Por: Otto Martín Wolf
Muy pocas veces se produce una noticia del espacio que alcance lugares de primera página en los principales medios del mundo.
Hace mucho tiempo, cuando los Estados Unidos y Rusia (URSS) estaban enfrascados en la carrera espacial eran frecuntes.
Desde el primer satélite artificial (Sputnik-ruso), el primer ser vivo en salir al espacio (Perrita Laika-rusa) el primer ser humano en órbita (Yuri Gagárin-ruso) hasta el primer hombre en la Luna (Armstrong-norteamericano), las noticias eran frecuentes y muy emocionantes.
El hombre estaba iniciando la conquista del espacio.
Pero luego, después de la primera nave en la Luna el asunto empezó a perder espectacularidad, al grado que no creo que haya nadie que recuerde cómo se llamó el comandante de la segunda misión a la Luna y mucho menos de quienes le siguieron.
El transbordador espacial norteamericano (ya descontinuado) logró cierto grado de notoriedad, especialmente -es duro decirlo- cuando se produjeron dos accidentes terribles, pero luego pasó al olvido.
Inclusive algo tan importante y portentoso como la Espacial Internacional, esfuerzo conjunto de varias naciones, no recibe especial atención del público, la novedad repetida siempre termina convirtiéndose en rutina.
Aún la conquista del espacio, que debería ser del interés de toda la humanidad, no puede competir contra la espectacularidad de los monstruos con que Hollywood frecuentemente invade la Tierra y, mucho menos, contra la millonaria saga de la Guerra de las Galaxias y, en menor grado, de Star Trek.
Dicho lo anterior, la semana pasada la NASA (Agencia Espacial Norteamericana) en unión de un equipo de Bélgica, logró titulares en todo el mundo, al anunciar que sus telescopios habían comprobado la existencia de un sistema solar con grandes posibilidades de albergar vida.
Ubicado apenas a 40 años-luz de la Tierra se encuentra una estrella, un sol parecido al nuestro, llamado Trappist-1 orbitado por siete planetas muy parecidos a la Tierra (rocosos, no de gas, no muy fríos, no muy calientes, del tamaño adecuado, etc)
No voy a ser tan ingenuo, es posible que la fuerza de la divulgación desarrollada por la NASA también tenga que ver con el nuevo gobierno norteamericano y la necesidad de conservar -o ampliar- su presupuesto.
Pero, de todas maneras la noticia es espectacular, especialmente para aquellos que desde niños hemos soñado con viajes interplanetarios y, sobre todo, con comprender los misterios del universo.
También es posible que el descubrimiento encierre otras noticias, como que ya han detectado la existencia de agua en alguno de esos siete planetas, lo que llevaría a la siguiente conclusión: Agua, a la temperatura adecuada y con una atmósfera no muy hostíl igual a VIDA!
Habrán detectado vida y va a racionar la información por los efectos que pueda tener en algunos grupos religiosos fanáticos fundamentalistas?
Es posible, lo sabremos en los próximos meses.
Aunque en la intensidad infinita del cosmos es matemáticamente probable que exista no sólo uno, pero varios millones de sistemas solares como el nuestro, la comprobación científica de que en realidad los hay -como parece ser este caso- es algo maravilloso.
El planeta Tierra no está solo, hay otros sistemas iguales o parecidos, como el caso de Trappist-1 eso lo acaba de divulgar la NASA, magnífico!
La posibilidad de que haya vida extraterrestre es enorme, pero la ciencia requiere comprobación y eso aún está pendiente.
No obstante, la existencia de Trappist-1 y su sistema planetario nos acerca un poco más a una confirmación científica, estamos muy cerca de tener una respuesta a la pregunta, la más importante en la historia de la humanidad… estamos solos en el universo?
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