Tegucigalpa (Especial Proceso Digital ) – En un país donde la corrupción ha drenado recursos públicos y erosionado la confianza ciudadana, contrasta la figura de Gabriela Blen, una joven activista hondureña cuya trayectoria se ha convertido en un faro de esperanza para miles de ciudadanos que exigen transparencia y justicia.
– Gabriela Blen es una joven activista que mantiene encendida su antorcha anticorrupción en Honduras
-“El movimiento indignado me cambió la vida y le cambió la vida a este país porque logró traer a la MACCIH”, citó la entrevistada.
-“Este Gobierno nos engañó, nunca pensó traer la CICIH y lo puedo decir yo que desde el primer año presenté propuestas que no fueron recibidas, ni atendidas”, exclamó Blen en conversación con Proceso Digital
–Es bueno que Libre haya llegado al poder y haya demostrado que son más de lo mismo porque ahora el pueblo sabe dónde está parado y sabe que debe vigilar y auditar al próximo Gobierno , razonó la activista social.
Como fundadora del Movimiento Indignados, directora ejecutiva de la Organización Ayudamos Honduras (OAH) y coordinadora del Movimiento Articulación Ciudadana, Blen ha liderado campañas que han movilizado a la sociedad civil contra el abuso de poder, posicionándose como una voz crítica en el panorama político actual.
Nacida en Honduras, Blen cuenta con una formación en Ciencias Jurídicas y Sociología, complementada por experiencia en producción audiovisual. Su entrada al activismo se remonta a 2015, cuando fundó el Movimiento Social Indignados, conocido por las «Marchas de las Antorchas».
Las protestas masivas, que reunieron a miles en las calles, presionaron por la creación de la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), un mecanismo internacional que investigó casos de alto perfil hasta su disolución en 2020.
“Los indignados están en toda Honduras”
“Los indignados estamos en cada rincón del país, cuando tomo un taxi, o voy a comprar en el mercado, cuando viajo en bus, o cuando espero en el Seguro Social las personas me hacen entender que la mayoría están indignados”, señaló la joven activista en una conversación con Proceso Digital.
El movimiento indignado no éramos cuatro caras visibles, sino cada hondureño que se sentía y se siente indagando.

El movimiento indignado es conformado por cada hondureño que se sentía y se siente ofendido y cansado de la corrupción y el cinismo con el que robaron y roban los políticos, reflexionó al tiempo que defendió que el movimiento no ha desaparecido, al contrario, se fortalece.
En la medida que surjan liderazgos íntegros sin sesgos ideológicos, la gente va a encontrar una salida, pero esos liderazgos deben surgir del pueblo y las personas deben dar un paso al frente como yo lo hice en su momento, expresó al evocar que debe existir un relevo generacional en la lucha social.
“La indignación está más viva que nunca y si no se manifiesta en las calles a través de protestas se va a manifestar en las urnas en las próximas elecciones. La gente ya no quiere mentirosos, corruptos, farsantes que piensan que el pueblo es estúpido y que pueden manipular, la gente entiende quién es cada quién y va a castigar a todos aquellos que se han burlado de su confianza”, expresó la joven defensora de las causas sociales.



Niñez y causas sociales
Gabriela Blen abrió su corazón en una amena plática en la que recordó su niñez y el despertar de su amor por las causas sociales.
“Crecí en una familia de escasos recursos, mi madre y padre son dos personas excepcionales de quienes aprendí los valores de la solidaridad, integridad, respeto y el amor por el patriotismo”, recordó.
Tanto su abuela como su madre se dedicaban a la fabricación de tortillas, mientras que su padre, un ciudadano nicaragüense, es de quien heredó la sensibilidad de las causas justas, compartió.

Crecer en condiciones de privaciones económicas – esa realidad me hacía ver más de manera vivida y vivir en carne propia las injusticias sociales, dijo.
Otro despertar para defender las causas sociales fue el haber bailado por más de cinco años en el ballet de danza folclórica del Instituto Jesús Aguilar Paz, donde además de aprender la técnica, sus maestros le enseñaron de donde provenía cada letra o que buscaba expresar cada canción, narró. “Con el ballet recorrí todo el país, viendo las maravillas y la calidez del pueblo hondureño y entendí que es un país que tiene todo el potencial, pero también que es un país al cual no le han llegado las oportunidades”, remarcó.
“Muy joven entendí que quería hacer algo por la justicia, que quería traer luz y despertar conciencia, por lo que decidí entrar a la política en el año 2012 con el Partido Anticorrupción (PAC)”, señaló.
Activismo social
En 2019, Gabriela Blen fundó la Organización Ayudamos HonduraS (OAH), una entidad sin fines de lucro, laica y apartidista, con sede en Tegucigalpa. Su misión es empoderar a la ciudadanía, especialmente a jóvenes y mujeres, a través de auditorías sociales, programas de liderazgo comunitario y campañas contra la corrupción. Bajo su dirección, la entidad ha incidido en temas como el acceso a oportunidades para nuevas generaciones y la promoción de derechos humanos, convirtiéndose en un referente regional para el combate a la impunidad.

Como coordinadora de la Articulación Ciudadana por la Transparencia y Justicia (ACTJ Honduras), Blen ha sido una de las principales impulsoras de la Comisión Internacional contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (CICIH). Su activismo no ha estado exento de críticas al gobierno actual del Partido Libertad y Refundación (Libre).
Gabriela Blen también ha participado en programas internacionales, como el de la American Council of Young Political Leaders (ACYPL), y ha representado a Honduras en foros sobre derechos humanos y anticorrupción. Su labor ha sido destacada en medios locales e internacionales, donde se la describe como una «líder coherente» que promueve auditorías sociales y el desarrollo comunitario.
A pesar de los desafíos, incluyendo campañas de descrédito y la polarización política, Blen persiste en su llamado a la acción ciudadana, desde las organizaciones a las que pertenece.

La lucha social ha cambiado
Ella sigue siendo una abanderada de la lucha social lo que la lleva a reconocer que la lucha social en Honduras ha cambiado.
“Los tiempos han cambiado en el país en cuanto a la lucha social, pero es importante entender que los países como Honduras para que salgan de las crisis continuas se requiere entender que los resultados no son de la noche a la mañana, pero los procesos tienen que empezar”, manifestó.
Confesó que aún le causa indignación el saber que la lucha del pueblo fue entregada a un grupo de personas que prometieron ser diferentes y que una vez que se acomodaron en el poder simplemente le cambiaron color a la silla, pero continuaron ejerciendo el poder de la misma manera en que se venía ejerciendo antes.
Ejemplificó que inicialmente buscaban, como movimiento, la instalación de la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), ahora se lucha por la instalación de la Comisión Internacional Contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (CICIH).

Indignación y esperanza
Pese a que su movimiento nació por la indignación, dijo que la misma debe evolucionar y convertirse en esperanza.
“Los políticos han apuñalado una y otra vez a este pueblo, es muy triste y frustrante, pero la indignación se debe convertir en esperanza cuando a través de la acción se logra impactar vidas”, razonó.
El haber constituido su ONG y a través de ella capacitar a jóvenes es un ejemplo de cómo transformar la indignación en esperanza, consideró.

Sin embargo, acotó que la población puede contribuir al cambio de la sociedad a través de cosas simples como entrar a un portal de transparencia y exigir rendición de cuentas a sus funcionarios.
“La gente tiene sed de conocimiento y si nosotros podemos ser ese vehículo que les lleve el conocimiento de una manera fácil de asimilar y pueda comprometerlos a empujar una lucha que beneficie a todo el pueblo, esas son cosas que nos ayudan a transformar la indignación en esperanza”, zanjó.



Una luz de esperanza
Si bien ella no se define de esa manera, para muchos hondureños Gabriela Blen es una luz de esperanza en medio del oscurantismo provocado por los políticos.
Pese a su juventud, al ser consultada por su legado dijo que le gustaría que los procesos de cambios que está impulsando, de empoderamiento y capacitación de jóvenes, deje cómo resultados un semillero de líderes.

“Quiero que de ese semillero salgan personas íntegras, incorruptibles que tengan la oportunidad de poder hacer algo por este país en otros niveles de capacidad de acción y con ello puedan cambiar el destino de la nación”, apuntó.
En un contexto donde Honduras enfrenta uno de sus peores índices de percepción de corrupción, según informes internacionales, su activismo representa no solo una lucha contra la impunidad, sino un llamado a reconstruir la democracia desde la base.
Gabriela Blen encarna el potencial de la juventud hondureña para transformar el país. Su historia no es solo de resistencia, sino de inspiración para una generación que anhela una Honduras libre de corrupción y con oportunidades para todos. (RO)