Tegucigalpa/Caracas – Venezuela enfrenta uno de los momentos más tensos en su relación con Estados Unidos, con un discurso oficial que combina defensa militar, alianzas internacionales y símbolos históricos. Mientras Washington despliega la mayor operación naval en el Caribe en décadas, el gobierno de Nicolás Maduro responde con una estrategia de múltiples capas: movilización de milicias, exhibición de vínculos con Moscú y el uso de figuras como Simón Bolívar en campañas internas.
De acuerdo con el medio argentino Corrientes Hoy, Maduro activó a más de 4.5 millones de milicianos, reforzando la narrativa de que el pueblo en armas es un escudo ante cualquier intento de intervención extranjera. Esta decisión se enmarca en la operación militar estadounidense que incluye buques de guerra, submarinos y más de 2,000 infantes de marina en aguas cercanas.
Sin embargo, la capacidad real de esa fuerza popular es motivo de debate. El Financial Times señala que, aunque Washington justifica su despliegue bajo la lucha contra el narcotráfico, analistas interpretan la medida como una forma de presión directa sobre el régimen venezolano.
En paralelo, Caracas recurre al respaldo de sus aliados internacionales. Según Latin American Post, la cooperación con Rusia se ha visibilizado en desfiles de tanques y promesas de nuevos equipos militares. No obstante, expertos advierten que el aporte de Moscú es más simbólico que sustancial: contratos antiguos y presencia política, pero sin grandes inversiones frescas en armamento o financiamiento.
La tercera capa de esta narrativa es la simbólica. El Diario de Yucatán reporta que el chavismo ha reactivado la imagen de héroes nacionales como Simón Bolívar en campañas de reclutamiento de voluntarios, un recurso propagandístico que busca reforzar la moral interna y presentar la confrontación como una defensa histórica de la patria frente a Estados Unidos.
Con estas tres dimensiones —militar, geopolítica y simbólica— el gobierno de Maduro intenta proyectar fortaleza en un escenario de creciente presión internacional. Mientras tanto, la región observa con cautela si este pulso deriva en una escalada mayor o si ambos, EEUU y el régimen madurista mantienen la confrontación en el terreno discursivo y estratégico. (PD).