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Nacionalismo entre la apuesta por hacer historia con su cuarto triunfo o caer al abismo

Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – El Partido Nacional enfrenta el próximo 28 de noviembre la titánica tarea de ganar un cuarto periodo presidencial consecutivo, algo no visto desde el retorno al orden constitucional.

Los nacionalistas que postulan al popular alcalde del Distrito Central (DC), Nasry Asfura, buscan lo casi imposible en democracia: ganar cuatro elecciones al hilo.

Durante sus dos primeros mandatos, con Rafael Leonardo Callejas (1990-1994) y Ricardo Maduro (2002-2006), el nacionalismo sólo había logrado un periodo presidencial, contra dos consecutivos que tuvo en su momento el partido Liberal.

Rafael Callejas le dio el primer triunfo presidencial al PN en la reciente era democrática de Honduras.

Pero desde el 2010, cuando asumió Porfirio Lobo Sosa, los nacionalistas lograron hilvanar otros dos triunfos consecutivos con Juan Orlando Hernández, este último incluyendo la reelección, algo que provocó una significativa polarización social, ya que la carta magna prohíbe tal situación, pero un fallo de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia dejó en suspenso la normativa y permitió la continuidad en el poder.

Tras estos últimos 12 años en el poder de forma continua, el Partido Nacional se presentó a los comicios desgastado por el tiempo al frente del gobierno, así como con las denuncias de corrupción y vínculos con la criminalidad que lo han venido persiguiendo los últimos años.

Los cuatro presidentes que ha tenido el PN desde 1982. Callejas, Maduro, Lobo y Hernández.

A pesar del desgaste, antes de que Salvador Nasralla abandonara su aspiración presidencial por el Partido Salvador de Honduras (PSH) y se integrara a la fórmula de Xiomara Castro del partido Libertad y Refundación (Libre), Asfura se encontraba bien posicionado en las encuestas y se perfilaba como un buen contendiente.

Tras la unidad entre Libre y Nasralla, Castro parece emerger como la favorita de las elecciones, según los dirigentes de Libre y los sondeos divulgados antes la prohibición, aunque desde el nacionalismo destacan que Asfura continúa bien posicionado en la intención de voto y que la disciplina del partido para movilizar a sus electores les permitirá afrontar con optimismo el “Día D”, el 28 de noviembre.

Desgaste

El nacionalismo enfrenta el desgaste propio de más de una década en el poder, con el control de los poderes Ejecutivo y Legislativo, y según coinciden los analistas políticos, dicha situación les pasará factura.

Además, el partido debe hacer frente a señalamientos de corrupción durante sus actuales tres mandatos, siendo los más conocidos el descalabro del Seguro Social y la compra fraudulenta de Hospitales Móviles para hacer frente a la pandemia del COVID-19, además de una serie de casos que involucran a estamentos legislativos y del ejecutivo. Igualmente ocurre con el involucramiento en casos de narcotráfico que han trascendido en las cortes de justicia de los Estados Unidos.

Justamente esas acusaciones han debilitado al nacionalismo de cara a las elecciones de noviembre, señalan dirigentes de la oposición y observadores políticos, que indican que esa pesada losa reduce sus posibilidades de triunfo.

Hasta antes de la unidad de Libre y Nasralla, la mayor ventaja del Partido Nacional era que la oposición se presentaba fragmentada, lo que le daba oportunidad de lograr un triunfo en los comicios de noviembre. Ahora la oposición redujo su segmentación y solo se presenta con dos candidatos presidenciales: Xiomara Castro de Libre y Yani Rosenthal del Partido Liberal.

La bandera de la estrella solitaria se enfrenta al reto de ganar su cuarto mandato consecutivo.

Para contrarrestar la fuerza de la unidad opositora, el nacionalismo ha desempolvado la vieja estrategia del miedo al comunismo, representado por Libre, el otorgamiento de los derechos a grupos feministas como el favorecimiento del aborto, con lo cual busca atraer a los segmentos conservadores y religiosos.

El Partido Nacional, una de las dos instituciones políticas centenarias del país –la otra es el Partido Liberal-, encara en esta ocasión las elecciones apelando a su militancia, ya que le queda poco que captar en el voto independiente e indeciso, según los entendidos que señalan que es el sector que menos desea saber de política.

De manera que las posibilidades de triunfo radica en la disciplina y la capacidad de movilización de sus militantes y que se mantenga lo que indican las encuestas, que más de 40 % de la población se abstendrá de acudir a las urnas.

Nasry Asfura es el presidenciable nacionalista para las elecciones del 28 de noviembre.

A escasos meses de cumplir 120 años de existencia, el Partido Nacional fue fundado el 27 de febrero de 1902 por Manuel Bonilla. De cara a los comicios del 28 de noviembre próximo, el nacionalismo acudirá a la cita, convencido de que hará historia propia de ganar su cuarto mandato presidencial y a la vez luchando para vencer los miedos que les advierten desde la oposición que el próximo “Día D” será un desastre electoral para la organización que los puede enviar al abismo y convertirse en la tercera fuerza electoral, superados por los dos partidos opositores. (PD)

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