Tegucigalpa (Proceso Digital /Ronald Ordoñez) – Tras 15 meses de pandemia Honduras no tendrá un fin cercano al uso de la mascarilla, el principal escudo de los ciudadanos contra el coronavirus SARS-CoV-2 que ya deja más de 240 mil casos positivos y 6 mil 500 decesos, esa es la principal conclusión a la que llegan varios expertos consultados por Proceso Digital.
-El retardo en el proceso de vacunación aumenta la brecha para hablar de dejar de usar la mascarilla en Honduras.
El país centroamericano deberá primero pensar en lograr la inmunidad de rebaño, es decir vacunar contra la COVID-19 al menos el 70 % de su población apta para recibir el medicamento, para iniciar a hablar del abandono de la mascarilla.
Contrastantemente varios países de Europa y casi todos los estados de Estados Unidos ya han autorizado dejar de usar la mascarilla en espacios públicos.
Un escenario que también se repite en Honduras, pero como producto del relajamiento ciudadano que pese a las insistentes recomendaciones médicas aún no hace uso correcto de la mascarilla o simplemente deja de usarla. Así lo constató la cámara de Proceso Digital que hizo un recorrido por Tegucigalpa.
Proceso Cultural
A criterio del doctor Hommer Mejía, coordinador de la Unidad de Vigilancia de la Secretaría de Salud (Sesal), el uso de mascarilla se debe adoptar como un proceso cultural, es decir que después de lograr la inmunidad de rebaño se continúe con el uso de la misma como una acción preventiva de varias enfermedades.
“El uso de la mascarilla corresponde ser una de las medidas que debería quedar como parte de la cultura en materia de salud, así como la cultura asiática”, expresó a Proceso Digital el galeno hondureño.
Enfatizó que será hasta que se haya inmunizado a más de seis millones de hondureños que se podrá hablar de dejar de usar la mascarilla.
Acotó que la mascarilla previene el contagio de la COVID-19 en el 70 %, por lo que es en la actualidad el principal escudo contra la enfermedad.
“Esta medida no debería dejar en el olvido y retomar las buenas costumbres y continuar con esta forma como práctica rutinaria, hablamos como mínimo y tomando en cuenta el ritmo en la aplicación de vacunas, todo este año seguiremos usando la mascarilla”, apostilló el coordinador de la Unidad de Vigilancia de la Sesal.
Relajamiento ciudadano
En su recorrido por la capital hondureña, Proceso Digital se trasladó al kilómetro cero de Tegucigalpa, la plaza general Francisco Morazán, donde constató la ausencia o el mal uso de la mascarilla en la mayoría de las personas.
Desde madres con sus hijos en brazos hasta ancianos sosteniendo una cotidiana plática son las gráficas que demuestran el relajamiento ciudadano.
Otras personas simplemente azotadas por las altas temperaturas, características de la temporada, hacen mal uso de la mascarilla y la retiran a la barbilla o dejan colgando de una oreja, acciones que dejan sin efecto el favor de la mascarilla, caso contrario aumenta el riesgo de contagio de la COVID-19.
Los escépticos también forman parte de la sociedad hondureña, ellos simplemente continúan con su vida cotidiana sin creer en la enfermedad y por ende el uso de la mascarilla no es algo que forme parte de su rutina.
En todos los casos se denota un relajamiento ciudadano que pasa factura con el aumento de casos y decesos.
Un año más…
A criterio del exministro de Salud, José Manuel Matheu, al menos un año más los hondureños deberán hacer uso de la mascarilla y este tiempo se puede alargar si no se logra antes una inmunidad de rebaño.
En conversación con Proceso Digital el galeno reflexionó que el uso de la mascarilla es la base de las medidas de bioseguridad que, de momento, ante un mínimo porcentaje bajo de vacunación, es el único escudo contra la pandemia.
Razonó que en el país centroamericano aún no se vacuna a la población joven que son los que más se exponen a los contagios ya que son quienes deben salir a trabajar.
Apuntó que la vacuna no evita el contagio, solo ayuda a que no se llegue a un estado grave de la enfermedad.
Por lo que exhortó al uso de la mascarilla y reforzar todas las medidas de bioseguridad como el lavado constante de manos, uso de gel y practicar el distanciamiento físico.
Alertó que las personas que ya recibieron una primera dosis de la vacuna contra la COVID se han confiado y son quienes han dejado de usar la mascarilla. “A esta gente todavía le puede dar la infección severa y ya se ha visto pacientes que han tenido que terminar en cuidados intensivos aún con la primera dosis”, exteriorizó.
Con base en lo anterior consideró que al menos un año más se deberá continuar con el uso de la mascarilla en Honduras.
Lejos de decir adiós al uso de la mascarilla
Para el presidente de la Asociación de Médicos del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) de San Pedro Sula, Carlos Umaña, el adiós al uso de la mascarilla en Honduras está muy lejos.
Al actual ritmo de vacunación se logrará la inmunidad de rebaño en cuatro años y solo hasta entonces se podrá hablar de dejar de usar la mascarilla, indicó a Proceso Digital el galeno hondureño.
Arguyó que en los países y ciudades donde se ha dejado de usar la mascarilla ya se ha inmunizado en más del 95 % de su población.
“En Honduras, con el ritmo que llevamos de vacunación vamos a tener que continuar con el uso de la mascarilla, aunque esta debería ser ya una medida permanente de prevención”, manifestó el galeno desde la ciudad de San Pedro Sula donde ejerce su profesión.
Ejemplificó que la cultura asiática ha adoptado esta medida de forma permanente y se debería pensar de igual manera en Honduras.(RO)