Tegucigalpa – Las Fuerzas Armadas de Honduras (FFAA) han vuelto a utilizar su periódico institucional como plataforma para atacar abiertamente a la prensa nacional, esta vez centrando su artillería discursiva en contra del presidente del Colegio de Periodistas de Honduras (CPH), Juan Carlos Sierra, a quien acusan de “asesinar la verdad” y “contribuir al robo de la democracia”.
En un extenso artículo, el medio castrense califica a Sierra como un “periodista que lejos de informar con la verdad, la asesina”, cuestionando su «credibilidad moral» y acusándolo de sembrar división entre los hondureños.
Sierra ha sido uno de los comunicadores que recientemente denunció la creciente militarización de la sociedad y advirtió que “lejos de dar seguridad, las Fuerzas Armadas están sembrando temor”. La respuesta no tardó: el periódico de las FF AA le dedicó varias planas completas para deslegitimarlo, en lo que diversos analistas consideran una campaña de desprestigio con motivaciones políticas.
La arremetida de las Fuerzas Armadas no es un hecho aislado, sino parte de una tendencia creciente de ataques sistemáticos a las voces críticas en Honduras. Mientras tanto, la comunidad internacional, organismos de derechos humanos y el gremio muestran su preocupación ante la escalada de ataques a la prensa desde la institucionalidad.
Las Fuerzas Armadas de Honduras, una institución que por mandato constitucional debería estar al servicio del pueblo y garantizar la soberanía nacional, contrario a su mandato han intensificado su campaña de hostigamiento contra la prensa independiente.
Además, lejos de mantener una posición neutral, el alto mando castrense, liderado por el jefe del Estado Mayor Conjunto, ha optado por convertir sus canales institucionales en una tribuna de ataques a periodistas, en un comportamiento más propio de un régimen autoritario que de una democracia.
Una columna de ofensa a la prensa
En su más reciente edición del periódico militar, los uniformados además publican otra plana de opinión que titulan “Los sicarios de la información”.
Es un duro y extenso escrito acreditado a la autoría del teniente en condición de retiro Felipe Ballesteros, en la que el autor arremete contra lo que denomina «la quinta columna», una supuesta red de comunicadores a los que acusa de ser sicarios de la información.
Según Ballesteros, estos periodistas no solo manipulan la verdad, sino que la asesinan, tergiversan los hechos y destruyen la conciencia colectiva del pueblo hondureño a través del uso malintencionado del espectro radioeléctrico.
El autor dirige su crítica especialmente a un comunicador con más de 40 años de trayectoria en un canal nacional, a quien señala como vocero de esta supuesta estructura mediática al servicio de intereses oscuros. Asegura que este tipo de periodismo no busca informar, sino imponer agendas políticas y desestabilizar gobiernos democráticamente electos.
Ballesteros defiende al jefe del Estado Mayor Conjunto, general Roosevelt Hernández Aguilar, a quien describe como “el general del pueblo” por haberse negado —según él— a obedecer los mandatos de esa «quinta columna» que “promueve y ordena golpes de Estado”.
La columna finaliza denunciando la impunidad con la que —según el autor— operan estos “sicarios de saco y corbata”, quienes se escudan en la libertad de expresión para hacer daño al país, manipular a la población y borrar su memoria histórica.
En conclusión, todas las planas dedicadas a la prensa nacional están plagadas de calificativos y carente de argumentos que a criterio de analistas demuestra un preocupante desdén por la libertad de expresión y una peligrosa tendencia a etiquetar como enemigos a quienes ejercen el periodismo. LB
