compradas y prometidas
En mayo, el gobierno hizo el anuncio: el país contará en el 2021 con 14 millones de dosis de vacunas, entre donadas y adquiridas, que permitirán inmunizar a más de seis millones de hondureños, entre jóvenes y adultos. Los datos proporcionados para llegar a ese número fueron los siguientes: Sputnik V, 4.2 millones de dosis adquiridas por el gobierno (solo han llegado 46 mil dosis); contrato del gobierno con Pfizer, 4.400.370 dosis (no ha llegado ninguna), donadas bajo el mecanismo Covax (AstraZeneca), 3.962.000 dosis; vacunas compradas por el IHSS, 1.4 millones de dosis (ya llegaron las primeras); donación de El Salvador 34.000 dosis; donación de Israel 5.000 dosis. Así las cuentas en mayo anunciadas por el gobierno señalaban que los hondureños tendrían 14 millones de dosis en el 2021. Las únicas vacunas Pfizer que han llegado al país han sido donadas.
La llegada de 1.5 millones de vacunas Moderna donadas por Estados Unidos a través del mecanismo Covax, el domingo anterior, empiezan a dar un respiro real, pero la gente parece absorta en la desesperanza e incredulidad aun en medio excepcionales de hechos concretos con el más importante lote de inmunizantes recibidos en Honduras.
(VER) Monseñor Garachana cuestiona que mayoría de vacunas sean donaciones y no compras directas
A esos números habría que agregar que El Salvador donó más vacunas a las alcaldías para un total global, hasta ahora, de 78 mil dosis, es decir, ha dado más vacunas que las compradas hasta ahora por el gobierno, que son las vacunas rusas.
Las jornadas de vacunación -a excepción de las compras del IHSS y las 46 mil vacunas rusas que ha comprado el gobierno- se han producido gracias a las donaciones de países bilaterales como Israel, El Salvador y México, las gestadas bajo el mecanismo Covax/GAVI de la OPS/OMS, en donde el lote más grande que tendrá el país hasta ahora son el 1.5 millones de dosis que regalará Estados Unidos bajo el mecanismo de Covax/GAVI.
¿Confinamiento?
En medio de las expectativas por las vacunas y la presión por inmunizar el mayor número de personas, la población parece cansarse frente a la pandemia y se ha relajado tanto, creyendo que, con las primeras dosis de vacunas aplicadas, el virus no les va a dar, y empiezan a dejar de lado las medidas de bioseguridad como el uso de doble mascarilla, gel, alcohol o lavado constante de manos con agua y jabón; y el distanciamiento social.
En el electrocardiograma del país, donde oficialmente se reportan más de seis mil decesos, aunque la asociación de funerarias del país apunta al doble de casos por los propios registros que llevan, las nuevas víctimas del coronavirus son de 21 a 30 años, como población joven que entra a las estadísticas de fallecidos que está generando el coronavirus.
Los datos oficiales y los de la academia evidencian que ningún departamento del país se ha salvado de la pandemia, todos tienen casos significativos en comparación con su población. Tegucigalpa y San Pedro Sula siguen encabezando las estadísticas, pero no hay municipio que no haya sido afectado, mientras poco se habla de brigadas médicas, se anuncia el cierre de los triajes, la falta de pago a los médicos, y las expectativas ante la llegada de los 14 millones de vacunas.
Las medidas de confinamiento que ha decretado el gobierno desde que comenzó la pandemia, poco a poco van quedando solo en los comunicados oficiales, que sigue con el toque de queda, que casi nadie respeta, mientras el país se abre rápidamente al dinamismo de la economía frente a una demanda del sector privado al gobierno por acceso a las vacunas para poder garantizar el retorno presencial total a sus empleados. La mesa multisectorial, creada para adoptar las medidas en la pandemia, desde hace algún tiempo no se pronuncia sobre nada, su voz se empieza a apagar también.
Y en medio de todo este escenario, personeros de la Asociación por una Sociedad más Justa (ASJ), indican que los “corona-abusos” de la pandemia han dejado, hasta ahora, cerca de dos mil millones de lempiras esfumados por la corrupción, siendo algunos de los casos más emblemáticos la compra de los hospitales móviles y de ventiladores mecánicos.
En el caso de los hospitales móviles, la Fiscalía logró que un tribunal de justicia elevara a juicio oral y público el caso, a la espera que se fije la fecha del juicio, mientras continúa la pesquisa sobre los ventiladores mecánicos, pues un informe del Tribunal Superior de Cuentas, indica que al menos una persona habría muerto luego que uno de los ventiladores mecánicos adquiridos por Copeco, dejara de funcionar mientras se encontraba conectado a uno de los pacientes. (PD)