Tegucigalpa – La crisis desatada tras los comicios del 26 de noviembre ya estaba agendada en la ruta que había trazado previamente el entonces candidato presidencial de la Alianza de Oposición, Salvador Nasralla, cuando ingresó a la lucha electoral planteó que él ya era el ganador de la lid presidencial y que cualquier resultado que no se ajustaba a lo anterior era un fraude.
Desde que fue proclamado candidato presidencial el 21 de mayo, Nasralla insistió que él era el triunfador anticipado y que solo un fraude podría hacer ganar a sus adversarios en la contienda electoral.
Previamente descalificó al Partido Liberal y su candidato Luis Zelaya, de quien señalaba que apenas tenía un 6 por ciento de intensión de voto, mientras de los nacionalistas indicaba que no pasaban del 20 por ciento. El resto del pastel del votante estaba con su movimiento político, según el pensamiento de Nasralla.
Y el asunto lo internacionalizó cuando en septiembre realizó una gira política en Estados Unidos, donde se reunió con miembros del Congreso norteamericano y funcionarios del Departamento de Estado, donde el supuesto fraude contra su persona fue el tema central que planteó.
Previo a la gira declaró que no se reuniría con los altos funcionarios de la Organización de Estados Americanos (OEA), porque a su juicio dicho organismo avalaba el fraude.
También descalificó a la Misión de Observación de la OEA, así como la que la Unión Europea enviaría para las elecciones generales, acusándolos de venir “arreglados con el dinero”.
Pero una vez definidas las elecciones a favor del actual presidente Juan Orlando Hernández, tras los resultados emitidos por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), Nasralla no dudó en cambiar sus críticas y descalificaciones a la OEA para plegarse a las expresiones de Almagro de pedir nuevas elecciones, aunque las leyes hondureñas no lo permiten.
Almagro, secretario general de la OEA ha mantenido una posición fuera del informe emitido por la misión electoral, de acuerdo a varios expertos.
Protestas
Nasralla y Zelaya advertían desde la campaña electoral que llamarían a sus seguidores a protestar en las calles si el TSE daba como ganador a otro candidato que no fuera el de la Alianza de Oposición.
La gente sabe que yo tengo que ganar, y lo más probable es que reclame por ese triunfo, indicó el entonces candidato presidencial en uno de los encuentros con sus seguidores.
De manera que las protestas callejeras se dieron tras conocerse que Hernández superó en conteo a Nasralla y luego tras la proclamación de su triunfo electoral.
Pero las manifestaciones se tornaron en saqueos y manifestaciones violentas que concluyeron en incendios y destrucción de negocios, tanto de grandes cadenas, así como de pequeños emprendedores que han visto la actividad empresarial de su vida liquidada por el accionar de los seguidores de la Alianza de Oposición.
Nasralla incluso prometió que el próximo año continuarán las protestas de sus seguidores, indicando que el 27 de enero lo instalarán en la Casa Presidencial y advirtió que hasta tiros puede haber en esa fecha.
