Tegucigalpa – La Iglesia Católica cuestionó este domingo en la homilía oficiada en la Catedral Metropolitana San Miguel Arcángel de esta capital por el párroco sacerdote Juan Carlos Martínez, la cultura mediática de la apariencia, la mentira y el engaño.
“Ellos dicen, pero no hacen, estas palabras de Jesús son una dura reprimenda para la hipocresía de los escribas y los fariseos, son también un aviso severo a los discípulos y hoy también a cada uno de nosotros”, apuntó el clérigo.
Acotó que Jesús pone de relieve la incoherencia y se queja de la manera en que se aprovechan de su función religiosa para satisfacer su necesidad exagerada de reconocimiento.
Señaló que hay muchos dirigentes que hablan de injusticia, pero sus actuaciones están al margen de lo que es justo, hay quienes enseñan como educar y en su vida no son ejemplo
Acotó que también están los que animan a una transformación de la sociedad y no se plantean su propia transformación personal.
Añadió que Jesús cuestiona también el vivir desde la imagen, de la apariencia, desde la necesidad exagerada de ser reconocido, de ser importante, Jesús descalifica el aparentar, el lucirse, el vivir desde el personaje, la baja ostentación, los aires de grandeza, de superioridad y de incoherencia.
“Nosotros vivimos en la cultura de la imagen, a lo mejor nunca se valoró tanto como actualmente la imagen de una persona y nunca se cuidaron tanto las apariencias en todo, es el tributo a una cultura mediática que impone a cualquier persona medianamente importante, la necesidad de un asesor de imagen”, cuestionó Martínez.
En ese sentido, se refirió a los resultados, unas relaciones sociales basadas en las apariencias, en el engaño, unos criterios de conducta que enmarcan la mentira justificándola para el éxito o para la ganancia.
Es por esa razón que el evangelio de este domingo reivindica el valor de la verdad, de la fidelidad y del servicio, apuntó el prelado quien manifestó que en la comunidad cristiana todos son hermanos.
Pidió a los feligreses reconocer humildemente que la actual sociedad se parece poco a la que Jesús quería, por lo que hay que tomarse el tiempo para revisar sus vidas, sus incoherencias, la vana ostentación y situaciones con una actitud fraterna y servicial.
“Nuestro suplica en este domingo puede ser: Señor ayúdanos a no buscar el aplauso, la apariencia, la fachada deslumbrante, Tú que eres la buena noticia del amor de Dios y el servidor de todos, concédenos a los que te hemos elegido como maestro, seguirte siempre con la alegría del evangelio”, puntualizó.