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Las reformas electorales en antesala legislativa

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Tegucigalpa (Especial Proceso Digital ) – Tres partidos de oposición política han comenzado los acercamientos para colocar en el debate legislativo el tema de las reformas electorales relacionadas con la aprobación de las figuras del balotaje, las elecciones separadas y los diputados por distrito, representaciones que vienen siendo recomendadas por los expertos locales e internacionales cada vez que se acerca o finaliza un proceso electoral, en el cual los partidos políticos, lejos de fortalecerse salen debilitados, ausentes de liderazgo y presa fácil del retorno a los cacicazgos y caudillismo del pasado. 

El espacio ha sido abierto por las fuerzas políticas del Partido Liberal (PL), Partido Nacional (PN) y Partido Salvador de Honduras (PSH), que han comenzado a tejer un proceso político para llegar a las anheladas reformas político-electorales antes de que inicie a mediados del próximo año, el precalentamiento electoral del bazar de la política hondureña con las cábalas de sucesores políticos, corrientes internas partidarias, aspiraciones a cargos de elección y todo lo que caracteriza las campañas políticas en Honduras: lucha de poder sin propuestas ni reformas.

Las reformas políticas electorales nuevamente están en la antesala del Poder Legislativo.

La apuesta de estos tres partidos políticos por impulsar y lograr introducir y aprobar las reformas políticas en el Parlamento hondureño, se produce en un contexto en el cual la confianza hacia los partidos políticos está en su punto más débil, apenas es de un 9% según los sondeos de opinión como el Latinobarómetro, el sondeo de opinión del ERIC/SJ y el Barómetro de las Américas.

Los partidos políticos hondureños, al igual que en varios países de la región centroamericana, están viviendo nuevos escenarios de articulación política ante una fragmentación político-partidaria que está haciendo que los partidos políticos pierdan su identidad partidaria y giren en torno a liderazgos y caudillos como fue en el pasado.

Honduras vive actualmente una suerte de multipartidismo político que no necesariamente representa un fortalecimiento del sistema político de partidos, pues ese multipartidismo parece girar en torno a caciques políticos y otros nuevos liderazgos, desconectados de la base doctrinaria de sus partidos o irrumpiendo bajo el manto del populismo o los llamados líderes antisistema.

La desafección hacia la política y los partidos políticos es un fenómeno que recorre la región, y en el caso hondureño los esfuerzos por rescatar la ética en la política y la institucionalidad de los partidos políticos datan de varios años, pasan por las reformas políticas y la voluntad de las elites políticas por impulsar esos cambios que les refresquen y de largo aliento a la importancia del sistema político de partidos en las democracias.

El desafío de la institucionalidad partidaria

Xiomara Castro, la primera mujer en la historia del país en ser ungida con el más alto cargo de una nación.

Si bien el último proceso electoral sacó masivamente a la ciudadanía a votar para elegir un nuevo gobierno, en este caso, el de la presidenta Xiomara Castro, la primera mujer en la historia del país en ser ungida con el más alto cargo de una nación, esos votos no se traducen en un robustecimiento de la política ni de sus partidos políticos, pero sí un parteaguas para promover cambios que contribuyan a devolver la institucionalidad a los partidos políticos.

De ahí que la iniciativa para impulsar las reformas político-electorales en torno a incluir la figura de la segunda vuelta o balotaje, las elecciones separadas para presidente, alcaldes y diputados, y las elecciones por distrito para diputados, llegan en un contexto propicio para el sistema político de partidos, tras la ruptura del bipartidismo político desde el golpe de Estado de 2009.

En el Congreso Nacional, la comisión de asuntos electorales anunció a inicios de noviembre la socialización de las reformas electorales porque algunas de ellas ameritaban reformas constitucionales, debían aprobarse el próximo año y ratificadas al siguiente para entrar así a un nuevo proceso electoral bajo nuevas reglas más fortalecidas.

En esa socialización se sumarán las bancadas de las cuatro fuerzas políticas más representativas del Parlamento, el partido Libre, en el poder, el PN, el PL y el PSH, último que comienza a ser una fuerza política de equilibrio a lo interno del poder legislativo.

No obstante, en paralelo el PSH, el PL y el PN iniciaron acercamientos para dar forma al tipo de balotaje o segunda vuelta que requiere el país, así como las elecciones separadas para presidente, alcaldes y diputados. También, para llegar a acuerdos en el sentido, que tanto el PN como el PL están dispuestos a acuerpar que el PSH tenga un puesto en la integración de los órganos electorales como el Consejo Nacional Electoral, el Registro Nacional de las Personas y el Tribunal de Justicia Electoral, entre otros.

Estos avances considerados significativos por los partidarios del PSH no cuentan, por ahora, de la simpatía de Libre, que ha rehusado acompañarlos en esas reuniones, pero reitera que está de acuerdo en impulsar las reformas electorales sin entrar a fondo al tema del balotaje o segunda vuelta electoral, uno de sus reclamos con mayor insistencia en el Congreso Nacional antes de ser partido en el poder.

Las reformas electorales por ahora han sido a cuenta gotas.

Los avances necesarios

Las pasadas elecciones dejaron, entre otras lecciones, la necesidad de avanzar hacia elecciones separadas de alcaldes y diputados, en tiempos distintos a la de la figura presidencial, para cerrar el paso a las denuncias de fraude y hacer más transparente la elección de ambas figuras políticas.

En el caso de la segunda vuelta, se hace impostergable avanzar hacia esquema para que los electores sientan que tienen mayores opciones de elegir, fortalecer las alianzas políticas y generar un sistema político de partidos más inclusivo y menos proclives al cacicazgo o al surgimiento de figuras políticas fugaces populistas o autoritarias.

Las reformas electorales por ahora han sido a cuenta gotas, se pasó del Tribunal Supremo Electoral a un Consejo Nacional Electoral con la incorporación de Libre, además de la creación del Tribunal de Justicia Electoral para dirimir asuntos electorales, no obstante, a un año de las elecciones generales, existe una alcaldía en el oriente del país que sigue sin tener un nuevo edil por no poder haber dirimido la controversia ni el CNE, ni el TJE y ahora la Sala Constitucional del Poder Judicial.

Las reformas electorales tampoco llegaron a la Unidad de Política Limpia de la Ley de Política Limpia para contar las costillas al dinero procedente de las campañas políticas, a tal grado que de los comicios generales un total de 1,600 aspirantes políticos nunca rindieron cuentas sobre el financiamiento de sus campañas políticas.

De estos 1,600 aspirantes proclives a la opacidad se encuentran alcaldes electos y tres aspirantes presidenciales, uno de ellos en un puesto en el poder ejecutivo, según los miembros de la Unidad de Política Limpia que no terminan de rendir cuentas sobre ese aspecto ni dar los nombres de los candidatos que incumplen la ley.

Lo sucedido con el alcalde de San Marcos, Santa Bárbara, Pedro Aguilar, acusado por delitos de presunta criminalidad organizada, obliga a retomar y dar más impulso a las reformas político-electorales, entre ellas la de dar más facultades a la Unidad de Política Limpia, además de fortalecer internamente a los partidos políticos para encauzar la ética en la política y fortalecer su institucionalidad, opinan los analistas políticos. Las reformas políticas electorales nuevamente están en la antesala del poder legislativo en espera de una coyuntura favorable para el cambio. (PD) 

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