Tegucigalpa – Alrededor de 30 personas permanecen como desaparecidas en los últimos días en Honduras, de acuerdo a denuncias y angustiosos relatos de los familiares que exigen respuestas prontas a las autoridades.
– Muchos de los desaparecidos, especialmente las mujeres, son víctimas de trata de personas dentro y fuera de Honduras, que las utilizan principalmente para fines de explotación sexual en mujeres y niños, servidumbre doméstica y práctica de trabajo forzado urbano y rural.
– Los casos de Tela, Baracoa y Tegucigalpa apenas son algunos de los ocurridos en los últimos días y que se volvieron mediáticos por sus familiares decidieron denunciarlos ante la prensa.
Estas desapariciones se suman a otra estela de casos que nunca encontraron eco en la justicia. Tal es la historia de Angie Peña en Roatán, Belkis Molina en La Esperanza, Enoc Pérez en Tela y cinco líderes garífunas en la comunidad de Triunfo de la Cruz. Sus paraderos siguen siendo inciertos hasta la fecha.
En tanto, los casos recientes ocurridos en Tela, Atlántida; Baracoa, Cortés; y Tegucigalpa, Francisco Morazán, son apenas algunos que trascienden a la luz pública, pero en iguales condiciones se encuentran otros casos en los que las familias prefieren no interponer las denuncias o las mismas no trascienden.
En el caso del suceso ocurrido en la aldea Crique Las Marías, en Tela, Atlántida, donde al menos 14 personas fueron privadas de su libertad presuntamente por una banda criminal que opera en la zona.
Las personas desaparecidas han sido identificadas como: Omar Escobar, Vanessa Hernández, Carlos Martínez, Miguel Molina, Eduardo Molina, Isaías Guzmán, Lucio Corea, Greysi Hernández, Mirian Hernández, Damaris Bardales, Alberto Bardales, Elvin Hernández y dos personas más quienes serían adolescentes.
De acuerdo al relato de uno de los familiares, este hecho ocurrió hace 11 días, mientras las víctimas se encontraban en sus casas, todos trabajaban en la recolección de palma africana y en otras labores agrícolas. Ellos fueron privados de su libertad por varios hombres vestidos de militares, fuertemente armados.
El denominador común de este tipo de sucesos ocurre bajo la falsificación de indumentaria de agentes del orden público, una situación que preocupa a los entes defensores de derechos humanos porque la autoridad siempre alega que se trata de “falsos agentes”, pero en casi nulos casos se logra dar con estos grupos.
Además, se informó que los captores quemaron las motocicletas adaptadas a una carreta con la que los ahora desaparecidos transportaban la fruta recolectada.
Denuncias de pobladores de la zona, dan cuenta que luego de este suceso más de 100 personas decidieron abandonar el lugar por miedo.
La Policía Nacional decidió intervenir esta zona con un equipo conformado por tres oficiales y 21 agentes policiales tomando en cuenta que el acceso al sector es únicamente por vía acuática, los uniformados se trasladaron en una lancha de un motor.
De acuerdo a la versión oficial, en esa unidad policial no existe una denuncia formal, sin embargo a raíz de las publicaciones en redes sociales y medio de comunicación se tomó la decisión de realizar la investigación de oficio in situ, debido a la gravedad de esta situación.
Igualmente, el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Roosevelt Hernández Aguilar, descartó que miembros de esa institución hayan participado en la desaparición de 13 personas en la aldea el Crique de Las Marías, en Tela, Atlántida.
Indicó que los delincuentes hacen uso de la indumentaria para esconderse de las instituciones que realizan las investigaciones en el país. “Los delincuentes utilizan sus artimañas para que la población crea que son los militares los que están haciendo este tipo de operativos, y los militares no hacemos para empezar estas acciones, nosotros acompañamos a los allanamientos y en los operativos”, arguyó.
10 más desaparecidos en Baracoa
Esta misma semana se informó la desaparición de una persona vinculada al narcotráfico y que es hermano de un extraditable, junto a otras nueve personas que fungen como sus guardaespaldas.
El capo responde al nombre de José Octavio Sosa Méndez, hermano del hondureño pedido en extradición José Rafael Sosa Méndez, quien tiene una extradición diferida y guarda prisión en una cárcel de máxima seguridad.
Según lo revelado por reportes de prensa, Sosa Méndez y sus guardaespaldas desaparecieron hace dos semanas en el sector de Baracoa, departamento de Cortés, mientras buscaba comprar una residencia en esa zona.
Varios hombres armados con vestimenta militar aparecieron donde estaban Sosa Méndez y sus guardaespaldas y se los llevaron a las montañas que conducen a la barra de desembocadura del río Ulúa y el sector Crique Las Marías.
Según versiones de las autoridades policiales, la desaparición de 14 hondureños en el sector Crique Las Marías en el municipio de Tela, están relacionadas con el paradero de José Sosa Méndez y sus guardaespaldas.
De acuerdo a las primeras hipótesis, la estructura criminal a la que pertenece Sosa Méndez hizo desaparecer a estas 14 personas el 17 de junio por venganza por la desaparición del capo.
Sosa Méndez es buscado por el Ministerio Público desde el 9 de agosto de 2019, cuando en esa fecha, la Dirección de Lucha Contra el Narcotráfico (DLCN), ejecutó la Operación Pegaso en los departamentos de Atlántida y Colón contra personas que envían drogas a Europa.
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Cinco jóvenes desaparecidos en mudanza
Otro misterio envuelve la desaparición de cinco personas que realizaban una mudanza de vivienda desde la Residencial Honduras hacia la colonia El Mirador de Oriente en esta capital.
De acuerdo con una familiar de los desaparecidos, la pareja Roger Alberto Coleman y Annie Rachel Villatoro y sus tres acompañantes lograron realizar un viaje con algunas de sus pertenencias hacia la que sería su nuevo hogar, pero cuando volvieron por el segundo viaje no se volvió a saber de ellos.
La hija de la pareja reportó que sus padres no llegaron y se comunicó con uno de sus familiares y desde entonces emprenden una angustiosa búsqueda sin resultados.
Según lo informado por los familiares, en conversación con un canal capitalino, los otros jóvenes responden a los nombres de Alejandro Enrique Aceituno Antúnez, Kenneth Gabriel Cruz Banegas y un tercero de quien se desconoce su identidad.
Después del hecho, la Policía informó que continúa la búsqueda de los cinco ciudadanos desaparecidos en la colonia Mirador de Oriente de la capital hondureña, por lo que movilizó un dispositivo de seguridad integrado por equipos especializados. Hasta el momento no hay resultados.
El equipo de uniformados realiza la búsqueda en los sectores de Mirador de Oriente, Montaña La Calera, Montaña Azacualpa, Cuevas de Villa Nueva.
A la desaparición de estos jóvenes, se suman dos más siempre en la colonia Mirador de Oriente.
Afortunadamente estos jóvenes aparecieron la noche del jueves y se encontraban en el municipio de Alubarén, en la casa de su abuela.
Noé Martínez, padre de ambos jóvenes uno de 14 años y otro de 17 años, había hecho la denuncia de la desaparición de sus hijos.
Martínez ha señalado que ha sufrido cuatro atentados a raíz de ser el único sobreviviente de la masacre ocurrida en México en 2010 en la que murieron al menos 70 migrantes.
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Pánico colectivo generan desapariciones
Para la directora del Observatorio de la Violencia de la UNAH, Migdonia Ayestas, dijo que la seguridad es una de las principales preocupaciones a pesar de las múltiples estrategias que se han puesto en marcha en el país.
“Se escapa de las manos cuando hay tantos problemas como la extorsión, el control del territorio por las maras y las pandillas. El crimen organizado está vinculado a estos temas”, no dudó en expresar Ayestas.
Para la académica estudiosa de los fenómenos de violencia, dijo que en el caso de Tela se vincula el suceso a operaciones del crimen organizado, en tanto lo ocurrido en Tegucigalpa se relaciona con el desplazamiento por violencia.
“Puede ser que estas personas estaban siendo amenazadas en esa colonia y trasladadas a otra, y que no sabiendo qué estructuras criminales hay en una u otra colonia pueden que estén siendo amenazadas y las han privado de su libertad”, esbozó.
Caviló que estos casos que ocurren en corto espacio de tiempo, representan un reto para la investigación criminal del Estado.
Ayestas citó que aumenta el pánico colectivo de la ciudadanía hasta de moverse de una colonia a otra, luego de lo ocurrido en la zona de Mirador de Oriente.
Dijo que nos escandalizamos por estos dos sucesos, con los desaparecidos en Tela y Tegucigalpa, pero hay muchos más que ni siquiera trascienden porque las familias tienen miedo o desconfían de las respuestas oficiales.
“El desplazamiento forzado por violencia hace de Honduras un país inseguro a pesar de todas las estrategias que desarrolla el Estado”, puntualizó.
Señaló que siempre las primeras horas después de los hechos son claves para resolver estos eventos que crean zozobra en una sociedad ya altamente golpeada por múltiples flagelos.
“El problema es que si no hay investigación científica y no hay confianza en las instituciones, difícilmente la gente llegará a denunciar”, finalizó.
Zonas controladas por el crimen
El presidente del Comité para la Defensa de Derechos Humanos (Codeh), Hugo Maldonado, lamentó que en la última semana sumen más de una veintena de personas desaparecidas.
Aunque no se pueden desconocer los esfuerzos de las autoridades en materia de seguridad, refirió que estructuras del crimen organizado de Colón se desplazaron hacia Atlántida, lo que ha generado inseguridad en esa zona caribeña de Honduras.
“Siento que ahí hay mano peluda del crimen organizado y narcotráfico. Son 14 personas de una sola comunidad, muy pequeña, y por qué hasta ocho días después nos damos cuenta”, recriminó.
Reflexionó que la Policía pudo actuar a tiempo solicitando colaboración con información de entes encargados de la defensa de los derechos humanos en el país.
Igualmente, citó que en el caso de los cinco jóvenes desaparecidos cuando realizaban una mudanza en una colonia capitalina, “esto no puede estar pasando, pasa en el norte y el centro, donde se supone son zonas con mayor presencia de las autoridades”.
Puntualizó que en las principales ciudades hondureñas hay barrios y colonias que permanecen “secuestradas” por grupos del crimen común y organizado. PD