Miami/Los Ángeles/Austin (EE.UU) – La angustia sacude este sábado a 42 millones de personas en Estados Unidos —entre ellas, 10 millones de latinos— que dependen para alimentarse del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés), ante la posibilidad de que esa ayuda federal se quede sin fondos debido a la falta de presupuesto provocada por el cierre del Gobierno.
A pesar de que dos jueces federales emitieron el viernes por la tarde un fallo ordenando a la Administración republicana utilizar fondos de emergencia para mantener los subsidios, aún no está claro si esa ayuda acabará distribuyéndose.
En un mensaje en la plataforma Truth, el presidente Donald Trump indicó que los subsidios se entregarán solo si obtiene las “directrices legales” adecuadas por parte del poder judicial, y advirtió de que probablemente se produzcan retrasos.
Este sábado, comienzo de un nuevo mes, los estadounidenses más pobres —que reciben una ayuda promedio de 332 dólares por familia— se enfrentan a la posibilidad de que ese dinero, esencial para muchos, no llegue a sus bolsillos. Y es que el Departamento de Agricultura ordenó a los estados no usar fondos federales para SNAP a partir de hoy debido al cierre.
“La gente está muy decaída”
California, Texas y Florida son los estados con mayor número de beneficiarios, y un 62 % de ellos son familias con hijos.
El viernes por la tarde, familias de escasos recursos y personas mayores acudieron cabizbajas y en silencio a los bancos de comida de Miami, la segunda ciudad más poblada de Florida, ante la incertidumbre por el futuro de SNAP.
“La gente está muy decaída, deprimida y con el ánimo por los suelos”, dijo a EFE Paco Vélez, presidente del banco de alimentos Feeding South Florida (FSF). “Desde principios de octubre hasta hoy, la cantidad de personas que llega a la despensa se ha duplicado”, aseguró el también director ejecutivo de FSF.
Desde el cierre del Gobierno federal, FSF ha visto una mayor afluencia de personas. “Estamos atendiendo unas 150 personas al día, frente a las 80 habituales de los últimos meses”, detalló.
Beatriz, una española que lleva muchos años viviendo en Florida, explicó a EFE que la noticia fue “un golpe muy fuerte para el bolsillo de la gente”, porque “la comida es esencial y los precios están bastante altos”.
Para Emilia Ruiz, quien acude periódicamente con su esposo a FSF desde hace año y medio, “es una noticia muy desagradable, porque el país está con mucha necesidad. Todos los alimentos han subido de precio, pero los salarios no”.
Vélez adelantó que ya están ampliando las dimensiones del “supermercado” del banco de alimentos para poder atender a la ola de personas que se espera en las próximas semanas.
Efecto dominó
En Texas, la organización Hill Country Community Services también ha visto un aumento en el número de personas que buscan alimentos. Kandy Chimento, directora de servicios, atribuye ese incremento al impacto de la inflación y a la preocupación por la suspensión de SNAP. En los últimos días, asegura, las llamadas y visitas sin cita previa han aumentado un 50 %.
A Chimento le preocupa que la pérdida de este subsidio genere un efecto dominó: “Si la gente no recibe SNAP, tendrá que usar su dinero para alimentar a sus familias, lo que significa que probablemente ya no podrá pagar el alquiler y quizás sea desalojada. La mayoría vive de quincena en quincena”, subrayó.
Su organización ya está realizando compras más grandes de lo habitual para prepararse ante la posible pérdida de los subsidios federales. Sin embargo, teme que las donaciones de la comunidad también disminuyan, porque “la gente está teniendo que apretarse el cinturón” ante el aumento del costo de vida en EE.UU.
“El dinero no alcanza”
En California, el panorama para los beneficiarios de SNAP es aún más preocupante: 5,5 millones de personas en ese estado dependen de esta ayuda alimentaria y podrían no recibirla en noviembre por el cierre del Gobierno.
“No sé qué vamos a hacer”, dijo a EFE Ana Lilia García, madre soltera de dos niños que vive con su progenitora, una mujer mayor.
Su familia recibe alrededor de 600 dólares mensuales para la compra de alimentos, lo que le ha permitido sostener su hogar en un pequeño apartamento de una habitación.
“El dinero no alcanza; tengo dos trabajos, pero no cubren nuestros gastos”, explicó García, mientras enumera los pagos que, asegura, “han subido muchísimo” en los últimos años. JS










