Tegucigalpa- El doctor Omar Mejía, director de la Fundación para el Niño Quemado (FUNDANIQUEM), hizo un llamado urgente a los padres de familia y a la sociedad hondureña en general para prevenir quemaduras en menores de edad, especialmente durante la temporada navideña, cuando los incidentes por la pólvora aumentan significativamente.
“Desde las 4 de la mañana hemos estado operando a dos niños remitidos desde Olancho e Intibucá por quemaduras de pólvora. También atendimos a tres niños quemados con agua caliente, y lamentablemente, algunos quedan con discapacidades importantes, como manos mutiladas. Estas tragedias son prevenibles, pero siguen ocurriendo por la falta de responsabilidad de los padres”, señaló Mejía.
El director enfatizó que, aunque existen ordenanzas municipales para restringir el uso de pólvora, muchas veces no son suficientes debido a la falta de supervisión en los hogares. “No podemos depender de los medios de comunicación, la policía o los alcaldes para cuidar a los niños. Es un trabajo de los padres, los abuelos y los tíos. No hay dinero que reponga una mano ni siquiera una uña perdida. Estas lesiones cambian la vida de los niños para siempre”, afirmó.
Impacto físico y emocional en los niños quemados
En FUNDANIQUEM, actualmente se atiende a 18 niños con quemaduras graves. Según el doctor Mejía, cada niño quemado requiere recursos y atención equivalentes a los de cinco niños sanos, con costos diarios que superan los 50,000 lempiras en los hospitales públicos. Pero más allá de los costos, las secuelas físicas y emocionales son devastadoras.
“Tenemos el caso de un niño de 7 años que perdió una mano por un mortero. Otro menor quedó con el rostro gravemente afectado por un volcán de pólvora y podría perder la vista. Estas lesiones no solo requieren cirugías reconstructivas y rehabilitación, sino que también generan problemas psicológicos, y otros problemas posteriores como el bullying en las escuelas”, explicó el director.
El doctor Mejía instó a los padres a tomar medidas simples pero cruciales para evitar tragedias. “Si un niño está llorando en la cocina, sáquelo. Es mejor que llore fuera de la cocina a que termine con una tragedia. Y no lleven a los niños en brazos mientras cocinan”, recomendó.
A pesar de las campañas de prevención y las ordenanzas municipales como las de Tegucigalpa, que prohíben la pólvora, los incidentes siguen ocurriendo. Este año, FUNDANIQUEM ha atendido casos provenientes de varios departamentos del país, incluyendo Cortés, Francisco Morazán, Valle, Choluteca, Olancho, Colón, e Intibucá.
“Valoro el esfuerzo de las alcaldías que tienen ordenanzas de cero pólvoras, pero reitero: los cohetes no son para los niños. Si hay adultos que quieren mantener esa cultura, que lo hagan ellos mismos, pero no expongan a los menores”, enfatizó Mejía.
Finalmente, el director hizo un llamado a la reflexión de cara al fin de año. “Las fiestas no deben ser motivo de tragedias. Los niños quemados con pólvora se duplican en Navidad. Como sociedad, tenemos que protegerlos y evitar que estos incidentes sigan ocurriendo”.LB