Tegucigalpa – Entre el miedo y la esperanza, 19.4 millones de venezolanos acuden este domingo a las elecciones legislativas en ese país sudamericano que para muchos analistas está a las puertas de un cambio político, si la oposición logra vencer al oficialismo.
-Venezuela afronta hoy cruciales elecciones legislativas tras una tensa campaña electoral en medio de una severa crisis económica acentuada por la escasez y el desabastecimiento de alimentos.
–Los comicios serán observados por la misión de acompañamiento de la Unasur, única autorizada por el ente comicial, pero cuenta con numerosos invitados internacionales de la oposición venezolana.
Los más de 19 millones de venezolanos están convocados para elegir este domingo a los 167 parlamentarios para el período 2016-2021 de la unicameral Asamblea Nacional (AN, Parlamento), que en la actualidad cuenta con una mayoría oficialista.
Advertencia de caos y violencia
Las elecciones legislativas de este domingo «traerán consecuencias vitales para los venezolanos», manifestaron el sábado los obispos de la Conferencia Episcopal del país sudamericano y la Vicaría de Derechos Humanos de la Arquidiócesis de Caracas.
En un comunicado conjunto, ambas instancias de la Iglesia católica destacaron que el sufragio es un deber y un derecho que en esta oportunidad entraña «una importancia fundamental para la organización del Poder Público» nacional.
Las elecciones legislativas de ese domingo, preocupan a organismos nacionales y extranjeros, luego de las afirmaciones del mandatario venezolano Nicolás Maduro sobre el “caos” y la “violencia” que se puede formar en Venezuela si triunfa la oposición, lo que genera temor entre la población y los sectores opositores que tienen la esperanza de triunfar en los comicios.
«Si se diera ese escenario, negado y transmutado, Venezuela entraría en una de las más turbias y conmovedoras etapas de su vida política. Y nosotros defenderíamos la revolución, no la entregaríamos. Pasaría a una nueva etapa», advirtió Maduro en una entrevista transmitida a fines de octubre por el canal estatal VTV. El mandatario afirmó que, en ese caso, gobernaría «con el pueblo, siempre con el pueblo, y en unión cívico-militar».
Entretanto, el presidente de la Asamblea Legislativa, Diosdado Cabello, el número dos del régimen, habló en la misma sintonía el miércoles 25 de noviembre en un acto de campaña realizado en el estado de Monagas. «Si no tenemos mayoría en la Asamblea Nacional, seguramente aquí va a haber un conflicto de poderes, porque el presidente Nicolás Maduro no se va a dejar, estoy seguro», aseveró.
Si bien los resultados de las elecciones legislativas de este domingo 6 de diciembre no son fáciles de predecir, porque en cada distrito se vota de una manera distinta, y el chavismo cuenta con muchas ventajas, todas las encuestas coinciden en que la oposición ganará. Entonces, la pregunta es ¿el gobierno cumplirá o no con sus advertencias?
«Si se concretaran las amenazas de Maduro y Cabello, el escenario seguro sería de violencia, porque les dijeron a sus bases que si la oposición obtiene la mayoría, la gente tiene carta blanca para salir a la calle y hacer lo que se le venga en gana.
Ya asesinaron a un dirigente opositor, Luis Manuel Díaz, y hubo agresiones contra concentraciones. Pareciera que el llamado a la violencia está siendo respondido, y eso es sumamente peligroso, porque además no hay respuesta oficial», señaló la doctora en ciencias políticas por la Universidad Central de Venezuela, Nelly Arenas.
Para la historiadora Margarita López Maya, también profesora de la Universidad Central, «hay una cosa muy dicotómica entre discurso y realidad. «Están tratando de amedrentar, asustar y restringir la libertad del voto. Es un discurso tan extremo que no tiene restricciones en ofensas, improperios y violaciones a la Constitución. Están obligados a mantener la paz, pero prácticamente que incitan a la violencia», acotó.
«La situación de Venezuela es muy grave. Es uno de los países más peligrosos del mundo, y Caracas es la capital con más homicidios de América Latina. Hay grupos organizados oficialistas o simplemente grupos delincuenciales que, como no hay un Estado de derecho que imponga castigos, roban, secuestran y matan, porque es muy fácil», agregó.
Opciones del gobierno
Sin embargo, puso en duda que Maduro pueda desconocer tan fácilmente los resultados, ya que, para «gobernar en la calle», como advirtió, necesitaría tener un apoyo social del que en este momento carece.
Para algunos analistas, Maduro no es un presidente popular y nunca ganó por una mayoría importante, y a lo largo del último año se agravó su problema de legitimidad por la escasez, la crisis económica, la inseguridad y todas las dificultades que está viviendo la sociedad venezolana.
Es claro que no es posible saber qué ocurrirá, porque ni siquiera hay certezas sobre el resultado de los comicios. Pero en la hipótesis de un triunfo opositor, se puede especular con que al oficialismo se le abren tres grandes caminos.
El más extremo de todos sería un desconocimiento explícito de las elecciones, lo que supone un paso hacia un golpe de Estado, lo que sería muy grave para el país.
Para los analistas, la otra opción sería las Fuerzas Armadas, porque el alto mando es chavista, pero el resto no necesariamente.
El segundo camino posible es que ante la evidencia de la victoria opositora, Maduro se trague sus palabras, reconozca los resultados y comience un proceso de negociación política, donde el área crucial sería la económica.
El tercer y último camino es el de los grises, la búsqueda de un punto intermedio. A grandes rasgos, el plan podría ser buscar los mecanismos institucionales para obviar y minimizar el impacto de la derrota electoral, sin romper explícitamente el orden democrático.
De los tres escenarios, nadie duda de que el segundo fuera el más sano para el país. Pero los analistas coinciden en que todas las señales que dan Maduro y sus lugartenientes tienen el sentido opuesto, aunque tampoco parece muy probable que se atrevan a romper definitivamente el orden democrático haciendo un autogolpe, porque los costos serían muy grandes.
Observación electoral
A pocas horas de abrir la votación, la misión electoral de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) dijo que tiene listo el informe previo a los comicios, pero no dio detalles o especificaciones sobre su contenido y solo indicó que en este documento están contenidas todas las actividades que ha acompañado desde noviembre cuando se instaló en el país.
Parte de ese informe contiene el llamado de la Unasur a que las votaciones se hagan en paz, indicó el coordinador general de la misión, el boliviano José Luis Exeni.
La misión también expresó que el domingo pondrá «especial atención» en la hora de cierre de las mesas de votación, en la difusión de los resultados y en el voto asistido.
Aseguró que a la par de esto «hay un criterio coincidente en el sentido de que el sistema de votación está blindado, es sólido, es muy seguro».
La misma opinión comparte la misión de acompañamiento electoral del Consejo de Expertos Electorales Latinoamericanos (Ceela) que presentó un informe en el que señala que, tras 20 auditorías al sistema electoral venezolano de cara a las legislativas, se puede confirmar que este mecanismo es «transparente y confiable».
El Ceela indicó, además, que tras ser revisados los dispositivos de comunicación que se usarán en el proceso de transmisión de resultados «se garantiza» que la red que utilizará el CNE es «exclusiva y está totalmente aislada de internet y blindada frente a intrusos, los llamados hackers».
Empero, otra visión del ambiente electoral manifestaron los seis expresidentes latinoamericanos invitados a acompañar las elecciones por la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
En un documento conjunto, los expresidentes Andrés Pastrana (Colombia), Jorge Quiroga (Bolivia), Mireya Moscoso (Panamá), Luis Alberto Lacalle (Uruguay) y los costarricenses Laura Chinchilla y Miguel Ángel Rodríguez manifestaron su «preocupación por el contexto en el que se realizarán las referidas elecciones».
Los exgobernantes consideraron que en el país existe «una virtual hegemonía comunicacional de Estado» que limita «el debate libre y equitativo».
Destacaron, además, «la negativa de que se realice observación internacional imparcial y técnicamente calificada».
Llamado al civismo y la paz
En el comunicado emitido por la iglesia católica, se subraya que los obispos consideran el voto «un derecho, pero también un deber que hace posible el equilibrio de poderes del Estado de derecho y es la única vía, por lo demás pacífica, para garantizar la democracia y el fortalecimiento de la ciudadanía».
Por su parte, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, llamó el sábado a que Venezuela celebre este domingo una jornada electoral «cívica» y «en paz» y deseó que tras ella se inicie en el país un proceso de «diálogo» y «reconciliación nacional».
«A 24 horas de las elecciones legislativas en la República Bolivariana de Venezuela, hacemos un llamado a todos los venezolanos para que la jornada del domingo sea una fiesta cívica y que el soberano -el pueblo- pueda ejercer su derecho al voto en paz», apuntó Almagro en un breve comunicado.
«Todos los pueblos de nuestra América y del mundo están mirando con atención lo que sucede en Venezuela. En este contexto, solicitamos respetuosamente a todos los sectores de la sociedad venezolana que, tras el resultado electoral, encuentren los mecanismos para iniciar un diálogo y una gran reconciliación nacional», concluyó el uruguayo.
Tras no lograr que el gobierno venezolano aceptara una misión de observación electoral del organismo en las elecciones parlamentarias, Almagro decidió posicionarse y publicó una carta en la que detalló los motivos que le llevan a pensar que las elecciones de Venezuela no tienen garantías para ser plenamente democráticas.
Los 167 escaños de la Asamblea Nacional de Venezuela (AN, Parlamento) serán renovados este domingo en unas elecciones a las que están convocados los más de 19.4 millones de inscritos en el Registro Electoral venezolano.
Además de 776 observadores nacionales, el Consejo Nacional Electoral (CNE) acreditó a medio centenar de técnicos de los entes del voto de los países de la Unasur y como acompañantes del proceso electoral a personalidades tales como el expresidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero y el expresidente de Panamá Martín Torrijos.