Tegucigalpa – Para unos significa chocolates, para otros regalos, otros dicen que es publicidad comercial y hasta hay quienes lo ven como un día normal, pero para Juletta Moore, el Día de San Valentín o Día de los Enamorados, es un día en el que pide a Dios para que el trayecto de su novio por la ruta migratoria no resulte tan dramática y pueda concluir en un final feliz, como lo escribirían los guionistas de Hollywood si se tratara de una película, pero esto es la vida real.

“Julieta” como le llaman sus seres queridos, creció en su país natal, Honduras, a sus 14 años, su padre la llevó a los Estados Unidos para continuar sus estudios.
Sin embargo, hace tres años, en uno de sus viajes a Honduras, conoció a Orlando Fúnez, de quien se enamoró y terminaron siendo novios.
El mismo año, el 2013, “Julieta” regresó a California y Orlando determinó emprender el denominado “sueño americano”, sin embargo, sus aspiraciones se interrumpieron al ser secuestrado por grupos irregulares que operan en el trayecto de la ruta migratoria.
“Para mí fue una experiencia muy dura, enterarme de lo que le estaba ocurriendo, gracias a Dios se logró pagar el rescate y lo soltaron”, relató la joven.
Al ser liberado de sus secuestradores, Orlando retornó a Honduras y a su anterior trabajo, dio a conocer Moore.
Indicó que el año anterior, ella viajó a Honduras, donde permaneció varios meses, incluyendo febrero, en alusión a la presente fecha.
“El 14 de febrero del año pasado fue especial para nosotros, estuvimos cerca, compartimos, pero este año, solo tengo que pedirle a Dios para que lo guarde en ese camino”, dijo.
Y es que hace unos días, Orlando retomó la ruta migratoria, pero en esta ocasión acompañado de un denominado “coyote”, quien le cobra una cantidad de dinero para ayudarle a llegar a los Estados Unidos.

“Yo sólo le pido a Dios que me dé la oportunidad de que este sueño pueda convertirse en realidad”, manifestó, refiriéndose a la idea de verlo nuevamente.
Al mismo tiempo subrayó que “es difícil cuando se sabe nada de las personas más importantes en tu vida”, porque desde que Fúnez emprendió su viaje, su comunicación con Moore ha sido poca.
La historia de Julieta y su novio es una de las muchas que se registran en las parejas hondureñas en las cuales a diario uno de los dos toma la determinación de emprender la ruta migratoria, ya sea por una reunificación o en busca de una mejor calidad de Vida.
Actualmente Fúnez engrosa la estadística de migrantes hondureños que busca cruzar la ruta migratoria y en su momento también formó parte de la cifra de retornados.
Solo el 2014, un numero de 80 mil 996 hondureños, retornaron a Honduras, luego de ser deportados de los Estados Unidos.
Mientras que en lo que va del 2015, ya se registran siete mil 447 los hondureños deportados tanto por vía aérea como terrestre.