Tegucigalpa – Miles de hondureños visitan hoy los cementerios para recordar a sus muertos en el Día de Difuntos, lo que también implica una actividad económica por la venta de flores, reparaciones y limpieza de tumbas, entre otros servicios.
En las afueras de algunos camposantos decenas de obreros provistos de galones de pintura, brochas, machetes, palas y otras herramientas, todos los años ofrecen sus servicios para quienes quieran restaurar o pintar lápidas, incluso mausoleos, o limpiarlos de maleza.
Otros venden flores artificiales y naturales, musgos y otro tipo de plantas ornamentales, en un colorido mercado informal que genera ingresos a muchas familias hondureñas pobres.
En algunas oficinas públicas y privadas se concede permiso a los empleados que tienen familiares cercanos muertos para que vayan a los cementerios.
