Tegucigalpa- A las puertas de las elecciones generales de 2025, la Unidad de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización a Partidos Políticos y Candidatos (UFTF) vuelve a estar en el centro de la polémica, no por sus logros, sino por las constantes trabas que enfrenta para cumplir con la tarea que la ley le asigna: supervisar el origen y uso de los recursos en campañas políticas.
-UFTF: entre el espejismo de la “política limpia” y la falta de compromiso real para fiscalizar el financiamiento electoral
Aunque el Congreso Nacional aprobó un presupuesto de 110.5 millones de lempiras para las elecciones primarias e internas de 2025, la UFTF sigue esperando la aprobación de un fondo especial de 80 millones de lempiras para las elecciones generales de noviembre.
Dicho proyecto fue remitido desde mayo pasado, pero hasta la fecha no ha recibido luz verde. Este retraso deja en evidencia la falta de compromiso de la clase política con la transparencia, justo cuando el cronograma electoral marca que la campaña oficial inicia el 1 de septiembre.
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El comisionado de la UFTF, Emilio Hernández Hércules, advirtió que la fiscalización requiere un proceso que abarca una etapa previa, durante y hasta nueve meses después de los comicios. Sin recursos suficientes, el ente encargado de vigilar los flujos financieros quedará reducido a un papel meramente testimonial.

“Al ser nosotros un ente adscrito al Consejo Nacional Electoral (CNE), porque no tenemos la autonomía necesaria, se remitió al ente electoral, quien lo debatió y lo aprobó y fue remitido al Congreso Nacional desde el 20 de junio”, relató.
El funcionario recordó que la planificación de actividades que tiene la UFTF debió haber empezado desde el 1 de julio, es decir hace mes y medio, a fin de que los proyectos que garantizan la fiscalización de los fondos usados en campañas políticas.
“Es urgente la aprobación del presupuesto de elecciones generales presentados por la Unidad”, indicó al agregar que ahora que el Congreso Nacional es importante esta aprobación ya que los tiempos del cronograma electoral están vigentes.
Campañas políticas en Honduras se desarrollan bajo la sombra del narcotráfico y la corrupción
El problema de fondo trasciende lo administrativo para UFTF . El sistema político hondureño se encuentra permeado por dinero del narcotráfico y del lavado de activos, como lo han señalado tanto organismos nacionales como internacionales, para el caso el Departamento de Estado de Estados Unidos, que en uno de sus más reciente Informe de la Estrategia Internacional de Control de Narcóticos subrayó que las campañas se desarrollan bajo la sombra de la corrupción y el crimen organizado.

El contexto no podría ser más adverso: mientras las incautaciones de drogas repuntan, las reformas institucionales para blindar la política contra el crimen organizado permanecen estancadas. A ello se sumó la decisión —y posterior rectificación— del gobierno de Xiomara Castro de dar por terminado el tratado de extradición con EE. UU., lo que encendió dudas sobre la verdadera voluntad de cooperación en la lucha contra el narcotráfico, destacó el informe en mención.
Las denuncias que salpican a figuras políticas también reavivan viejas heridas. En septiembre de 2024, un video difundido públicamente mostró a Carlos Zelaya, exsecretario del Congreso y hermano del expresidente Manuel Zelaya, reunido con narcotraficantes durante la campaña de 2013. Aunque el episodio no es nuevo, volvió a instalar el debate sobre la penetración del crimen organizado en la política nacional.

Y es que el dinero del narco y lavado de activos ha permeado y contaminado el sistema de los partidos políticos particularmente los conocidos como el tripartidismo, porque es imposible que ninguna institución política tenga algún miembro señalado o extraditado por Estados Unidos, remarcan analistas.
Un elefante blanco
Las críticas no son nuevas: para muchos analistas, la UFTF se ha convertido en un “elefante blanco”, una institución que consume fondos públicos sin garantizar la tan anunciada “política limpia”. De hecho, los mismos informes de la Unidad reflejan de manera reiterada una baja rendición de cuentas, lo que refuerza la percepción de que la transparencia en el financiamiento de campañas es más una utopía que una realidad en Honduras.
En este escenario, la UFTF aparece debilitada y sin herramientas para cumplir su misión. Si la clase política no asume la urgencia de dotar de recursos y autonomía real a la institución, la “fiscalización del financiamiento electoral” seguirá siendo un simple enunciado vacío. De no corregirse el rumbo, Honduras se encamina a unas elecciones donde el dinero ilícito podría seguir definiendo candidatos, campañas y, en última instancia, el futuro del país.LB