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Fantasmagoria

Julio Raudales

Es probable que, economías pequeñas y muy abiertas al comercio internacional como la hondureña, enredadas en sus propias contradicciones, resabios y malas prácticas, no estén aun conscientes del peligro que les asecha en estos días. La situación es más grave de lo que parece. Es indispensable que nos preparemos para lo peor.

Estados Unidos, la mayor economía del mundo está a punto de declararse en “default” o sea, en incapacidad de pagar su deuda soberana. El problema es que la recaudación tributaria en aquel país no es suficiente para cubrir sus enormes gastos gubernamentales. Debido a ello, el Congreso Federal debe autorizar al Departamento del Tesoro para que emita deuda mediante la venta de “bonos” o certificados. Con ello, el presidente puede excederse en sus gastos y así cubrir sus necesidades.

En esta ocasión, el techo o límite para que el gobierno se endeude es de 31.4 millones de millones de dólares (billones en español). El problema es que Biden pretende gastar más que eso y si no contrae más deuda, solo le queda incrementar impuestos, para lo cual también debe solicitar el apoyo de los congresistas que en su mayoría no le son afectos.

No es la primera vez que esto pasa. El techo de la deuda soberana de los Estados Unidos se ha roto 78 veces en los últimos 60 años, es decir, más de una vez por periodo fiscal. Los presidentes de aquel país, como buenos políticos, son muy inclinados a gastar el dinero público para que quedar bien con sus votantes y curiosamente, no son los demócratas los que más lo hacen sino sus oponentes del partido republicano.

En esta ocasión, el peligro del “default” se encandila debido a la celeridad que ha tomado la confrontación política. Donald Trump, el maquiavélico líder republicano está empeñado en humillar al actual presidente y para ello es capaz de usar la influencia que tiene en la mayoría que su partido ostenta en el Congreso, sin importar que el cierre del gobierno provoque una crisis económica de terribles consecuencias.

Janeth Yellen, secretaria del Tesoro ha advertido que, de persistir la actitud contumaz de la bancada republicana, podría generarse una recesión histórica en la economía mundial, dado el contexto sombrío que atraviesa el planeta que aún no termina de recuperarse por los embates de la pandemia, la guerra en Europa y cada vez más evidente deterioro ambiental. Las cosas se han vuelto complejísimas.

La oposición política, en cambio, espoleada por Trump, está empecinada en pedirle a Biden que recorte el gasto inmoderado en que ha incurrido el fisco durante los últimos 3 años. Los demócratas insisten en que es indispensable continuar por la ruta irracional del déficit.

De persistir el conflicto de poderes en Washington, es muy probable que la economía mundial experimente un aumento drástico en los tipos de interés, lo que, sumado a los problemas de inflación, produciría un estrangulamiento de la inversión tal que desembocaría en un desempleo masivo que puede llegar a ser hasta del 12% en aquel país. Esto podría causar daños irreparables, sobre todo a las economías pequeñas, pobres y dependientes.

Los hondureños debemos prepararnos para un escenario complejo. Para ello es urgente tomar medidas de política anticíclicas e intentar una estrategia rápida de acomodo de la inversión pública y privada para mantener activos a los sectores productivos.

El gabinete Económico debe reunirse de emergencia. Es indispensable elaborar un plan de acción rápido que facilite el apoyo a los pequeños agricultores, mejore las vías de acceso rural y permita que la producción de alimentos disminuya el riesgo de la sequía o el exceso de lluvias y amaine la posibilidad de una hambruna.

También se deben tomar acciones rápidas para detener la crisis energética que ya está en ciernes. Lo peor que podría pasar, sobre todo a la gente más pobre, es que en medio de la turbulencia financiera que se avecina, tuviésemos que lidiar también con apagones.          Es entonces menester que de una vez olvidemos el circo politiquero que hemos estado presenciando hasta ahora y nos pongamos a trabajar de verdad. Las cosas que vienen lo ameritan y no podrán decir que no se les advirtió.

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