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La Organización de Cooperación Islámica se suma al rechazo al plan de Trump

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Riad.- La Organización de Cooperación Islámica se sumó hoy a la Liga Árabe en su rechazo al plan de paz para Oriente Medio del presidente estadounidense, Donald Trump, porque «carece de los elementos más básicos de justicia y destruye las bases de la paz» entre palestinos e israelíes.

En una reunión extraordinaria celebrada este lunes en la sede de la Secretaría General de la OCI en la ciudad de Yeda, en el oeste de Arabia Saudí, los ministros de Exteriores de los países miembros abordaron el plan presentado la semana pasada en Washington y que es considerado favorable a los intereses de Israel.

El organismo religioso instó en un comunicado al término de la reunión a todos los Estados miembros a que «no traten con el plan ni cooperen con la Administración estadounidense para su aplicación de ninguna manera».

Asimismo expresó «su rechazo a cualquier plan, acuerdo o iniciativa (…) que no sea coherente con los derechos legales e inalienables del pueblo palestino», que incluyen un Estado independiente con las fronteras de 1967 y capital en Jerusalén Este, además del derecho al retorno de los refugiados.

La OCI también responsabilizó a «la autoridad ocupante» israelí del deterioro de la situación sobre el terreno, con la «anexión» de los territorios palestinos, que el plan de la Casa Blanca legalizaría en algunas áreas.

El mapa diseñado por EE.UU. prevé la anexión por parte de Israel del valle del Jordán, que constituye alrededor del 30% del territorio de Cisjordania, además de establecer Jerusalén como capital israelí, lo cual contraviene las resoluciones de la ONU.

Mientras, la futura capital palestina se situaría en los suburbios de Jerusalén «al este y el norte» del muro israelí, que incluyen Kafr Aqab, la parte este de Shuafat y Abu Dis, barrios separados y deprimidos de la ciudad.

El pasado día 1, la Liga Árabe reafirmó el derecho de los palestinos a establecer su Estado en las fronteras previas a la Guerra de los Seis Días, de 1967, y su capital en Jerusalén Este, condiciones que han marcado las líneas rojas de las negociaciones de paz hasta el momento.

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