Tegucigalpa ( Por Isis Rubio) – Al menos 1.7 millones de hondureños enfrentan inseguridad alimentaria, lo que limita su acceso a la canasta básica y genera graves problemas de desnutrición, según datos del Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional (OBSAN) de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
El fenómeno, advierten los especialistas, no es coyuntural, sino estructural y complejo, con raíces en las profundas desigualdades económicas, educativas, territoriales y culturales. La pobreza alimenta un círculo vicioso que incluye malnutrición, migración forzada, violencia y exclusión social.

Desnutrición en aumento
Fiama Garcia, nutriologa del OBSAN, explicó a Proceso Digital que la inseguridad alimentaria se refleja en un consumo insuficiente de alimentos, desnutrición infantil, en mujeres en edad fértil y embarazadas, así como en altos niveles de sobrepeso y obesidad.
“Estamos hablando de lo mínimo que necesita un individuo para sobrevivir y contribuir al desarrollo económico del país. La falta de acceso a alimentos repercute directamente en la niñez, mujeres y adultos mayores”, señaló García.
La especialista advirtió que la situación se agrava porque unos 300 mil hondureños han dejado de cultivar granos básicos, lo que amenaza con profundizar la crisis alimentaria.

Menores y adultos mayores, los más vulnerables
Un estudio realizado en 2023 reveló que más de 5 mil escolares presentan desnutrición crónica o baja talla para su edad, con una prevalencia del 12%.
En el caso de los adultos mayores, un análisis sobre su estado nutricional en 15 departamentos mostró que el 44.3% está en riesgo de malnutrición y el 7.9% ya sufre malnutrición severa. Solo un 10.9% mantiene una dieta saludable.
“Esto es alarmante. La desnutrición no tiene cuenta regresiva, y no podemos permitir que niños y adultos mayores sigan siendo los más golpeados”, señaló Fiama García, nutrióloga del OBSAN.

Corredor seco, epicentro de la crisis
El problema se intensifica en el corredor seco (Lempira, Ocotepeque, La Paz y Francisco Morazán), donde la sequía y el cambio climático han reducido drásticamente la producción de alimentos.
Óscar Paz, de la organización World Vision, advirtió que en algunos municipios la desnutrición supera el 25%. “Los monocultivos y la falta de apoyo al agro hacen más vulnerables a estas comunidades”, señaló.

El desafío pendiente
Aunque diversas instituciones implementan programas contra la inseguridad alimentaria, el OBSAN advierte que los resultados aún son insuficientes y poco sostenibles.
“El país necesita pasar de las respuestas de emergencia a políticas públicas multisectoriales y sostenibles, con respaldo presupuestario y político, para garantizar el derecho a la alimentación”, concluye el informe. (IR)