Todo está a la espera de las órdenes del presidente Donald Trump, que sí ha dado las instrucciones a que se preparen.
La prensa norteamericana está especulando que esos ocho navíos de guerra y un submarino nuclear no están de turismo cerca de las costas de Venezuela en el Mar Caribe. Y que incluyen, en una base naval en Puerto Rico a diez modernos aviones caza F-35.
El digital ”The Washington Examiner”, que si ha visto las órdenes secretas del Pentágono, y que no quiere divulgarlas en su totalidad, “por razones de seguridad”, si trasciende que el primer objetivo será el de neutralizar puertos y pistas aéreas de Venezuela.
Lógicamente, el dictador venezolano Nicolas Maduro, clamará que su país ha sido “invadido”. Y Washington dirá que no es una invasión, pero si una incursión militar contra los centros del narcotráfico que están invadiendo a Estados Unidos con sus drogas.
Trump ya ha declarado como enemigos de Estados Unidos a dos bandas: El Tren de Aragua y el Cártel de los Soles, que según Washington, están involucrados generales venezolanos que llevan la insignia de los Soles en su pecho y el mismo Maduro.
La simple incursión americana en territorio venezolano requiere la aprobación del Congreso, por ser un acto de guerra, pero para Trump eso “no es necesario”.
En la fuerza naval americana van cerca de 4,000 “Marines” previstos de lanchas de desembarco y aviones “Harrier” de despegue vertical y cerca de unos 200 helicópteros, capaces de transportar unos 50 soldados cada uno.
Pero esta operación, si llega a tener las órdenes finales de Trump y el Pentágono, sería adelantada primero por un ejército de drones, capaces de dinamitar el refugio donde se esconde Maduro.
Washington sabe dónde se esconde: en un “búnker” de cuatro pisos subterráneos cerca de una pista del aeropuerto de Caracas y no en su Palacio Presidencial de Miraflores.
Matar o no matarlo, la intención es intimidar a Maduro y que decida irse al exilio (a Cuba o Rusia) con su familia. Y el dictador está nervioso. Esos 50 millones de dólares que ofrecen por su captura pueden atraer a cualquiera de los militares que lo custodian. Por eso confía más en los milicianos cubanos que lo protegen.
Hasta ahora, las fuerzas navales en el Mar Caribe han destruido a cuatro embarcaciones que -supuestamente- llevaban drogas, con la muerte de once tripulantes.
Eso ha provocado las protestas de varios congresistas, incluido republicanos, que lo consideran un “acto ilegal” en aguas internacionales y se preguntan porque primero no fueron detenidos y procesados los tripulantes.