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COVID-19: ¿Después de la tormenta, como volvemos a la normalidad?

Por: Humberto Cosenza Jiménez
PhD Inmunólogo Director, “Centro de Inmuno-Diagnostico Especializado (CIDE)”

Tengo la seguridad que la pregunta del millón actualmente es: ¿Después de la tormenta, como volvemos a la normalidad de nuestros trabajos? Me atrevo a decir que tendrá que ser poco a poco para reducir, lo más que nos sea posible, que se sigan incrementando las muertes por COVID-19, implementando una estrategia a mediano plazo tomando en cuenta algunas de las lecciones que hemos aprendido de la presente pandemia.

De inicio permítanme enumerar algunas de las lecciones relacionadas con la infección, la enfermedad y la protección inducida por COVID-19: a) personas que muestran síntomas compatibles con COVID-19 infectan a otras personas con altas concentraciones del virus al estornudar o toser, estas son las que definimos como “infectados” y en las que podemos detectar el material genético del virus por la prueba de PCR; b) un alto porcentaje de esas personas infectadas no muestran ningún síntoma, o si los tienen son leves, pero son capaces de infectar a otras personas al respirar y hablar, aunque probablemente con baja carga viral, estas personas son difíciles de detectar y por ello no las estamos detectando; c) las personas susceptibles de la tercera edad tienen un mayor riesgo a morir por COVID-19 que se incrementa si además padecen de otros problemas de salud; d) el COVID-19 ha venido para quedarse y tendremos que estar preparados para hacerle frente aun cuando tengamos una vacuna disponible. Permítanme ahondar en estos aspectos de la pandemia.

Primero es importante diferenciar entre infección y enfermedad, nosotros nos infectamos todos los días pero no nos enfermamos todos los días porque tenemos un sistema inmune que nos protege y sin el cual no podemos vivir. El sistema inmune posee 3 características muy importantes; es especifico (diferencia un agente infeccioso de otro y nos defiende del que nos infecta en ese momento); es diverso (tiene diferentes maneras de defendernos de forma especifica del agente infeccioso); y exhibe memoria (recuerda al agente que nos infecta y cuando lo vuelve a encontrar responde de forma mas rápida y con mayor fuerza). El mensaje es que el infectarnos es natural, no lo podemos evitar. De hecho el historial de infecciones naturales de una persona lo “vacuna” y lo defiende contra los agentes infecciosos que lo amenazan en el ambiente en que se desenvuelve; el sistema inmune reacciona de forma especifica, diversa y con memoria para protegernos.

¿Cómo reacciona el sistema inmune ante una infección por COVID-19?. Si la infección es por una concentración alta del virus, se verá superado y la infección causara la enfermedad. Si la persona es joven y sin problemas de salud, usualmente se recupera pero si es de la tercera edad y con problemas de salud asociados, la probabilidad de morir es alta. En estos casos, es probable que la reacción del sistema inmune sea tan intensa que contribuya a la patología del virus al destruir sin control células no infectadas del aparato respiratorio. Las personas que sobreviven la infección con alta carga viral, tendrán el virus en su cuerpo por suficiente tiempo para desarrollar inmunidad con la producción de anticuerpos e inducción de inmunidad celular.

Si la persona se infecta con baja carga de COVOD-19, dependiendo de la concentración del virus que haya recibido, algunas desarrollarán inmunidad con diferentes niveles de protección pero todas estarán mejor preparadas para reaccionar contra el virus en una segunda infección debido a la memoria que guarda el sistema inmune del estimulo anterior.

¿Cómo afecta esta realidad nuestra capacidad de detectar personas infectadas y no infectadas con las pruebas de laboratorio disponibles en la actualidad; ya sea la detección del virus por PCR en hisopados nasales o la detección de anticuerpos en la sangre por pruebas rápidas cualitativas o por pruebas cuantitativas como ELISA? La evidencia en otros países muestra que podemos encontrar lo siguiente: a) personas PCR positivas y anticuerpo negativas, personas recientemente infectadas cuyo sistema inmune no ha tenido tiempo suficiente para producir anticuerpos en concentraciones detectables en la sangre; b) personas PCR positivas y anticuerpo positivas, personas infectadas que están en el proceso de eliminar el virus; c) personas PCR negativas y anticuerpo positivas, personas ya recuperadas de la infección tanto sintomáticos con asintomáticos que ya han adquirido inmunidad cuya fortaleza depende de la dosis del virus que los infectó; d) personas PCR negativas y anticuerpo negativas, serian personas no infectadas y por ello, susceptibles al virus.

Ante este panorama le pregunto al estimado lector, ¿Cuál seria una estrategia que podríamos adoptar para usar las pruebas disponibles de la manera mas eficiente y que contribuya a retornar a la normalidad de manera progresiva y en base a evidencia científica? Permítanme proponer una estrategia.

1. Seguir con la detección de casos sintomáticos usando la prueba de PCR, identificando a sus contactos y hasta que el resultado sea negativo. La desventaja de hacer solo detección de infectados por PCR es que no tenemos la capacidad de analizar a toda la población con síntomas y mucho menos a la asintomática que puede estar infectada y es capaz de seguir diseminando la infección. De hacer solo esto, seguiremos contando infectados y muertos sin proponer una alternativa viable de cómo volver a nuestros trabajos y reactivar la economía.

2. Establecer normas y procedimientos para que de forma ordenada y controlada los laboratorios del Sistema Nacional de Salud (del Estado y del sector privado) realicen pruebas para la detección de anticuerpos. Esto se haría con preferencia a personal de la salud, civiles y militares que atiende a la pandemia de primera línea, personal de supermercados, maquilas, gasolineras, bancos y todo aquel personal en contacto con mucha gente. De inicio se utilizaría la prueba rápida (tipo prueba de embarazo) para detectar de forma cualitativa positivos y negativos; en los positivos se procedería a determinar la concentración de anticuerpos por medio de una técnica cuantitativa, como ELISA. ¿Porque determinar concentración de anticuerpos y no solo positivos y negativos? Sencillamente porque la protección proporcionada por los anticuerpos es directamente proporcional a su concentración en la sangre, personas con bajas concentraciones de anticuerpos estarían susceptible a una recaída por una segunda infección mientras que personas con concentraciones altas de anticuerpos probablemente estarían inmunes a una reinfección.

3. A las personas inmunes al COVID-19 se les daría una “tarjeta de salud” que les permitiría con muy bajo riesgo de infección retornar a sus trabajos. 

Estoy consciente que la adopción de la estrategia sugerida requiere del liderazgo de la Secretaría de Salud, involucrando a laboratorios privados acreditados, a la sociedad civil y a la empresa privada; tarea difícil pero no imposible.

Finalmente me quiero referir a que el COVID-19 ha venido para quedarse. Es probable que en 12 o 18 meses tengamos una vacuna disponible para controlar la infección del COVID-19, pero no lo erradicará. Me atrevo a pronosticar que dicha vacuna no será de virus atenuado, sino una vacuna sintética que incluya moléculas que el virus requiere para ser infeccioso, induciendo anticuerpos que enmascaren dichas moléculas y eviten la penetración celular del virus. Por tanto, disponer de datos que nos den evidencia científica confiable del estado inmunológico de la población hondureña será de mucha utilidad para poder evaluar la eficacia de la vacuna cuando esté disponible.

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