(Este es el cuarto reportaje de una serie de cinco sobre la historia de cinco fotos emblemáticas).
Miami, (EEUU).- (Especial para Proceso Digital- Por Alberto García Marrder).
En 1969, cuando dos humanos pisaron la Luna por primera vez, se sintieron observados.
Y no era por los más de 500 millones de personas que en la Tierra seguíamos por televisión, muy emocionados, los pasos de los astronautas norteamericanos Neil Armstrong y Edwin Aldrin en la Luna, en una gesta histórica de la Misión de la Apolo-11.
La teoría que circula desde entonces, y no desmentida oficialmente, es que vieron muy cerca, sobre un cráter y casi estático, un OVNI (un Objeto Volador No Identificado).
Y las iniciales en inglés que usaron, supuestamente, varias veces, en su contacto con la mesa de control de la agencia aeroespacial NASA en Houston (Texas) fueron tres: UFO…UFO….UFO….(Unidentified Flying Objects”.
Y que no escuchamos, nosotros los terrestres.
Esa podría ser una más de las muchas teorías o leyendas que hay sobre los “platillos voladores”.
Pero esta es diferente. Y lo explico.
¿Dónde estábamos el 20 de julio de 1969 a las 22.56 hora del este de Estados Unidos (hora GMT 04.56- 06.56 en Madrid), cuando Armstrong puso un pie en la Luna? Y dijo aquella ya famosa frase: “That is one small step for man, one giant for mankind” (“Este es un pequeño paso para el hombre, uno gigante para la humanidad”).
Y ahí quedó reflejado en esa foto, ya emblemática, de la huella de la bota del astronauta en la superficie lunar.
Yo lo observaba en un televisor en blanco y negro en Londres, donde trabajaba como periodista. Y eran las 05.56 hora local, del ya 21 de julio.
Y sucedió una cosa rara.
Durante dos minutos, se interrumpió el sonido y la imagen. La versión oficial es que se había recalentado una de las dos cámaras del módulo lunar “Eagle”, lo que había interrumpido la conexión con la sala de control de la NASA en Houston.
La señal de la NASA a las cadenas de televisión siempre lleva, por lo menos, un minuto de retraso como medida de seguridad.
Los defensores de esa teoría es que la señal se cortó deliberadamente y para no crear pánico, y no se escuchara el … UFO …UFO… UFO de Armstrong o de Aldrin.
Dos altos oficiales norteamericanos, Karl Wolfe (de la Fuerza Aérea) y Robert Dean (del Ejército) han declarado bajo juramento de la existencia de OVNIS en la Luna. El primero alega haber visto fotos secretas de estructuras y torres en la parte oscura de La Luna, tomadas por misiones de Apolo anteriores a la llegada de la Apolo-11 a la superficie lunar.
Y Dean, que trabajó en el Comando SHAPE de la Alianza Atlántica (OTAN) en Francia, asegura que la NASA borró, supuestamente, 14 rollos de fotos de la Misión Apolo-11 para ocultar la existencia de extraterrestres en la Luna y de naves estrelladas en la superficie lunar.
Por su parte, el astronauta Edwin Aldrin (el segundo humano en pisar la Luna tras Armstrong) aseguró haber visto desde la ventanilla del Módulo Lunar, un destello de luces UFO antes de alunizar. Y que les seguía.
Aldrin siempre se sintió discriminado porque la NASA escogió a Armstrong de primero y no a él, que pertenecía a la Fuerza Aérea, con más derecho, según él, a serlo.
La historia recuerda a Armstrong y muy poco a Aldrin. Y mucho menos a Michael Collins, el tercer astronauta de la misión Apolo-11 que estaba dando órbitas alrededor de la Luna para acoplarse luego con el módulo lunar y regresar a la Tierra los tres, como así sucedió.
Después de estar seis horas en total en la Luna (y tres caminando en la superficie) y recoger rocas y polvo lunar, los dos astronautas dejaron en la superficie una bandera de Estados Unidos y una placa que decía: “Aquí hombres del planeta Tierra pusieron pie sobre la Luna el 20 de julio de 1969, AD. Hemos venido en son de paz para toda la humanidad”.
Regresaron, sanos y salvos los tres, el 24 de julio de 1969 en un amerizaje en el Océano Pacífico, muy cerca de Hawaii.
Armstrong murió en 2012 a la edad de 82 años de complicaciones de una cirugía cardiovascular. Por sus deseos, sus cenizas están en el Océano Atlántico.
Aldrin, que tiene ahora 90 años, ha tenido una vida muy agitada. Tres matrimonios, alcoholismo y disputas con dos de sus hijos que querían controlar su fortuna (12 millones de dólares), alegando que su padre tiene ya mala memoria y se confunde.
(Enlace al anterior reportaje sobre el niño balserito cubano Elián González)
