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¿Estamos regresando a la época de las montoneras?, pregunta Caritas

Tegucigalpa – La Pastoral Social Caritas, el brazo de la Iglesia Católica de Honduras, en su última reflexión acerca de la realidad nacional, se pregunta si Honduras camina hacia el caos o si las elites políticas están llevando al país a las épocas pasadas de las montoneras del siglo XX que marcaron una fuerte inestabilidad política en la historia del país.

Hoy en día, la mayoría de los hondureños viven un tiempo de confusión, asegura Caritas. ¿Cuál será el futuro de nuestro país?, realmente estamos poniendo los cimientos de algo nuevo o más bien estamos regresando a la época de las montoneras, solo que ahora “las realizamos por la televisión, la radio, los periódicos y otros medios electrónicos, son insultos, descalificación del adversario, discursos vacíos, llenos de falsedades y de engaños.

“Es sorprendente que los conductores políticos del país siguen pensando que la población cree todo lo que dicen y calla todo lo que saben, no hay mayor equivocación, decían nuestros antepasados, que la del tuerto que no quiere ver. Parece que los supuestos dirigentes del país han perdido la capacidad de escuchar las distintas voces de la sociedad, de ver todos los signos que indican que el camino que la ciudadanía busca es totalmente distinto al que ellos le están proponiendo”, señala Caritas en su reflexión.

La Pastoral Social considera que es improcedente propiciar la anarquía en la sociedad, sembrar el odio y el miedo entre el pueblo. “Esto es una práctica común en varias instituciones del Estado, ¿cómo interpretar esa cadena de mociones y contra mociones en el Congreso Nacional? ¿Estarán orientadas a revolver el río; “en río revuelto ganancia de pescadores”? se pregunta Caritas.

O será—interroga—que la estrategia consiste en establecer el máximo de confusión, de tal manera que luego cualquier solución sea aceptada por cansancio o desesperación.

Los últimos acontecimientos en el país solo reflejan la incapacidad de las elites políticas de aceptar posturas distintas de otras personas, aún en temas sensibles, controversiales y trascendentes, sustituir la acción directa por el diálogo; el enfrentamiento por el debate, la fuerza por la diplomacia y por último, el descrédito por la política hasta llegar al consenso franco, transparente, inclusivo y solidario, que nos permita con tolerancia negociar el espacio vital con el otro.

La sociedad hondureña, según la Pastoral Social Caritas, parece estar marcada por el resentimiento y lograr acuerdos entre los hondureños es casi imposible. “Se quiere una sociedad de vencedores y vencidos, no se reconoce ninguna cualidad, ni ningún bien en el otro, lo único bien válido es su aniquilamiento, para eso es preciso, vencerlo, humillarlo, someterlo. Este es un patrón de conducta, donde lo único que merece el adversario es una profunda antipatía, aversión, enemistad o repulsión, así como el deseo de destruir aquello que se odia. Lamentablemente es una cultura del aniquilamiento y la destrucción”, sentencia.

“Pareciera que queremos organizar la sociedad a partir del caos social, que se auto organiza a partir de patrones de odio social, en todas sus manifestaciones. “El odio existe; el odio no respeta nada; el odio juzga sin escuchar; el odio no atiende a razones”. El rencor que genera esa constante campaña de odio se dispersa fácilmente entre la población a paso redoblado, utilizando como alimento de ese rencor, la miseria, la pobreza, el analfabetismo permanentes en el país”, agrega.

En este sentido, el brazo social de la iglesia Católica propone devolver al pueblo la confianza en sus instituciones, en las personas y ello pasa por la transparencia de las mismas a fin de romper el miedo no solo físico, sino que también psicológico o moral ante el daño que puede hacer el otro.

“Pareciera que los dirigentes políticos con sus últimas acciones y propuestas insultantes están empecinados en enredar al país, se olvidaron que tienen que buscar el bien de la comunidad, y que hacer el bien en su principal tarea”, sostiene en su reflexión Caritas.

Un ejemplo de ese proceso de odio y resentimiento a que se refiere la iglesia en su reflexión, fue el reciente conflicto universitario, al que señala como ejemplo de una clara “apuesta por el caos” que tienen muchos sectores incluidos los políticos, quienes vieron con “ojos de suprema alegría y como una “gran oportunidad” este conflicto, tratando de impulsar agendas y satisfacer intereses personales y políticos-partidarios, desconociendo los avances y la ruta hacia el futuro propuesta por las autoridades universitarias”.

Muchos—sostiene Caritas—apostaron por convertir el movimiento estudiantil y el conflicto universitario en el germen para impulsar una mayor conflictividad social que les permitiera en el futuro cercano llegar o mantenerse en el poder a cualquier precio, o “asaltarlo” a través de la ley del más fuerte, y presentar esa agresión como un trofeo o un botín de guerra logrado a través de acuerdos, pactos u alianzas ocultas establecidos por los que hasta hace poco eran enemigos irreconciliables.

El conflicto universitario y los últimos “enredos” políticos, asegura, están llevando al país hacia un mayor descrédito de sus instituciones y corre el riesgo de que las crisis se vuelvan crónicas y ello no conviene a Honduras ni a su democracia, si realmente se quiere evitar las épocas de las montoneras del pasado reciente de inicios del siglo XX.


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