Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – Es un periodista icónico, referente en Honduras. Lleva 44 años recorriendo el mundo de la comunicación, pero su pasión por el periodismo se conserva intacta, quizá un poco más reflexiva y madura que en sus años mozos, pero el fervor es el mismo de tantas décadas vividas. Esa faceta de Renato de Jesús Álvarez es ampliamente conocida y hasta juzgada en el día a día de un país con permanentes desafíos y en constante ebullición.
– Confiesa que como padre le ha quedado la deuda de no expresar como debió sus afectos y sentimientos de amor por sus hijos porque el periodismo le arrebató el tiempo y no logró contrastarlo con lo que más ama: su familia.
– Es un apasionado del periodismo puro y detalla su llegada al mundo de la comunicación, su paso por el periodismo deportivo, la radio y su enorme impacto y su tránsito por la televisión.
– Le preocupa el estado de la libertad de expresión en la región y sus efectos que la ola pueda acentuar en Honduras.
– El tiempo para servir al país desde una trinchera política no está lejos, anuncia.
Y aunque su rostro ingresa al inicio y al cierre del día en los hogares hondureños, pocos saben de este hombre como ser humano y casi nada de su vida en familia y de su faceta de padre.
Este 19 de marzo, cuando Honduras celebra el Día del Padre, Renato, en un ambiente desenfadado, en su casa en la que cocina cotidianamente y en la que también cuida sus plantas, entreabrió su vida familiar para reflexionar sobre su paternidad y los pesares que le marcan.
Casado con la también periodista Scarleth Pagett, padre de tres jóvenes profesionales, Diego, Gabriel Ernesto y Camila, y abuelo de Diego Sebastián, dice con un acento sentido que “como periodista estoy todo el tiempo ligado a lo que pasa en Honduras y en el mundo, pero ninguna de esas cosas sobrepasa mi reflexión sobre ser padre”.
Su principal autocrítica es no haber sido más expresivo y demostrarle lo suficiente, ese amor que siente por sus hijos.
“Si retrasamos la vida aprovecharía ese espacio para rectificar muchas cosas que he hecho como papá y como esposo. Es la empresa más compleja y no estoy plenamente satisfecho de lo he sido como papá y como esposo, sobrino, primo, al no demostrar lo suficiente a mi familia, a mis amigos todo el amor que les tengo”.
¿Pero qué tan grave fue tu desafecto? Le consultó Proceso Digital y él dijo “todo va más allá de ser un padre proveedor o de primar la educación de los hijos o de ser responsable, en esta empresa, a esta altura, estoy convencido que hay algo más allá y eso es demostrarles el amor”.
Con un deje de melancolía reafirma que “ser más expresivo, me faltó mucho en la vida…pude haber dado más amor porque entre más amor le das tus hijos, tienen más certezas, les proporcionan mayor seguridad…”.
Y con espontaneidad dice, “más expresividad, más cercanía, más compromiso de segundo a segundo, eso es lo que yo cambiaría en mi vida si pudiera dar marcha atrás en el tiempo”.
Prosigue comentando cómo convirtió la comunicación y el periodismo en espacios que restaron mucho a su vida de familia, dándoles casi la misma categoría. “Parte del amor, parte del esfuerzo que le di al trabajo y, del que no me arrepiento, creo que les faltó a mis hijos, entonces si retrocediera en el tiempo no le quitaría esa pasión al trabajo, pero algo se me ocurriría para que esa misma intensidad primaría en la relación de mi hogar también”.
Y aunque este periodista sabe claramente que nadie aprende de las experiencias ajenas, llama a los padres hondureños a no descuidar el afecto y a equilibrar sus vidas. “Todo va más allá de proveerlos”, reafirma.
“Mi periodismo ha sido muy controvertido y siempre hubo temor en mí de que quisieran hacerme daño a través de mis hijos”. Rememora la realidad del país en los procesos de desmilitarización, en la década de las desapariciones forzadas y en otros momentos críticos que han afectado a la nación y en los que los periodistas han estado presentes.
Sigue su reflexión contando cuando “a uno de mis hijos le pusieron una pistola en la sien, y lo mandó a hacer un funcionario, supe quién era y lo hizo para intimidarme, eran tiempos difíciles, había que comprometerse con posturas definidas. Entonces mis hijos vivieron con un papá temeroso y eso me volvió un poco esquivo, quizá por protegerlos…son cosas que se concatenan”, sostuvo.
También conversó sobre los padres jefes de familia, esos que se quedan a cargo de sus hijos porque las mujeres emigran, especialmente las que van para España y algunas a los Estados Unidos, o cuando ambos padres los dejan con los abuelos para buscar un espacio de oportunidades que en el país se les niegan y, ante ello, expresó su preocupación.
“La gente por necesidad y por proveer tiene que dejar a sus hijos, si queremos hijos con certidumbre y seguridad debemos estar claros que el país debe mejorar sus condiciones. Es la única manera de tener nuevas generaciones seguras, pacíficas y felices”, apostilló.
La radio, una pasión sin límites
Renato de Jesús Álvarez lleva poco más de cuatro décadas en el periodismo. Inició su carrera en 1979, recién egresado del Instituto Central Vicente Cáceres.
Luego, matriculado en la escuela de medicina, siguió haciendo periodismo hasta que las reflexiones de su madre y los consejos de su padre le hicieron decantarse por trasladarse a las comunicaciones.
Su primer trabajo lo realizó en la capitalina Radio América, donde Rodrigo Wong Arévalo, le abrió las puertas.
Renato detalla que conoció a Rodrigo Wong en el área de Registro de la estatal Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), donde hacía los trámites de su graduación. Sin conocerlo le pidió empleo y Rodrigo le preguntó – ¿cómo quieres trabajar en radio si estudias medicina? –, lo citó a la radio y lo contrató con un salario de 150 lempiras. Su primer jefe fue Mario Pineda (Mariño) y el contrato laboral lo firmó con el emblemático hombre de radio Rafael Silvio Peña.
Pese a su paso por la escuela de medicina, siempre supo que la comunicación era su destino. Recuerda que de niño y de joven siempre era maestro de ceremonias en los eventos culturales y artísticos. Luego contrastaba ese gusto con la influencia de su padre para que estuviera siempre informado a través de la radio.
“Después necesitaba estar pendiente de las noticias. Me levantaba a las cinco de la mañana y siempre escuchaba noticias en las dos estaciones, así fui generando afectos y simpatías por locutores y periodistas de ese tiempo”, dijo el ahora director de TN5 y del foro televisivo Frente a Frente.
Sus recuerdos le llevaron a mencionar a periodistas estelares como Jorge Figueroa Rush, Rodrigo Wong, Antonio Mazariegos, también periodistas que recogían la información en el campo como Milton Mateo e Irma Santos, entre otros. Recordó a toda esa generación de periodistas generalistas y de deportes. También a los locutores de música de esos tiempos, como Rolando Ramos del Valle, por ejemplo.
Su primera conversación con Rodrigo Wong Arévalo:
Renato Álvarez: Don Rodrigo yo soy Renato Álvarez y mire, quiero trabajar en la (radio) América.
– Rodrigo Wong: ¿Estudias periodismo?
– Renato Álvarez: No, estudio medicina
– RW: Y ¿por qué venís a pedir trabajo en Radio América?
– RA: Porque me gusta la radio
– RW: Vení la próxima semana…
… y así empezó la historia.
Transición de deportes a prensa general
Renato recuerda: “mi primer salario fue de 150 lempiras, pero ya en la planilla de deportes.
Siguen contando: “estuve cuatro años trabajando en deportes, me hicieron un incremento de 15 lempiras para ponerme a tono con el salario mínimo. Luego, después de cuatro años en deportes, recibí una llamada de Servando Cruz, hermano del recordado Diógenes Cruz, para proponerme trabajar con ellos en la HRN. Pensé que ese era mi momento, se lo comenté a Rodrigo y me aumentaron 50 lempiras, pero con la obligación adicional de grabar todos los días el programa del PINU que era de 30 minutos. Me quedé en la América”.
Agrega que “estuve 10 años en deportes que implicaron momentos como cubrir el Mundial de México 86, fueron años bárbaros, enormes, cuando la radio dominaba el panorama noticioso tanto generalista como en deportes. La gente escuchaba noticias por la radio, no había noticieros televisivos, los partidos no se transmitían por televisión. Fueron 10 años increíbles”.
Ya en ese recorrido en prensa deportiva, Renato observa cómo sus compañeros en la universidad empezaban a incursionar en prensa general y él hace lo propio.
Rodrigo Wong le da la oportunidad y le asigna la cobertura de la Corte Suprema de Justicia, el desafío fue enorme y de alguna manera lo abrumó. Decidió retornar por unos meses a prensa deportiva.
En ese ínterin, se da la transición de Rodrigo Wong Arévalo que dejó la radio para dirigir el noticiero televisivo Abriendo Brecha.
Asumió entonces la dirección de la radio América el periodista Armando Arévalo, quien retomó el trabajo de Renato en prensa general, primero cubriendo fuentes como el ministerio de Salud y luego le asignó los noticieros intermedios de la radio.
Renato también se detiene en reconocimientos y dice que “Rodrigo (Wong Arévalo) me dio un enorme impulso en la radio como me lo dio Luis Edgardo Vallejo en deportes”.
Recuerda que así llegó a cumplir 19 años en la América, una época que cerró como un influyente hombre de la comunicación, desentrañando, denunciando, investigando y dando a conocer noticias que hicieron estremecer el país.
Entonces Proceso Digital le pregunta: ¿qué más te ha llenado en ese tránsito por el periodismo deportivo, la prensa general en radio y luego en televisión hasta estos días…?
Y él concluye que en todo hay un denominador comunión y sin esforzarse responde que está convencido que “crecí con algunos dones divinos entre ellos la comunicación, a los 5 años yo soñaba con verme grande con un micrófono rodeado de personas, desde la primaria y luego en el colegio siempre lo expresé en diferentes momentos…
Luego detalla que en su carrera han habido muchos momentos, recuerda como le gustaba entrevistar controversialmente a las grandes figuras del deporte de la época (seleccionados nacionales) y rebatirlos con sus fundamentos, hacerlo en el estadio lleno y dejar escuchar la entrevista en los parlantes del Nacional (estadio) además de saber que los aficionados siempre cargaban sus radios, eran al menos 20 mil transistores recogiendo la entrevista en un ambiente deportivo cargado de emociones y pasiones. “Esos momentos no los olvido”, dice con una sonrisa de satisfacción.
En prensa general, detalla que su satisfacción era lanzar primicias y que al día siguiente las mismas ocuparan las cinco columnas de los periódicos. Pero también se estremecía con las exclusivas o la “última hora”.
Renato dice que ver las noticias reflejadas, las buenas noticias contrastadas, con responsabilidad, con ética y que incidan en el resto de los medios y que por una o dos semanas sea el tema que domine la agenda a cualquier periodista en el mundo eso le gusta, reconoce.
¿Eso es ego? le cuestiona Proceso Digital y él expresa: “sí, hay un poco de ego, pero yo diferencio una cosa: cuando has lanzado esa primicia bien contrastada y sustentada y genera opinión pública, bienvenido ese ego que nos impulsa a duplicar nuestros esfuerzos para investigar y para trabajar más, es decir cuando lo intentas sin contrastarlo, simplemente para satisfacer tu ego yo diría: CUIDADO, ese no es mi periodismo”.
Sigue comentando sobre los buenos momentos en prensa general y recoge uno de los escándalos que marcó época en Honduras, relacionado con tráfico de pasaportes, conocido como “El Chinazo”. ¿Recuerdas el caso de María Marta Díaz Velásquez?, pregunta para luego continuar, – “todos los medios la buscábamos en Honduras, y la competencia nuestra la entrevistó, pero no la supieron aprovechar, entonces la invité a diario del Aire de Radio América (11.30 de la mañana) y la mantuve en cabina hasta las 3:30 de la tarde. Eso fue una primicia enorme. Se nos llenó la cabina de la radio de periodistas y reporteros gráficos y camarógrafos de todos los medios, impresos, televisivos….
Luego su sonrisa desaparece y algo sombrío dice: “así como he vivido esos momentos he vivido momentos supremamente difíciles”.
Para Renato de Jesús Álvarez dos momentos que fueron duros en su carrera están ligados al golpe de estado de 2009 y a las elecciones generales de 2017.
“No he explicado el contexto de esos dos momentos, me hace falta un libro para explicar mis posturas, mis posiciones”, externa Álvarez.
“Yo estoy muy claro que Honduras dividida me pasó factura: una mitad que me odió y otra que me protegió… En ambos casos yo he tratado de hacer valer mi periodismo, son posturas que asumí, he tratado de reinventarme y mostrar quien fui, quien soy y soy el mismo, es la coherencia en la forma de ver la vida y de pensar y actuar como periodista. De abrazar la ética en el periodismo, pero son momentos difíciles en esas dos coyunturas históricas del país que aún existen”, se extiende.
Explica que pese a ello, a su foro de debates lleva como invitados a personajes de todas las tendencias, muchos de ellos que le han denigrado y le han socavado su imagen pública abiertamente y él expresa que “la gente cuando me conoce me trata personalmente y conoce mi periodismo sabe cuál es el fondo de mi compromiso con la esencia del periodismo”.
Adiciona: “muchos de los que han opinado con prejuicios contra mí se han dejado llevar por percepciones erróneas porque no me conocieron a fondo. Cuando alguien me conoce entonces dice: este no es el Renato que creía que vende las noticias, pero nunca he puesto en venta mi pensamiento. Lo que digo, es porque lo creo y me he podido equivocar, pero nunca fue porque comprometí mi pensamiento”.
Preocupación por libertad de expresión
Respecto al estado de deterioro de la libertad de expresión en Centroamérica, Renato Álvarez dice ver el tema con preocupación y reflexiona sobre Honduras.
“No quisiera que llegáramos a las experiencias que están viviendo los periodistas en Nicaragua, no quisiera ver a mi país como lo que ocurre en Guatemala, El Salvador o Costa Rica. Si tenemos experiencias tan cercanas no descarto que vengan aquí. Por eso mi ideal en este momento es un periodismo que trascienda lo ideológico”, expresa.
Luego refrenda su creencia en el periodismo puro de investigación y de contraste. “No creo en el periodismo militante, eso es una contradicción entre el periodismo puro que nos han enseñado en las universidades y el militante en el que tengo que defender una causa de izquierda o derecha. Yo creo que la noticia debe transmitirse tal y como suceden los hechos y que cuando uno prima el periodismo interpretativo, debe hacerlo sin el dogma de la ideología, sin descalificar a nadie”.
No está lejos un paso trascendental en política
Renato Álvarez no oculta que potencialmente puede estar cercano su momento de incursionar en política.
“Si alguna vez me decido a dar un paso a la política tengo que renunciar al periodismo porque creo que no es coherente desempeñar las dos actividades. ¿Cómo puede abstraerse un periodista de transmitir sus pensamientos?, es difícil, por eso, si alguna vez yo trato de explorar y de pensar que puedo servir al país en la política entonces me retiro del periodismo», subraya.
¿No descartas ese paso hacia la política? Le consulta Proceso Digital
Renato contesta rápidamente y con certeza, “es probable, claro que sí, no lo puedo negar. Pienso que cuando llegue la coyuntura propicia me retiro de la comunicación. Puedo decirte que está cerca la decisión, aunque no te quiero dar tiempos, aunque sí, está cerca”.
Luego manifiesta que mira el país con la misma preocupación que lo miraba hace un par de años, pero, dice conservar la esperanza de que un diálogo es posible, expresa que la reflexión sobre el futuro de Honduras es un ejercicio que compete a todos los sectores del país: políticos, empresarios, obreros, sociedad en general y gobierno.
“No vamos a construir el país divididos y queremos una Honduras fuerte y productiva y si somos capaces de encontrar consensos y trascender las ideologías, capaces de admitir que todos hemos cometido errores, podemos tener expectativa de un futuro promisorio en el que disminuyamos la inequidad, los consensos son necesarios, cierra diciendo.
Así, en su entorno sencillo y distendido, Renato conjuga su vida casera con su agenda periodística, dinámica, sigue construyéndola apasionadamente mientras en su horizonte asoman vivencias dolorosas algunas y otras con sabor a gloria. Todas ellas, en su conjunto le han marcado y de todas ellas sigue aprendiendo. (PD)