Tegucigalpa – El «Estudio de Factores de Arraigo Territorial y Procesos Migratorios de Personas que Viven Expuestas a la Migración, 2024», realizado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO Honduras) en colaboración con la Organización No Gubernamental Ayuda en Acción, establece que 12.6 % de los hondureños encuestados muestran un arraigo fuerte a Honduras, 30.8 % está algo arraigado, 38 % tiene poco arraigo y 17.9 % no presenta ningún arraigo.

Las personas sin arraigo son personas que en un futuro cercano se pueden convertir en migrantes, señaló a Proceso Digital el doctor Jesús Pérez, director de Ayuda en Acción.
“Evidentemente, pero hay varios factores que hay que tomar en cuenta como la falta de condiciones y que el ser humano siempre tiene una tendencia a moverse, la movilidad humana ha formado parte de la historia, entonces el ser humano solo se arraiga cuando hay condiciones para hacerlo”, expresó el director de Ayuda en Acción.
Seguidamente dijo que lo innato en el ser humano es responder a las necesidades que tienen, entonces lo más normal es que cuando no hay arraigo, la gente puede moverse.
Potenciales migrantes

De su parte, el doctor Rolando Sierra, director de Flacso Honduras, también concluyó que las personas sin arraigo a su país son potenciales migrantes.
Al respecto, caviló que Honduras se ha caracterizado en el siglo XXI por una alta migración.
Acotó que estamos ante un proceso de migración, que es cuando una persona decide por su voluntad trasladarse de un lugar a otro.
Sin embargo, Honduras a su vez debe afrontar otros fenómenos migratorios como el desplazamiento que es cuando la persona es obligada a salir de su territorio a causa de una serie de factores.
El estudio también consultó sobre la expectativa a emigrar y arrojó que el 30 % de las personas tiene en este momento expectativas de emigrar, agregó.
Es importante comprender -dijo- que las intenciones de emigrar no solo tienen que ver con las condiciones internas de un país, hoy la migración se caracteriza fundamentalmente en relación con los procesos de globalización.
Hay economías que atraen a la mano de obra, entonces se puede concluir también que la necesidad de estas economía atrae a las personas, razonó.

Estudio
La investigación, publicada en mayo de 2025, se llevó a cabo en 17 municipios de 13 departamentos hondureños, seleccionados por sus altas tasas de migración y por ser áreas de intervención de Ayuda en Acción.
A través de mil 247 encuestas, entrevistas y grupos de discusión, el estudio identifica los factores que fortalecen el arraigo, como los lazos familiares, la identidad cultural y el acceso a medios de vida, mientras que analiza las fuerzas que empujan a la migración, como la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades.
Uno de los hallazgos más significativos es el papel central de la familia. Para muchos hondureños, la cercanía con sus seres queridos es una razón poderosa para no emigrar. “Mi familia está aquí, y no me imagino dejarlos”, es una frase recurrente entre los encuestados. Además, la conexión con la comunidad, reflejada en actividades culturales como ferias patronales o la confianza en los vecinos, fortalece el sentido de pertenencia.
La identidad cultural también emerge como un pilar del arraigo. En comunidades indígenas y afrohondureñas, las tradiciones, la lengua y las costumbres son anclas que resisten los embates de la modernidad y la globalización. Sin embargo, estas comunidades enfrentan amenazas como el cambio climático y la pérdida de tierras, que afectan su capacidad de permanecer en sus territorios ancestrales.
El estudio revela que el contexto económico es un factor determinante. La falta de empleo, señalada por el 82 % de los encuestados como la principal causa de migración entre 2014 y 2017, sigue siendo una preocupación. No obstante, quienes tienen acceso a trabajos estables o emprendimientos locales tienden a quedarse. En este sentido, el apoyo a pequeños negocios y la agricultura familiar se perfilan como estrategias clave para fomentar el arraigo.

Naturaleza y derechos
El entorno natural también juega un papel crucial. Los paisajes, bosques y ríos de Honduras no solo son recursos económicos, sino también fuentes de identidad y bienestar.
Los encuestados expresaron un profundo apego a su entorno, pero advierten sobre la necesidad de protegerlo frente a la deforestación y el cambio climático, que agravan la vulnerabilidad de las comunidades rurales.
La investigación subraya la importancia de la ciudadanía social, entendida como el acceso a derechos básicos como empleo, salud, educación y seguridad.
La ausencia de estos derechos impulsa la migración, mientras que su garantía puede fortalecer el arraigo.
En este contexto, el estudio critica la incapacidad de los gobiernos central y locales para responder a estas necesidades, lo que perpetúa la desigualdad y la exclusión.
Llamado a la acción
Para abordar estos desafíos, el estudio propone una estrategia integral basada en cuatro componentes: fortalecimiento de la ciudadanía social, promoción de la identidad cultural, conservación del entorno natural y desarrollo económico local. Entre las recomendaciones destacan la creación de programas de empleo, el apoyo a emprendimientos, la protección jurídica de comunidades indígenas y la promoción de actividades culturales que refuercen los lazos comunitarios.
Un ejemplo inspirador es el caso de las mujeres emprendedoras en los municipios estudiados. A pesar de las dificultades, muchas han iniciado negocios que no solo generan ingresos, sino que también fortalecen el tejido social. Sin embargo, el acceso limitado a créditos y la falta de capacitación siguen siendo barreras que el gobierno y las ONG deben abordar.
El informe también destaca la necesidad de políticas públicas participativas que prioricen el desarrollo territorial. Esto incluye la gestión compartida de áreas protegidas y el apoyo a la agricultura familiar, que no solo garantiza la seguridad alimentaria, sino que también fomenta la permanencia en el territorio.
En última instancia, este estudio es un llamado a la acción para construir una Honduras donde quedarse sea una elección, no una imposición. Al fortalecer las raíces culturales, económicas y sociales de sus comunidades, el país puede ofrecer a sus ciudadanos, especialmente a los más vulnerables, la oportunidad de soñar y prosperar en su propia tierra. RO