De la Rixineta a las bayonetas, la movilidad política en Libre

Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – La principal y más fuerte candidata presidencial en Libertad y Refundación, Rixi Moncada, tiene en “pausa” su movimiento político de “la Rixineta”, una especie de vagoneta animada que ha usado como símbolo de campaña para visitar el país y ungirse así con la candidatura de su partido. Moncada decidió cambiar la vagoneta por las bayonetas y las lanchas rápidas de los militares como una nueva extensión de su campaña electoral, pero ahora, desde la Secretaría de la Defensa.

La asunción de Rixi Moncada como nueva titular de la Defensa, se produce tras el escándalo del narco video que implica a Carlos Zelaya negociando con capos de la mafia hondureña, fondos para la campaña de Libertad y Refundación en 2013, hecho que obligó al entonces ministro de la Defensa, Manuel Zelaya, a renunciar al cargo. Manuel Zelaya es hijo de Carlos Zelaya, último que se vio forzado a renunciar a su cargo de diputado y secretario del Congreso Nacional por el departamento de Olancho.

Carlos Zelaya es cuñado de la presidenta Xiomara Castro, y hermano del asesor presidencial, coordinador del partido en el poder y expresidente de la República, José Manuel Zelaya Rosales. La difusión del narco video sacudió a la familia presidencial y al partido Libertad y Refundación, que vive, además, fracturas internas por disputas de protagonismo y poder. Carlos Zelaya presentó también la renuncia al partido Libre, pero ésta será discutida cuando se produzca la asamblea partidaria, cuya fecha es desconocida.

Screenshot del sitio web de la precandidata de Libre, Rixi Moncado.

Rixi Moncada, es promovida en Libertad y Refundación (Libre) por el movimiento político interno M-28—que sigue coordinando Carlos Zelaya, según reveló una de sus militantes Naveshna Rovelo—y es el más fuerte movimiento de ese instituto político que controla la familia presidencial. Moncada quien atendiendo una disposición presidencial renunció en enero de 2024 a su puesto de ministra de Finanzas para lanzarse a la política por la candidatura presidencial de su partido, retorna nuevamente a la administración pública para ir a dirigir ahora las Fuerzas Armadas, responsables constitucionalmente de la alternancia en el poder y de la custodia de las urnas en los comicios primarios y generales del país.

Rixi Moncada salta así de su vagoneta al centro de poder militar para custodiarse así misma en el próximo proceso electoral primario e interno de marzo de 2025, cuando al menos los tres partidos políticos más grandes del país acudan a comicios para elegir su candidato presidencial y a lo de los cargos electivos a nivel de diputados y alcaldes. Ella es la virtual candidata del oficialismo que impulsa y cuenta con el beneplácito de la familia presidencial y del coordinador de Libre, Manuel Zelaya, bautizado por su militancia como un “gran constructor de victorias”.

Esa nueva función otorgada a la ahora ministra de Defensa ha sido cuestionada no solo por la oposición política, también por los analistas y académicos al advertir que ello pone en riesgo la función de árbitro de la democracia que se le ha dado a los militares en su rol constitucional. También han advertido de los dilemas éticos que ello supone para Rixi Moncada, que sale de la función pública acatando una orden presidencial y ahora contraviene esa disposición.

Militares se suman a la “rixineta”

Moncada ha dicho que, ante los intereses de la soberanía, no existen dilemas éticos y que la ley indica que ella puede aspirar a un cargo político y renunciar al mismo seis meses antes de las elecciones. De esta forma, el oficialismo busca sellar la incursión de Moncada en al aérea de las bayonetas, las armas, los tanques, las lanchas y los radares que manejan los militares, entre otras funciones.

Aunque la nueva ministra de Defensa ha querido desligar su ingreso a las barracas de su actividad política—actualmente en “pausa”, dos hechos políticos han elevado aún más las alertas en la oposición política y los estudiosos de las relaciones entre los civiles y los militares.

El viernes 27, se difunde un video de las Fuerzas Armadas en donde se les ve con la ministra de la Defensa en un recorrido en las aguas del Caribe, en la región de la Mosquitia hondureña, para mostrarle cómo operan los escudos antidroga en la zona. El video fue subido inmediatamente en las redes sociales y en la cuenta oficial de campaña de Rixi Moncada. Los militares aparecieron así respaldando un video de proselitismo político de su ministra de la Defensa.

Horas después, Rixi Moncada, difunde un comunicado en donde anuncia que se ha reunido con los 9 generales que serán objeto de ascenso militar, luego de que estos fueran aprobados por el Congreso Nacional. Y ahí les dijo: “En ustedes veo al soldado morazánico. El soldado morazánico va más allá de cualquier interés de carácter político, el soldado morazánico debe honrar su reglamento, su uniforme y su compromiso desde aquella época”.

Indicó que cuando “yo recibí los nueve expedientes de los que ascenderán a generales, no dudé en ningún momento en firmar y remitir a la presidenta de la República por un principio de formación que tiene que ver con el respeto a la norma constitucional y la norma legal especial que les rige a ustedes no de palabra sino de hecho”. El discurso de la ministra de Defensa y las fotografías que le acompañaban con los nueve generales y el titular del Estado Mayor Conjunto, Roosevelt Hernández, fue subido también en la página de campaña de Rixi Moncada y en las redes sociales de la Rixineta.

Nunca en la historia democrática del país se había producido este tipo de hechos en donde las Fuerzas Armadas se prestan abiertamente a una politización partidaria a favor de una campaña presidencial, en este caso, de su propia ministra de la defensa.

Líderes de los partidos Liberal y Nacional ante los ascensos de los militares advirtieron que esperarían que los mismos no fueran usados con fines políticos partidarios, y pidieron a los hombres de verde olivo que, si querían participar en la política, que crearan entonces su propio partido político. Horas después, los militares, entre ellos el máximo comandante, aparece posteado en el video del recorrido marítimo a la Mosquitia subido en las redes sociales de la campaña política presidencial de Rixi Moncada. La institución armada ha guardado silencio ante esa difusión y asociación del órgano militar con un partido político en abierta campaña reeleccionista.

La nueva titular de la Defensa no solo tiene bajo su responsabilidad el mando de los militares, también fue asignada—fuera de la Secretaría de Finanzas—como parte integrante de la delegación oficial del gobierno para negociar con Naciones Unidas la instalación de la Comisión Internacional de lucha contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (CICIH). La aspirante política presidencial también es parte de esas complejas negociaciones en donde todo apunta que la Misión no se instalará en el corto plazo.

El M-28 bajo liderazgo de Carlos Zelaya

En la última visita de la presidenta Castro a Nueva York, en el marco de la asamblea de las Naciones Unidas, la mandataria hondureña se reunió con el secretario general de la ONU, António Guterres, a quien entregó un segundo borrador de la propuesta gubernamental de la CICIH que quiere, blindada y amarrada a un catálogo de delitos. La reunión apenas duró 15 minutos, expresó el canciller Reina, donde además de la CICIH, hablaron de otros temas bilaterales.

La comisión negociadora nombrada por el gobierno que encabeza el canciller Eduardo Reina, la ministra de la Defensa, Rixi Moncada, el procurador de la República, Manuel Díaz Galeas y la asesora presidencial, Mayra Mejía, poco o nada ha avanzado en las negociaciones con Naciones Unidas, informaron fuentes diplomáticas a Proceso Digital. De acuerdo con el canciller, esperan que la CICIH llegue “lo más rápido” posible, pero no hay plazos.

En el caso de la ministra de Defensa, ésta parece ser la pieza clave de mayor confianza en el oficialismo, en especial en la familia presidencial, que mueve con facilidad en el péndulo del ajedrez político según lo estime el coordinador del partido en el poder y asesor presidencial, el expresidente Zelaya, conocido también como “el comandante”.

En el movimiento M-28 de Libertad y Refundación, la actividad política ha entrado en una pausa prolongada, a excepción de algunos de los diputados del oficialismo que se les ve entregando canastas familiares, reventando piñatas, repartiendo subsidios, llevando ayuda humanitaria en las zonas afectadas por las lluvias con los fondos públicos, en un afán por ser electos, unos, reelectos, otros, en los comicios internos y primarios de marzo de 2025. Libre junto al resto de partidos políticos elegirá en esos comicios autoridades partidarias internas.

Tras la difusión del narco video que sacó—hasta ahora—de la escena pública a Carlos Zelaya, el movimiento M-28 también fue sacudido, su líder y coordinador como Carlos Zelaya, golpeado y forzado a salir de la escena pública, pero un video de la activista y allegada a la familia presidencial, Naveshna Rovelo, sacudió las redes al indicar que Carlos Zelaya, seguía coordinando el M-28, el movimiento que impulsa la candidatura de Rixi Moncada, junto a otros movimientos internos que responden al oficialismo.

La movilidad política en Libre ahora parece apuntar a un reacomodo hacia los hombres de las bayonetas, responsables de la custodia electoral para garantizar elecciones “libres, limpias y transparentes”. (PD).

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