La mujer, Sarah Williams, estuvo en Honduras un año, incluidos los tres meses en el aeropuerto internacional de San Pedro Sula, sin que se conocieran su origen verdadero ni otros detalles de su vida, aunque ella decía ser de Burkina Faso (África).
El diario local Tiempo publicó hoy que finalmente la embajada de Estados Unidos en Honduras investigó el caso, confirmó la nacionalidad de la mujer y le tramitó el pasaporte para que regresara a ese país, en fecha no precisada de este mes.
«La embajada hizo las investigaciones y localizó a una hermana», quien «vino a Honduras para llevársela. La embajada le dio el pasaporte porque era ciudadana» estadounidense, dijo al rotativo el jefe de Inspectoría de Migración en San Pedro Sula, Benjamín Canales.
La mujer llegó al aeropuerto de San Pedro Sula entre abril y mayo de 2007, procedente de Burkina Faso, tras escalas en París y Miami, según relató a Acan-Efe en julio de ese año.
Aunque no pudo explicarlo, dijo que en Honduras le robaron su pasaporte y el billete de avión de regreso, pero en el aeropuerto no existía ningún registro suyo de ingreso al país, ni tampoco figuraba en las listas de pasajeros de las líneas aéreas.
Sarah, de raza negra, hablaba en inglés y español, pero algunas de sus expresiones y actitudes evidenciaban que padecía trastornos mentales.
Desde inicios de mayo de 2007, y hasta finales de julio, la mujer permaneció en el aeropuerto sampedrano, donde, según decía, esperaba a su esposo, Thomas Williams, quien le traería de Burkina Faso un pasaporte y el billete de regreso.
También decía que tenía dos hijos y que un espíritu le indicaba que un hombre interesado en ella llegaría a buscarla desde México.
La mujer comía y dormía en el aeropuerto, donde además pedía dinero a quien se acercara a hablar con ella.
Las autoridades hondureñas no podían deportar a Sarah porque desconocían de dónde era realmente y cómo había llegado al país.
A finales de julio, Sarah fue expulsada del aeropuerto y enviada a un albergue religioso de la ciudad de El Progreso, cercana a San Pedro Sula, pero no se hospedó allí sino que prefirió ir a un modesto hotel, el cual abandonó posteriormente.
Localizada de nuevo, fue trasladada al Centro de Atención al Migrante de Choluteca, sur de Honduras, donde permaneció desde agosto de 2007 hasta abril de 2008, cuando regresó a Estados Unidos tras esclarecerse su situación.