Tegucigalpa – La Conferencia Episcopal de Honduras emitió un comunicado este miércoles recordando que hace 50 años, Fray Casimiro Cypher y otros 13 feligreses de la iglesia católica fueron “sacrificados por la causa del evangelio”.
La nota está dirigida a la feligresía de Olancho; a monseñor José Bonello, obispo de Juticalpa; al Clero Diocesano, a la Vida Consagrada y Fieles Laicos, a quienes expresa consuelo, fortaleza y solidaridad.
“Queridos hermanos, con motivo de la celebración de los 50 años del testimonio de vida de Fray Casimiro Cypher, OFM Conv., tras su fallecimiento al lado de otros trece miembros de la Iglesia Católica, en la comunidad de Santa Clara, Los Horcones de Olancho, la Conferencia Episcopal de Honduras (C.E.H.) desea manifestar sus sentimientos de consuelo, fortaleza, solidaridad y respeto a la Orden de Frailes Menores Conventuales y a los familiares de estos hermanos nuestros, ante un hecho tan lamentable para el pueblo de Honduras y, en general, para la humanidad”, reza el comunicado.
La iglesia católica hondureña destaca que la vida testimonial de quienes experimentaron la muerte en condiciones inhumanas y la fe que ha caracterizado al pueblo del departamento de Olancho, fueron las mediaciones que dieron fuerza y vigor para que la vida pastoral en la Diócesis de Juticalpa se convirtiera en un ejemplo de perseverancia discipular y misionera.
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Hace 50 años, el horroroso suceso cobró la vida de 14 personas: Padre Casimiro Cypher, Padre Iván Betancourt, Máximo Aguilera, Lincoln Coleman, Bernardo Rivera, Francisco Colindres, Fausto Cruz, Roque Ramón Andrade, Arnulfo Gómez, Ruth Mallorquín, María Elena Bolívar, Óscar Ovidio Ortiz, Alejandro Figueroa y Juan Benito Montoya. El crimen ocurrió a manos de terratenientes y militares en la hacienda Los Horcones, Lepaguare, propiedad del ganadero José Manuel Zelaya Ordoñez.
«La sangre que derramaron nuestros hermanos, se ha convertido en semilla de vida y esperanza; porque, como dice nuestro Señor en el Evangelio: «Si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero, si muere, da mucho fruto», (Jn 12, 24)”, expresó la Conferencia Episcopal de Honduras.
Los obispos manifiestan también que unen sus plegarias a la oración de muchos hermanos, especialmente en estos días en que conmemoramos aquel hecho histórico, cuando el rostro sufriente de Jesucristo se reflejó en nuestros hermanos, hasta morir; pero, vive Resucitado. VC
