Tegucigalpa – Las constantes reyertas y fugas de menores infractores desde los centros de internamiento en Honduras es otro de los enigmas que no encuentra culpables tras los últimos acontecimientos. Autoridades gubernamentales, policiales y militares se transfieren la responsabilidad, lo que dificulta un verdadero sistema de reinserción y aplicación de justicia para este sector poblacional infractor.
– Un poco más de medio millar de menores infractores componen la población en estos recintos, siendo Renaciendo en el que más fugas registra.
– “No hay cerco que el ser humano no pueda saltar, mientras no trabajemos la mente de los jóvenes, nada será suficiente”, reflexionó el director de Casa Alianza.
La realidad de estos centros de internamiento va de la mano con el sistema carcelario hondureño, hay que recordar que hace unos días se produjo la fuga masiva de 18 miembros de la pandilla 18 desde la Penitenciaría de Támara, donde hay apostados cinco anillos de seguridad, los que fácilmente fueron burlados.
Sin embargo, en los centros de internamiento de menores las fugas son un hecho casi cotidiano. Ahí la mayor parte de los recluidos son jóvenes miembros de pandillas, muchos de los cuales son señalados de cometer delitos atroces.
Al menos 540 menores componen la población distribuida en cinco centros de internamiento en todo el país: Renaciendo, El Carmen, Jalteva, Los Cobras y Sagrado Corazón. Unas 60 niñas están en este universo carcelario.
El descontrol y la ingobernabilidad en estos recintos es el pan de cada día, al menos eso se colige de las reiteradas fugas que se registran. Apenas el pasado viernes siete pandilleros se fugaron de Renaciendo, ubicado en Támara, horas después que las autoridades habían anunciado que tres más había sido recapturados luego de escaparse en días anteriores.
gualmente en un intento de fuga varios menores resultaron con quemaduras, luego de tratar de incendiar el centro de retención de menores el pasado martes.
A este suceso le antecede la fuga de 47 menores, especialmente de Renaciendo, eso apenas en el último trimestre. También estos recintos han sido escenarios de reyertas e incluso han servido como cementerios clandestinos, de acuerdo a lo informado por las propias autoridades.
Para evitar mayor descontrol, las autoridades trasladaron a 13 menores que se encontraban en Renaciendo al Comando Cobras de la Policía Nacional. Los trasladados son líderes juveniles de la pandilla 18 y se espera que los próximos días continúen los traslados.
Dinaf: no tenemos responsabilidad
Este lunes, la directora de la Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf), Loli Salas, explicó que como institución “no tienen la responsabilidad” de la custodia de los centros de internamiento y rehabilitación de menores de edad en el territorio hondureño.
“No está bajo nuestra responsabilidad la administración de los internamientos, está en poder de otra institución, sin embargo no podemos estar ajenos que una realidad que se tiene que atender y hacer las mejores sugerencias para que este fenómeno (fugas y reyertas) no sea reiterativo”, dijo Salas a periodistas.
Agregó que “desde que estaba la anterior institución (Ihnfa) y ahora la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf), todos hemos entendido que hay situaciones que debemos atender de una vez por todas, pero no una sola institución que tenga la responsabilidad de la administración de los centros de internamiento”.
La funcionaria explicó que ellos estuvieron trabajando en el esquema de las medidas no preventivas de libertad desde de 7 noviembre de 2014 hasta el 31 de diciembre de 2016.
“Luego se creó un nuevo decreto para atender la justicia penal a través del Instituto que se denominará Inami, sin embargo quiero dar la buena noticia, Honduras está tratando de atender una deuda que tenía pendiente en el marco de los derechos del niño, que es construir su propio sistema nacional de protección y promoción integral de los derechos de la niñez y adolescencia, donde el tema de la justicia penal tenga relevancia”, resumió.
Policía tampoco asume responsabilidad
El portavoz de la Policía Nacional, Julián Hernández, le confió a Proceso Digital que ellos no son los responsables de la seguridad en los centros de internamiento y rehabilitación de menores, aunque sí brindan apoyo cuando existen fugas u otro tipo de sucesos.
“La Policía Nacional está en apoyo, por ejemplo cuando hay fugas se manda un contingente para seguridad perimetral, pero eso se hace porque cuando se dan las fugas que ponen en riesgo la seguridad de la población”, explicó Hernández.
Añadió que las fugas suceden porque los centros de internamiento de menores ya no reúnen las condiciones necesarias para evitar que eso suceda.
“Lo que pasa es que estos centros no reúnen las condiciones de un centro de internamiento, la mayor parte del sistema carcelario, por no decir toda fue hecha para épocas anteriores que era otra realidad, hoy en día estamos en otra realidad y por eso la intención del Estado es hacer nuevas cárceles”, declaró Hernández.
Convenios impiden presencia de fuerzas de choque
Consultado por este medio de comunicación digital, el extitular del desaparecido Instituto Hondureño de la Niñez y la Familia (Ihnfa), Felipe Morales, refirió que los convenios internacionales impiden que en el interior de los centros de internamiento haya presencia militar o policial, lo que deriva en que la seguridad perimetral esté en manos de la Policía Nacional.
“Al interior de estos centros lo que debe haber es orientación u alguna forma de entendimiento con esta gente para llevarlos por buen camino y que rectifiquen en sus actos”, expuso.
Morales sugirió que debe conformarse un gran equipo de sicólogos, trabajadores sociales, abogados, consejeros y otro tipo de profesionales para que la población de estos centros de internamiento tenga un debido proceso de rehabilitación.
No hay seguridad adecuada
Citó que los jóvenes aquí recluidos deben ser clasificados según la edad y gravedad del delito cometido, así como la posibilidad que “algunos” reciban trato para ser reinsertados a la sociedad y otros mediante procesos judiciales más de acorde a sus actuaciones.
“Las fugas se dan porque no existe seguridad perimetral adecuada y esa la tiene que ofrecer la Policía. En el interior hay una situación un tanto caótica porque no hay los programas adecuados, la clasificación adecuada y tampoco se les establece patrones de conducta distintos por cada grupo clasificado a los funcionarios que deben trabajar por ellos”, señaló Morales.
El exfuncionario sugirió crear una política eficiente por parte del Estado para atacar esta problemática que retrata la ingobernabilidad en estos recintos para menores.
Criticó que el enfoque del Estado se ha tornado en mantener el funcionamiento de estos centros de internamiento de menores. “En el Ihnfa teníamos fallas, pero había un cúmulo de experiencias y manejo que ya se conocía, gente, pero se ha descuidado los procesos y tenemos estos resultados”, concluyó.
Falta agenda integral de rehabilitación
De su lado, el director de Casa Alianza, José Guadalupe Ruelas, criticó al Estado por no implementar una agenda integral de rehabilitación.
Refirió que el sistema de internamiento de menores tiene como propósitos que el joven pague la culpa que cometió y que éstos logren su rehabilitación cambiando su forma de pensar y actuar.
“Se les debe estimular para que abandonen la violencia y cultiven hábitos saludables, pero para eso es necesaria una agenda de trabajo que incluye educación, salud, deportes, aprender oficios, trabajo”, recomendó.
Agregó que las condiciones de ocio en los centros de internamiento de menores lo que generan es ocio. “Este les incrementa el rencor y la baja autoestima, lo que deriva en este tipo de fugas que sumado a las pocas condiciones de seguridad en los perímetros desencadena en lo que se ha informado últimamente”.
Ruelas calificó como “falta de control” el principal problema en los centros de menores infractores. “Esa falta de control hace que los jóvenes sean los dueños de los espacios, horarios y todo esto les facilita las cosas”, reflexionó.
Puntualizó que lo anterior constituye un problema social y por lo tanto urgió implementar una agenda de rehabilitación que contemple el perfil de entrada del joven, así como el de salida. “Hay que llevar a cabo actividades terapéuticas, sociales, de trabajo, de educación y educación para que reorienten sus vidas”.