Tegucigalpa – (Especial Proceso Digital/Por Jorge Sierra) – Juan Ramón Durán es un símbolo para los que han cursado la carrera de periodismo en la Universidad Nacional Autónoma (UNAH). De trato suave, amigable, solidario y empeñado en trasmitir lo que mejor sabe, formó a decenas de promociones de comunicadores en el país.
– Recordó el afán de los políticos que buscan coptar a la prensa en detrimento de la democracia.
– La pandemia provocó que las formas de hacer periodismo se modificaran de la noche a la mañana, reflexionó.
– Las condiciones de infraestructura en la academia no funcionan si el docente no trabaja con la calidad debida, apuntó.
– Vivimos una gran democratización en la era del periodismo digital y sus plataformas, dijo.
“Veo con mucha preocupación que existe un afán, en el caso de clase política que tratar de coptar el periodismo, o lo persigue, o lo golpea o le paga, lamentablemente esos son hábitos de una clase política que quiere un control absoluto de todo el poder y eso no es bueno para la democracia”, dijo el profesor universitario y ex corresponsal de agencias internacionales, Juan Ramón Durán.
El licenciado Durán conversó con Proceso Digital en el marco de la celebración del Día del Periodista hondureño y al respecto opinó que: “en la reciente historia democrática del país hubo presidentes que respetaron la prensa, convivieron con ella y respetaron la crítica, así como hubo otros con tendencia a ejercer un cierto control”.
Con 69 años cumplidos -nacido el 9 de marzo de 1951-, dijo sentirse feliz por haber ejercido la profesión con decoro durante 45 años. “Lo más importante es mantener la ética, la honradez y la honestidad que es la mejor inversión que un periodista puede tener. El hecho de dormir tranquilo, que su familia se sienta orgullosa, eso no tiene precio”, dijo.
Ingresó a estudiar periodismo en 1970 y egresó en 1974 de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), siendo en ese momento director de la carrera Óscar Reyes Baca.
Recordó que cuando egresó de la Escuela de Periodismo eran apenas cuatro estudiantes: Raúl Barnica López, Lidieth de Charpentier (Costa Rica) y Raúl Moncada.
El entrevistado contó que impartió clases por 35 años en la Escuela de Periodismo desde 1977 hasta 2013.
“Sentimos que la escuela comenzó a cumplir su misión cuando muchos compañeros alcanzaron cargos de dirección superior en los medios de comunicación, como fue el caso de: María Antonia Martínez en Diario La Prensa, Julio César Marín en Diario El Heraldo, Carlos Mauricio Flores también en El Heraldo, así como los compañeros en la televisión, Edgardo Melgar, Renato Álvarez, y Marlen Perdomo en diversas posiciones, también otros colegas en relaciones públicas, publicidad, estrategas de imágenes y mercadólogos”, desglosó.
Durán impartió inicialmente las clases de introducción al periodismo, cine, organización de medios y organización de la empresa, pero luego se orientó a asignaturas de redacción como: Periodismo Informativo, Periodismo Interpretativo y Periodismo de Opinión.
Confesó que quiso ser médico, sin embargo, los valladares de la vida lo llevaron a estudiar periodismo. Comenzó en Radio América en un espacio llamado el Normalista e imprimiendo el periódico “Adelante”. “En ese momento sentí que el olor a tinta determinaría mi vida para dedicarme al periodismo”, rememoró.
Fue fundador de Diario Tiempo en 1970, abrió la oficina de la agencia española EFE en Honduras y fundó el área de información en el Ministerio de Cultura. Fue jefe de redacción de Diario El Día y por dos décadas ejerció en la agencia Inter Press Service (IPS), a la que -dijo- le debe mucho de su experiencia periodística.
Actualmente retirado de la docencia, dice que disfruta la compañía de sus cuatro nietas: Eliana, Mía, Lían y Luciana. Además, cultiva plantas y lee todos los días.
Añora el trabajo reporteril (en la calle) y confesó que casi nunca le gustó estar en la oficina.
Proceso Digital (PD): ¿Qué recuerda de esa vieja Escuela de Periodismo en la UNAH?
Juan Ramón Durán (JRD): Tuvimos el privilegio de tener a dos grandes periodistas chilenos (Hugo Carrasco y Carlos Böker) que fueron profesores visitantes en 1973-1975. Teníamos al licenciado Óscar Reyes Baca que había sacado su maestría en Minnesota, Estados Unidos; además del periodista Mario Espinoza que tenía vasta experiencia; y Antonio Pineda Green que venía de la Universidad Nacional Autónoma de México.
PD: ¿Qué maestros influyeron en su carrera periodística?
JRD: Fundamentalmente Mario Espinoza y Óscar Reyes Baca, éste último dirige un semanario que se llama El Pregonero que se edita en Washington y que es una especie de vocero de la Iglesia Católica.
PD: ¿Y qué decir de esos tantos alumnos que pasaron por usted y que de alguna manera cogieron su sello?
JRD: Siempre me preocupé por crear una relación fraterna con los estudiantes, en la que yo no era el profesor que lo sabía todo, sino que un gruía o coordinador. Me fascinaba estimularlos para que el estudiante construyera su conocimiento por su propia cuenta, eso se traduce en que ponía mucho énfasis en la práctica, ejemplos concretos de la vida.
Tuve la fortuna de ejercer el periodismo juntamente con la docencia. Por ejemplo, cuando trabajaba en la agencia EFE de España yo reportaba mi material por la mañana, lo procesaba y mandaba mis despachos a la central en Panamá y luego ese mismo material me servía en la clase de la tarde para poner ejemplos concretos, pero lo sorprendente era que mis estudiantes apreciaban que muchos de los temas eran las primeras planas de los diarios al día siguiente.
PD: ¿Usted que fue pionero en la Escuela de Periodismo, cómo valora la evolución de la enseñanza en la UNAH?
JRD: La Escuela ha tenido varias etapas y sigue siendo un reto que los docentes se comprometan con el modelo enseñanza-aprendizaje. Muchas veces pasa que cuando no hay compromiso surgen las falencias, deficiencias y pérdida de calidad.
Noté en mi época, cuando me tocó trabajar en la Escuela, que mis compañeros profesores tenían el compromiso de estar al día, estar pendiente de las innovaciones y los avances de la profesión. El periodismo es tremendo porque debe ir a la vanguardia en las tecnologías y con esto de la pandemia ha sido como una especie de cataclismo en los medios porque de pronto todas las formas de hacer periodismo se modificaron de la noche a la mañana.
Reitero que debe haber un compromiso de los maestros y los estudiantes para exigir calidad en la formación. Recuerdo que una vez hablando de un tema, el ahora portavoz de la Corte Suprema de Justicia (Melvin Duarte), puse el ejemplo de un caso de investigación en Perú y él inmediatamente se metió al internet y me dijo: ‘no licenciado, la revista no se llama Panorama, es Careta y me corrigió en el momento… entonces uno sentía que el estudiante estaba comprobando si era cierto lo que uno estaba tratando de comunicar.
PD: ¿Cree que el periodista debe pasar desapercibido?
JRD: Yo tuve la escuela del licenciado Manuel Gamero que era el director de Diario Tiempo y a su vez somos producto de la influencia del periodismo norteamericano que se supone que, a través de grandes medios como el New York Times, Washington Post o las grandes cadenas de televisión como ABC o CBS, donde el periodista no es el protagonista.
Lamentablemente en nuestro medio sí hay una generación, especialmente los jóvenes que van ingresando particularmente a la radio y la televisión, les da por ser protagonistas, se da una información e inmediatamente se ponen a hacer comentarios y eso es algo innecesario porque nosotros estamos para investigar, informar y no para ser los primeros en la trinchera. Aquí se transmite una información e inmediatamente se crea una tertulia, y eso no aporta nada a la profesión.
PD: ¿El periodismo actual qué sensaciones le deja después de haber formado tantas generaciones de periodistas?
JRD: Veo con preocupación porque existe un afán, en el caso de clase política que trata de coptar el periodismo, o lo persigue, o lo golpea o le paga, lamentablemente esos son hábitos de una clase política que quiere un control absoluto de todo el poder y eso no es bueno para la democracia.
PD: ¿Qué debe tener un buen periodista?
JRD: Como bien lo señalan muchos textos de periodismo, tener vocación y formarse en las aulas universitarias. La profesión exige una formación continua, pasar estudiando constantemente y estar informado. Yo a mi familia le he pedido perdón porque antes solo escuchando noticias o leyendo, y muchas veces nos olvidamos de ellos. Ahora que estoy jubilado entiendo ese equilibrio razonable que me faltó entre el trabajo y la familia, pero afortunadamente pude recuperar a mi familia conviviendo más con ellos.
PD: ¿Qué opinión le concita el periodismo digital y hacia dónde va con la evolución de las plataformas tecnológicas?
JRD: Estamos viviendo una gran democratización con la evolución de las plataformas tecnológicas, aunque existen sus excesos mediante la creación de perfiles falsos.
PD: ¿Le sigue apasionando el periodismo?
JRD: Sí. Cuando me jubilé tuve la fortuna de que puede orientar mi trabajo a las consultorías. Ejercí una consultoría en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) a petición del G-17 en 2013 y se divulgó el proceso, ya lo que ocurrió el día de las elecciones ya es cuestión que se manipulan las mesas electorales, compra de votos y todo esto forma parte del irrespeto que se le tiene al votante.
De ahí hice una consultoría para un programa de la Unión Europea (UE) en apoyo al Poder Judicial y colaboré con la Organización de Estados Americanos (OEA) en la formación de la MACCIH en sus primeros momentos.
Luego me mentalicé en la elaboración de algunos trabajos, pero la pandemia me arruinó todo. No hay acceso a bibliotecas universitarias, no se puede hacer las entrevistas como uno quisiera. Dios quiera que todo esto pase pronto y podamos retomar algunos proyectos que había impulsado.
PD: ¿Cómo transcurre su día a día?
JRD: Mi día a día junto a mi esposa, atender las tareas de la casa, leer un poco. Tenemos el auxilio de una amiga que nos ayuda con los quehaceres de la casa, he pintado mi casa por estos meses, nos dedicamos a cultivar plantas y convivir con los nietos que es una experiencia maravillosa que lo hace a uno tener proyectos en la vida.
PD: ¿Deben los periodistas recibir premios?
JRD: Antes solo existían dos premios: el Álvaro Contreras del Colegio de Periodistas de Honduras (CPH) y otro que otorgaba la Escuela de Periodismo de la UNAH. Este año se hizo justicia con el premio a don Mario Hernán Ramírez que es un hombre valiosísimo, ha ejercido el periodismo, las relaciones públicas, es columnista y un escritor que ha producido muchas obras.
Los premios son un estímulo, deben existir, pero no tantos como los hay ahora. Creo que con el que otorga el CPH y otro por parte de la UNAH sería lo prudente.
PD: ¿Hay alguna anécdota que nos quiera compartir en el ejercicio de la profesión?
JRD: Tuvimos un bautizo de fuego en Diario Tiempo con Armando Cerrato y Napoleón Martínez (fotógrafo), entonces un miércoles santo como estábamos libres nos fuimos a las procesiones a ver muchachas y en ese momento llegó el motorista del periódico para informarlos que se acababa de caer un avión de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH), entonces salimos hacia el norte de Francisco Morazán en un lugar conocido como Las Lajas y nos costó dar con el avión, tardamos como tres días en encontrarlo y cuando lo ubicamos luego le pedimos a un helicóptero de la OEA que nos sacara del lugar, pero el piloto hizo unos vuelos rasantes que casi nos mata, eso fue terrible. Terminé con problemas en los pies y los genitales porque agarramos hongos durmiendo en la intemperie.
También hubo otra en Panamá cuando andaba en una visita el general Oswaldo López Arellano, nosotros estábamos en el aeropuerto Punta Pantía -cerca de Tucumen- y nos dijeron que había dos cupos en el helicóptero que también trasladaría al general Omar Torrijos a la Isla de Contadora. Cuando se elevó el vuelo se escucharon unas voces de un avión de EE. UU. que nos decía que estábamos en territorio norteamericano y que teníamos que abandonar ese espacio. Nos hicieron unos disparos de precaución y logramos aterrizar en la Isla de Contadora, pero ya íbamos todos defecados. Fue un susto espantoso.
PD: ¿Qué consejos les hace a los periodistas y a los que abrazan la carrera?
JRD: Una de las cosas más importantes es ejercer la profesión con humildad, despojarse de la soberbia y del protagonismo, no pretender ser influencer de la gente.
Hay que leer constantemente e informándose. Y lo más importante es mantener la ética, la honradez y la honestidad que es la mejor inversión que un periodista puede tener. El hecho de dormir tranquilo, que su familia se sienta orgullosa, eso no tiene precio. La profesión nos puede dar mucho dinero, pero lo material no se lleva a la otra vida al final del túnel. Hay que vivir con austeridad, con modestia, con sencillez y llevar una vida transparente. Personalmente me siento feliz por haber practicado estas cosas porque es lo que me genera una tranquilidad de conciencia. (JS)