spot_img

Esperanza y optimismo con memoria: Honduras exige un nuevo rumbo

Tegucigalpa- Pese a los contratiempos, acusaciones y el persistente fantasma del fraude e incertidumbre poselectoral que marcó las elecciones más disputadas de la historia reciente de Honduras, la declaratoria oficial del Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamando a Nasry “Tito” Asfura como presidente electo para el período 2026-2030 ha comenzado a abrir paso a un clima de optimismo, expectativa y esperanza, tanto dentro como fuera del país.

El fallo del CNE no solo cerró un proceso largo y tenso, sino que desencadenó una avalancha de reconocimientos, felicitaciones y mensajes de colaboración provenientes de la comunidad internacional, organismos multilaterales, sectores productivos, iglesias y actores clave de la vida nacional, señales que muchos interpretan como un voto de confianza hacia la institucionalidad democrática y la posibilidad de un nuevo rumbo para Honduras.

Aunque sin apariciones públicas ni discursos extensos, los primeros mensajes del presidente electo —breves, prudentes y conciliadores— han dejado un buen sabor político, reforzando la percepción de que Asfura buscaría encabezar un gobierno de integración, diálogo y consensos, capaz de alinear a los distintos sectores en una misma dirección: el desarrollo de un país golpeado por una economía debilitada, una institucionalidad erosionada y problemas estructurales profundamente enraizados, como la pobreza, la corrupción y una elevada deuda social en salud, educación y seguridad.

No obstante, los analistas coinciden en que el reto que enfrenta Asfura es enorme. Su llegada al poder no se da sobre un terreno despejado. El peso del pasado de su partido, marcado por escándalos de corrupción y narcotráfico, sigue siendo una sombra difícil de ignorar. Además, el mensaje de las urnas ha sido claro: los hondureños ya no están dispuestos a tolerar gobiernos que defrauden al pueblo, una advertencia que se ha traducido en castigo electoral y mayor vigilancia ciudadana.

Expectativa por la toma de posesión y el gabinete

La atención ahora se centra en la toma de posesión, prevista constitucionalmente para el 27 de enero de 2026. Conociendo el estilo sencillo y austero del presidente electo, se augura una ceremonia sobria, aunque ni él ni su equipo han confirmado detalles.

Más determinante aún será la conformación del gabinete de gobierno, considerado por expertos como una prueba clave de coherencia y compromiso.

La expectativa es que Asfura se rodee de funcionarios honestos, técnicos y con experiencia, evitando improvisaciones y el uso político de las instituciones. Asimismo, se espera que marque distancia de prácticas que han generado división, como el acoso político a empleados públicos, un fenómeno que se agudizó en el último gobierno de Libre con los colectivos partidarios del actual oficialismo.

Como han reiterado las iglesias, Honduras necesita paz, reconciliación y respeto institucional, un llamado que el propio presidente electo ha retomado en sus primeros pronunciamientos.

Voces nacionales llaman a estabilidad y reconciliación

En el ámbito interno, organizaciones empresariales como el Cohep, la CHICO, la CCIT y la CCIC coincidieron en un llamado a la estabilidad, la responsabilidad y el trabajo conjunto, reiterando su disposición de colaborar con el nuevo gobierno.

Las iglesias también elevaron su voz. La Confraternidad Evangélica de Honduras felicitó a Asfura e hizo un llamado a la oración y a la fe. El arzobispo de San Pedro Sula, Miguel Lenihan, expresó su deseo de que la Navidad traiga paz a Honduras, mientras que el cardenal Óscar Andrés Rodríguez había instado previamente a una pronta resolución del proceso electoral en favor de la tranquilidad nacional.

Reconocimiento internacional amplio e inmediato

El reconocimiento a la victoria de Asfura fue rápido y contundente. Desde Estados Unidos, el secretario de Estado Marco Rubio lo felicitó pocos minutos después de confirmarse el triunfo, seguido por el subsecretario Christopher Landau, quien destacó la realización de unas elecciones “exitosas y reñidas”.

También expresaron su respaldo los presidentes Rodrigo Chaves (Costa Rica), Javier Milei (Argentina) y Santiago Peña (Paraguay), así como la Unión Europea, la OEA, el Departamento de Estado de EE. UU. y los gobiernos de Argentina, Bolivia, Ecuador, Panamá, Perú y República Dominicana, entre otros.

A nivel multilateral, el presidente ejecutivo de la CAF, Sergio Díaz-Granados, y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) felicitaron al mandatario electo. El BID reafirmó su compromiso de colaboración para impulsar el desarrollo inclusivo y sostenible, subrayando la importancia de fortalecer el crecimiento económico y el bienestar social.

China, por su parte, aseguró que respeta la decisión del pueblo hondureño y expresó su disposición de colaborar para el desarrollo de las relaciones bilaterales, pese a que Asfura planteó en campaña la posibilidad de restablecer vínculos con Taiwán.

Desde España, los principales partidos de la derecha y ultraderecha felicitaron al presidente electo. El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, afirmó que su victoria es “una buena noticia para la libertad y la democracia”.

Lo descrito son solo algunos de los principales ejemplos de los múltiples mensajes de reconocimiento al nuevo presidente electo de Honduras y los buenos augurios en la conducción del país.

Así, entre heridas aún abiertas y una ciudadanía vigilante, Honduras se asoma a un nuevo capítulo político, donde la esperanza convive con la exigencia. El desafío está planteado: transformar el optimismo inicial en resultados concretos y demostrar que esta vez, el cambio no será solo una promesa.LB

spot_img
spot_img
spot_img

Noticias recientes

spot_img
spot_imgspot_img