«Le pedí una visa diplomática para regresar a Estados Unidos como embajadora de paz, de justicia y esperanza para mucha gente» en aquel país, comentó Arrellano a la prensa después de su encuentro con el mandatario mexicano, quien -según la activista- dijo que analizaría la propuesta.
El hijo de la activista, Saúl Arellano, de ocho años, tiene la ciudadanía estadounidense y se quedó en el país vecino después de que su madre fue deportada a México.
Arellano aseguró que en su encuentro con Calderón expuso el problema de miles de inmigrantes que han sido deportados al igual que ella y que, además de ser separados de su familia, son tratados como criminales o terroristas.
«Estoy buscando que nuestro gobierno tome una posición firme para defendernos a los más de 5 millones de mexicanos (inmigrantes indocumentados) y también que pueda negociar una reforma migratoria con Estados Unidos», afirmó tras destacar que México «no ha hecho lo suficiente» en este tema.
Aseguró que su caso, como el de otros mexicanos, «no debe ser un tema partidista», sino una solución para resolver la situación migratoria de miles de inmigrantes que viven en EE.UU.
En relación al apoyo que la cancillería mexicana le ofreció para la educación en México de su hijo, la activista dijo que rechazó esta propuesta.
«Yo no estoy pidiendo nada para mi hijo (…) les dije que no puedo pedir nada personal para mí. Estoy por una lucha de muchos inmigrantes, yo como madre saldré con mis propias manos junto con mi hijo», aseveró.
Saúl, que se encuentra en Chicago, llegará el próximo viernes a la ciudad de México, adelantó Arellano.
Informó que tanto su hijo como ella participarán en una movilización en la ciudad fronteriza de Tijuana el próximo 12 de septiembre, para exigir una reforma migratoria.
Elvira Arellano vivió más de un año en el interior de una iglesia de Chicago, lo que la convirtió en un símbolo de la lucha para modificar las leyes de inmigración de Estados Unidos.
El Congreso de ese país ha revisado en los últimos meses un proyecto de reforma migratoria que podría potencialmente beneficiar a unos cinco millones de indocumentados mexicanos en ese país, pero no ha logrado que el plan prospere.
