Tegucigalpa (Por Jorge Sierra) – Por el delito de narcotráfico y sus conexos, una docena de hondureños han recibido condenas superiores a los 20 años de prisión, pero de éstos únicamente cuatro enfrentan cadenas perpetuas dictadas por cortes de justicia de Estados Unidos en los últimos 35 años.
– El primer catracho condenado a cárcel de por vida fue detenido en Honduras, en una época donde no existía tratado de extradición con los Estados Unidos -Ramón Matta- y luego enviado en un avión a Nueva York. Allá le aplicaron cinco cadenas perpetuas.
– Un quinto hondureño, Noé Montes Bobadilla, recibió una condena de 37 años de prisión, que es casi el equivalente a una cadena perpetua.
Se trata de Ramón Matta Ballesteros, Héctor Emilio Fernández Rosa (Don H), Sergio Neptalí Mejía Duarte (El Doctor o El Compa) y Juan Antonio Hernández Alvarado (TH).
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El primero en ser condenado a cadena perpetua en EEUU fue el capo Ramón Matta Ballesteros, detenido en Honduras en 1988 y entregado a la justicia norteamericana sin existir en ese momento un tratado de extradición.
Con ese antecedente , Honduras reformó su Constitución en enero de 2012 para permitir la entrega de sus connacionales a Estados Unidos, solamente por delitos de narcotráfico, criminalidad organizada y terrorismo.
Fue Carlos Arnaldo “El Negro” Lobo, en mayo de 2014, que abrió las extradiciones de hondureños al país del norte y desde esa fecha suman 23 los que han seguido este proceso judicial que lo rige un auto acordado aprobado por la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
Ramón Matta Ballesteros
Desde su recaptura y traslado a Nueva York, ya pasaron 33 años desde que Ramón Matta fuera detenido cerca de su residencia en la colonia Los Ángeles, mientras hacía actividad física en las primeras horas del día y desde entonces ha permanecido recluido hasta la actualidad que ya tiene 76 años.
La captura de Matta se realizó a las 6:00 de la mañana de aquel martes 5 de abril de 1988 tras una orden librada por el Juzgado Primero de Letras de lo Criminal y ejecutada por el juez Andrés Galindo. La operación estuvo a cargo de unos 50 agentes Cobras.
En esa fecha el embajador de EEUU en Tegucigalpa era Everett Brigss, quien entregó a las autoridades hondureñas una supuesta lista de oficiales de las FFAA ligados a Matta, según informaron diarios y otros medios de comunicación de la época.
Igualmente se señaló al entonces comandante de la Fuerza de Seguridad Pública- de tener una amistad con Ramón Matta, hecho que retrasó las acciones de los operadores de justicia contra el capo. Incluso fue interpelado por el Congreso Nacional, retrató Diario El Heraldo en una crónica de prensa de la agencia AFP de aquellos años.
La esposa de Matta, Nancy Paz -de origen colombiano- acusó que la captura de su esposo se trató de “una payasada prefabricada”. La mujer ofreció una conferencia de prensa luego de la captura. La acompañaron sus hijas Isabel y Teresa, así como su sobrino político José Nelson Ballesteros.
El capo hondureño partió en un vuelo comercial entre San Juan, Puerto Rico y Nueva York, para posteriormente ser recluido en la cárcel de Marion, Illinois, donde estaban los reos más peligrosos. En esa oportunidad voceros policiales dijeron que Matta era mucho más importante que Carlos Lehder (cabecilla del cartel de Medellín).
La entrega de Matta a EEUU provocó reacciones diversas en los actores políticos de la época. Unos a favor, otros en contra, aunque coincidieron que se trató de un secuestro porque la ley vigente no permitía la entrega de nacionales.
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Con cinco cadenas perpetuas en Estados Unidos, dos por delitos de narcotráfico y tres por el crimen del agente de la DEA, Enrique Camarena, el propio Matta anunció que la justicia norteamericana le retiró los cargos por la muerte del detective, ocurrida en febrero de 1985 en México.
“Hace tres años -dijo en 2018- gané el caso y la Fiscalía quería hacerme un nuevo caso, y ya se rindieron porque no hay evidencias, todo ha sido una mentira, una falsedad. No se imaginan lo que viví, estuve 23 años en una celda solo y ahora me están tratando mejor”, mencionó Matta.
Matta mencionó que aún debe 220 años de cárcel, pero aun así “seguiré luchando, me he quedado solo… nadie desde 1988 que me secuestraron ha dicho nada por mí”, externó.
Acumuló una fortuna que observadores nacionales especializados, estimaron en aquel momento en dos mil millones de dólares, aunque en recientes declaraciones él mismo negó esa cantidad y se limitó a decir que hizo suficiente dinero para vivir.
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Sergio Neftalí Mejía Duarte
El segundo hondureño en ser condenado a cadena perpetua en EEUU fue Sergio Neftalí Mejía Duarte el 21 de mayo de 2018.
Alias “El Doctor” o “El Compa” fue condenado en una Corte del Distrito Sur de la Florida tras ser señalado de dirigir una organización internacional de transporte de narcóticos a gran escala con sede en Honduras y Guatemala que formaba parte de una cadena de distribución que abarca desde Colombia hasta México y los Estados Unidos.
En ese papel, Mejía-Duarte y sus trabajadores recibieron en secreto cantidades de cocaína de cientos de kilogramos de Colombia y Panamá, almacenaron temporalmente los narcóticos en Honduras o Guatemala, y luego transportaron los narcóticos hacia adelante, típicamente hacia el norte, incluso hacia México.
El ya condenado a cadena perpetua -reza la sentencia- usó botes rápidos, helicópteros y aviones para operar su ruta marítima y, como testigos detallados en el juicio, gran parte de la cocaína fue suministrada al Cártel de Sinaloa dirigido por Joaquín Guzmán Loera, también conocido como “Chapo”, e Ismael Zambada, también conocido como “El Mayo”.
En Honduras, el Ministerio Público aseguró bienes de Mejía Duarte y sus testaferros.
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Héctor Emilio Fernández Rosa
El 2 de agosto de 2019, el hondureño Héctor Emilio Fernández Rosa, alias Don H, fue condenado a cadena perpetua en la Corte del Distrito Sur de New York de Estados Unidos por distribuir más de 150 toneladas de sustancias controladas.
El fiscal federal de Manhattan, Geoffrey S. Berman, dijo en esa oportunidad: “Héctor Emilio Fernández Rosa, que operó con impunidad en Honduras, traficaba más de 135 toneladas de cocaína a los Estados Unidos en el transcurso de 17 años. Al pagar millones de dólares en sobornos a funcionarios hondureños, incluido un expresidente, aseguró el paso seguro de sus drogas a los EEUU.
Aproximadamente en 1998, Fernández Rosa comenzó a participar en el tráfico de drogas en Honduras con una célula de traficantes que distribuía aproximadamente cinco toneladas de cocaína por año. Para el 2003, Don H asumió una posición gerencial en el grupo, lo que aumentó el volumen de cocaína que distribuía a aproximadamente 10 toneladas por año hasta al menos 2013.
Las aseveraciones de la justicia norteamericana aseguran que Fernández Rosa coordinó el pago de grandes sobornos a miembros de la Policía Nacional de Honduras y en al menos un oficial militar hondureño que ayudó a escoltar y garantizar el paso seguro de grandes cargamentos de drogas. Por ejemplo, aproximadamente en 2005, Fernández Rosa y otros co-conspiradores le pagaron a un candidato presidencial hondureño más de $2 millones en ganancias de narcóticos en un esfuerzo por instalar a uno de los aliados como Viceministro de Seguridad en Honduras.
En noviembre de 2008, luego de una incautación de efedrina relacionada en Francia, Fernández Rosa ordenó el asesinato del congresista hondureño Mario Fernando Hernández Bonilla.
El asesinato fue uno de los 19 asesinatos que Fernández Rosa ordenó o llevó a cabo. En 2003, por ejemplo, Don H ordenó a sus trabajadores del narcotráfico que secuestraran a un hombre que trabajaba para un traficante rival. Después de que la víctima fue secuestrada, los trabajadores del capo lo torturaron y, mientras él observaba, lo colocaron en una tumba recientemente excavada mientras aún estaba vivo Fernández Rosa y sus trabajadores ejecutaron a la víctima.
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Juan Antonio Hernández Alvarado
Y el cuarto hondureño condenado a cadena perpetua por delitos de narcotráfico fue recién esta semana el exdiputado Juan Antonio Hernández Alvarado, a quien además se le impuso 30 años más de prisión como para asegurarse que nunca vuelva a ver la luz.
Declarado culpable en octubre de 2019 por cuatro delitos de narcotráfico, tuvieron que pasar 15 meses para que el juez Kevin Castel dictara la dura condena para el político hondureño.
La justicia de EEUU solicitó además la expropiación de bienes de Hernández valorados en 138 millones de dólares.
“Basado en la libre elección de Juan Antonio de involucrarse en una vida de tráfico de drogas durante un período de 12 años, que afectó la vida de personas en los Estados Unidos y en Honduras, una sentencia de cadena perpetua es muy merecida”, dijo el juez Kevin Castel.
De su lado, el fiscal federal de Manhattan, Audrey Strauss, dijo: “El excongresista hondureño Juan Antonio Hernández Alvarado estuvo involucrado en todas las etapas del tráfico a través de Honduras de cargas de varias toneladas de cocaína destinadas a los Estados Unidos. Hernández sobornó a funcionarios encargados de hacer cumplir la ley para proteger los cargamentos de drogas, arreglados para seguridad para los envíos de cocaína”.
Durante el juicio a Tony Hernández se vincularon a varios políticos, empresarios y autoridades hondureñas que jugaron un papel importante en el tráfico de drogas, por lo que es previsible pensar que vienen nuevas acusaciones de EEUU a personajes de este país centroamericano.
Otros hondureños que recibieron fuertes condenas en EEUU son: Noé Montes Bobadilla, 37 años de cárcel; Arnulfo Fagot Máximo, 33 años; Juan Carlos Arbizú Hernández, 30 años; Luis Alonso Valle, 25 años (Florida) y 30 años (Virginia); Miguel Arnulfo Valle, 25 años; Fabio Lobo, 24 años; Carlos Arnaldo “El Negro” Lobo, 20 años; Carlos Emilio Arita Lara, 20 años; y Wilter Blanco, 20 años. (JS)