Tegucigalpa (Especial Proceso Digital /Por Jorge Sierra) – La pintora hondureña, Patricia Nieto Silva, con apenas 32 años y sobre sus espaldas una historia migrante, tuvo que irse a España donde cogió la paleta de colores y el pincel, para empezar a esbozar su propia historia.
– Trabajó cuidando ancianos en España e incluso lograba pintar a ciertos de estos adultos mayores en sus horas de trabajo.
– Sueña con realizar su primera exposición en Madrid y cada vez está más cerca de lograrlo, aunque también añora llevar su obra a otros países incluido Honduras.
Actualmente reside en Leganes, en la comunidad de Madrid, donde se ha abierto camino mediante sus dotes artísticos desde hace 11 años.
Ella conversó con Proceso Digital para comentar retazos de su historia. Por un rato hizo a un lado el pincel, pero se quedó con los colores que, en efecto, matizan su vida y dibujan su historia.
Nacida el 1 de septiembre de 1988 en el municipio de Ojojona, Francisco Morazán, la artista hondureña es la menor de cuatro hermanos que procreó su difunta madre Suyapa Nieto.
Sus hermanos Marcio y Geraldina, ambos residen en Ojojona, en tanto Javier vive en Estados Unidos. Ellos plasman una de las tantas historias de familias hondureñas migrantes.
Además, a esta catracha le apasiona leer, ver documentales sobre cultura general y visitar museos. Está casada con el ciudadano español Óscar Martín Alonso, quien se ha convertido en un bastión en su carrera.
Los colores de su infancia
Patricia Nieto Silva contó que los colores que utiliza en sus lienzos, estuvieron presentes en su infancia y ahora los mezcla con otros que surgieron en su adultez.
“Hablo del negro, grises y de otros colores que me hacen recordar una familia humilde, donde mi mamá era la protagonista indiscutible al luchar y buscarse la vida para sacarnos a todos adelante. Recuerdo momentos en los que ella se ponía triste al no tener suficiente dinero para cubrir nuestras necesidades y sobre todo cuando había que comprar sus medicamentos”, rememoró.
Recordó a su madre -Suyapa Nieto (QEPD)- como una mujer alegre, pese a las circunstancias que le tocaba sortear en la vida al ser madre soltera.
Contó que lo más duro que le ha tocado sufrir como persona es la pérdida física de su madre hace tres años. “Fue tan rápido que nos tomó por sorpresa a todos. Conseguí llegar a despedirme de ella (su cuerpo) justo cuando iban llegando al cementerio y ya se pueden imaginar lo duro que fue. Ver fotos de ella me invade la nostalgia y recuerdo lo que tuvo que luchar para sacarnos adelante. Hoy la siento como un ángel de la guarda”, citó.
“Mis hermanos y yo nos criamos jugando con los amigos del barrio, sin ser muchas veces conscientes de la realidad de los mayores y, por eso, se me viene a la cabeza una gama de muchos colores”, insistió la pintora.
Reveló que fue a los 12 años que descubrió su enorme vocación por la pintura, cuando el paisajista de su natal Ojojona, Sergio Almendares, la invitó a su casa “y eso supuso un punto de quiebre para lograr el descubrimiento para mí al encontrarme con un precioso jardín y después una bonita casa llena de obras de arte, sobre todo paisajes y bodegones. Desde aquel día empecé a dibujar y ya no pararía hasta el momento de decidir a qué quería dedicarme. A los 15 años lo tenía claro y fui a hacer el examen de admisión a la Escuela Nacional de Bellas Artes”.
Graduada en Bachillerato en Artes Plásticas por la Escuela Nacional de Bellas Artes, Honduras, además tiene Cursos de Diseño y Pintura en la Escuela de la Academia en Florencia, Italia, así como otros online de pintura, dibujo y fotografía.
Influencia de su pintura
Esta pintora hondureña es admiradora de las obras de artistas de talla mundial. “Me gustan, por mencionar algunos (por su virtuosismo y maestría): Miguel Ángel, del que he tenido el privilegio de contemplar, entre otras, la bóveda de la Capilla Sixtina del Vaticano y el David en la Galería de la Academia de Florencia; Diego Velázquez por su realismo y atmósfera, por ejemplo cuando contemplas a Las Meninas en el Museo Nacional del Prado de Madrid parece que te invita a entrar en el cuadro; René Magritte, pintor surrealista que me cautiva por el misticismo que hay en sus obras, las que iré a ver al Museo Thyssen de Madrid en una retrospectiva el próximo septiembre; Rembrandt, Goya, Cézanne, El Bosco, Clara Peeters…”, reforzó.
Y de los recientes, siente especial admiración por Leonora Carrington, Gottfried Helnwein, José Luis Corella, entre muchos otros de los cuales sigue aprendiendo.
La migración, una alternativa
La historia de Patricia es la misma de miles de hondureños que tienen que buscar mejores condiciones de vida fuera de las fronteras.
Luego de finalizar sus estudios en la Escuela Nacional, intentó abrirse camino en el mundo de las artes haciendo exposiciones colectivas y a finales de 2008 abrió una minigalería en Ojojona para vender pinturas y artesanía local, aunque los resultados no fueron los que esperaba.
Había temporadas buenas y otras en las que apenas vendía nada -recordó-, por lo que decidí vender el negocio. Esta frustración sumada a problemas económicos familiares me llevó a tomar la decisión de emigrar a España, como ya habían hecho varias personas conocidas de Ojojona.
Confió que le pidió ayuda a una buena mujer -que no identificó- para emprender el sueño de ir a España. Fue así que logró viajar al viejo continente y se hospedó en la casa de la compatriota que gustosamente le tendió la mano.
Rápidamente logró explorar muchos museos, pinturas y obras que apenas las había conocido en sus años de estudiante
“Al principio no fue fácil ya que una cosa era la teoría y otra, bien distinta, la pura realidad. A la nostalgia de estar alejada de los míos se sumó el detalle de que empecé a trabajar como cuidadora de ancianos, una labor que no había realizado nunca, pero que me puso los pies en la tierra. Todo aquel que se haya desempeñado en una labor similar, sabe muy bien de lo que hablo, porque se trata de un trabajo en el que literalmente te das a los demás en cuerpo y alma. Si bien, nunca he dejado de pintar, durante esos cinco años que estuve en esos trabajos, pues sacaba tiempo de donde fuera; incluso llegué a retratar a algunas de estas personas”, narró con especial acento.
Comentó que gracias al apoyo de su esposo logró dedicarse a la pintura y hacer la profesión más llevadera. Hace obras por encargo, recién comenzó con proyectos personales como ilustradora de un libro y desde hace año y medio prepara una exposición individual de pintura y dibujo.
La artista reveló no arrepentirse de haberse ido de Honduras, al tiempo que agradeció a todas las personas que le han ayudado durante su estadía en España.
“En general, los españoles son hospitalarios, amables y si una viene con espíritu de ganarse la vida honradamente al final la vida acaba recompensándote con creces todo el esfuerzo y sacrificio que supone estar alejado de los tuyos y de tu tierra”, exteriorizó.
Al rememorar la frase: ‘Nadie es profeta en su tierra’, Nieto reflexionó: “la frase puede ser cierta mientras el profeta no ha dado todo lo que tenía que dar y a la vez los suyos no lo han descubierto, o no han apostado por él y no le han dado todas las herramientas posibles para que él crezca personal y profesionalmente y pueda ofrecer a los demás todo lo que tenía en su interior”.
Ejemplificó su esposo Óscar, vio el talento en ella, le ayudó a prepararse más, tanto emocional como materialmente, y eso contribuyó a que poco a poco, ella se fuera ganando una reputación. “Al final es cuestión de confianza en los demás para que apoyándonos unos a otros saquemos lo mejor de nosotros mismos y seamos efectivamente profetas donde quiera que sea”, refirió.
La talentosa mujer es una de los más de 142 mil hondureños que se estima viven en España, de acuerdo a cifras conservadoras de organizaciones proinmigrantes. La mayor cantidad de catrachos residen en Girona, Barcelona y la región de Cataluña en general, pero Madrid es otra de las ciudades con mayor presencia de connacionales.
Su pintura a fondo
Dijo que, si solo pudiera escoger dos colores para una pintura, prefiere el arcoíris y los tonos tierra, porque en ellos está la vida y no se imagina sus obras sin esta gama de colores que reflejan el optimismo cuando las cosas van bien, pero también en los momentos de dificultad para poder seguir adelante.
Se decanta por los retratos, posee más de un centenar de obras y asegura que aún no pinta su mejor cuadro y siempre que está elaborando uno cree que es el mejor, pero cuando empieza otro le vuelve a pasar lo mismo.
Aunque la pandemia de COVID-19 comenzó hace más de un año, relató que aún no le ha pintado a esta temática.
“Si bien el COVID-19 ha hecho sacar lo mejor que hay en mí. El tiempo de confinamiento me ha hecho reflexionar, aprender, trabajar muy duro y buscar los momentos para cada cosa que tengo entre manos sin distracciones. Todo ello se podrá ver en la futura exposición que estoy preparando”, prometió la hondureña.
Añoranzas
Nieto Silva trabaja para hacer su primera exposición en Madrid y cada vez está más cerca de lograrlo, aunque también sueña con llevar su obra a otros países incluido Honduras. “Que los demás puedan emocionarse a través de lo que en ella transmito”, dijo.
Reconoció que su vida está hecha en España, donde tiene a su esposo, círculo familiar y amigos, pero en Honduras está su corazón, sus raíces, seres queridos y entrañables amigos.
Lamentó que no exista apoyo para los artistas en Honduras y aunque parezca una crítica trillada, recordó que mediante la cultura y el arte es como un país puede expresar muchas de sus facetas, problemas y virtudes.
“Por medio de la cultura podemos expresar de dónde venimos y a donde queremos ir como seres humanos y como sociedad; además forma parte del desarrollo de un país. Estoy segura de que hay mucho talento, pero faltan medios para poder desarrollarlo y, por ende, expandirlo a nivel nacional e internacional, y ahí es donde entran en juego los gobernantes”.
Para finalizar la entrevista le consultamos que, si tuviera que dibujar algo para Honduras en estos momentos, ¿qué sería?, la joven artista contestó: “Llevándolo a mi terreno de retratista y por mi propia experiencia de vida me imagino un gran lienzo donde se muestra el rostro de una mujer formado a su vez por muchos hondureños y hondureñas realizando todo tipo de trabajos, tanto artesanos como más modernos, con un fondo luminoso como metáfora de que en Honduras sí hay futuro”.
Así se despidió Patricia Nieto, esbozando en Honduras un futuro para cada uno de sus hijos y que no tengan que pasar lo que ella, al irse de su terruño a buscar mejores condiciones de vida. (JS)