Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – Con una abogacía en orientación penal y una maestría en políticas públicas y gestión en seguridad, el exministro de Seguridad, el comisionado general en retiro, Ramón Sabillón Pineda, ha sido protagonista de los hechos más relevantes en la reciente historia del narcotráfico en Honduras, porque según su teoría, para ser efectivo en la lucha, se “deben cortar las cabezas, para que el cuerpo no piense”.
Esa teoría que aplicó en la captura de importantes figuras como Carlos Arnoldo “El Negro Lobo”, en 2014, los hermanos Miguel y Arnulfo Valle Valle, siempre en 2014; la captura y posterior extradición del expresidente Juan Orlando Hernández en 2022 y del exdiputado Midence Oquelí, a fines de 2022, fueron parte de sus grandes luchas. Hoy en el exilio, al ser expulsado por el sistema político, que según observadores se debe a su osadía de ir de frente contra esas cabezas.
Fresca en la memoria de los hondureños está la imagen de enero de 2022 cuando el exjefe de la Policía Nacional, Ramón Sabillón, llegaba al país, tras seis años de exilio voluntario, ante el castigo aplicado por el gobierno de entonces, de obligarlo a salir del país por punto ciego, tras la captura de los líderes del Cártel de los Valle Valle, los hermanos Miguel y Arnulfo, en unas montañas de Copán, en el occidente, donde ellos tenían montado su reino. Los Valle Valle eran un grupo de transportistas de droga que movía la mercancía hacia grupos colombianos y al cartel mexicano de Sinaloa, que dirigía Joaquín Loera “El Chapo” Guzmán, quien cumple una cadena perpetua en Estados Unidos donde fue extraditado.
Cuando Sabillón llegó de su exilio a Honduras en enero de 2022, uno de los simbolismos que hizo fue besar la tierra del país al cual ha entregado una lucha frontal en contra de la narcoactividad y sus nexos en la política. Su llegada generó enormes expectativas en la sociedad pues venía a ser parte del equipo del gabinete de gobierno que estaba por asumir la primera mujer presidenta de Honduras, Xiomara Castro.
Pero la historia, como en la primera ocasión, le volvió a jugar una mala pasada. Sabillón tuvo que volver a empacar maletas nuevamente a Estados Unidos, tras ser destituido por la presidenta Castro, luego de la masacre y barbarie ocurrida en la cárcel femenina de Támara, donde fueron asesinadas y calcinadas 46 reclusas. Ese hecho, fue según los conocedores en materia de seguridad y narcotráfico, el pretexto, para sacudirse a un ministro que resultaba incómodo y que había dado un golpe inesperado para las cúpulas políticas ligadas a la narcoactividad: la captura del exdiputado Midence Oquelí, solicitado hace un buen tiempo en extradición, pero que nadie encontraba en esa franja del atlántico hondureño donde se refugiaba.
Besa la tierra… para volverse a ir
Cuando ingresó al país en enero de 2022 para asumir el cargo de ministro de Seguridad, Sabillón fue recibido como un héroe, como el salvador en materia de lucha contra la narcoactividad. Una de sus primeras funciones fue diseñar, junto a equipos de apoyo de Estados Unidos, una especie de cerco silencioso al entonces presidente Juan Orlando Hernández, en la mira de Washington, quien días después de haber dejado el poder, fue ingresado en la Lista Engel de Estados Unidos y posteriormente solicitado en extradición.
Se dice que Sabillón montó un seguimiento al expresidente JOH para evitar cualquier fuga, algo que la familia del exmandatario niega. El exgobernante Juan Orlando Hernández se entregó a las autoridades y Sabillón fue responsable de su seguridad hasta entregarlo en extradición a Estados Unidos.
Sabillón se encontraba así con Hernández, en otra condición: él como ministro de Seguridad y JOH como expresidente. Cuando en el gobierno de JOH, Ramón Sabillón, jefe de la Policía Nacional, captura a Arnoldo “El Negro” Lobo en 2014, su acción fue inesperada, pues la costumbre de los gobernantes hondureños era que ese tipo de operativos para capturar a altos capos de la droga les fuera informada con anterioridad a los superiores, para decidir si procedía o no la acción.
Sabillón, según quienes le conocen, ha sido un oficial honesto, formal y apegado a la ley. Él no informaba, actuaba en función de lo que estimaba correcto. Si la captura de “El Negro” Lobo, el primer hondureño extraditado bajo el auto acordado de la figura de la extradición, incomodó, la captura del clan de los Valle Valle, detonó la animadversión hacia el jefe policial.
Los Valle Valle, como un gran grupo transportista de droga, se les ligaba mucho a las operaciones de narcotráfico por el cual se acusa al expresidente JOH en una corte de Nueva York por el delito de conspiración, entre otros. Sus nexos con el cártel de Sinaloa y otros colombianos, hizo de la captura y extradición un fuerte golpe, después de la entrega del cartel de Los Cachiros.
Sus encuentros y desencuentros
La operación contra los Valle Valle fue coordinada por Sabillón con agentes de la agencia antidroga de Estados Unidos, la DEA (por sus siglas en inglés). El hecho se produjo en plena acción de una reforma policial y depuración hecha en la policía. En medio de ese proceso, Sabillón cae en desgracia, y el gobierno del expresidente Hernández lo orilla a salir de la institución; le ofrece incluso un cargo diplomático de consuelo que él rechaza. Sabillón sale del país por punto ciego porque estaba seguro de que le crearían cargos falsos para capturarlo.
Una de sus expresiones al salir fue la siguiente: “Soy el único funcionario que sabía a nivel del Estado de esas operaciones (drogas) quiero dejarlo claro y subrayado ante la población hondureña, esa razón fue la que influyó para que se diera mi destitución”, dijo a los medios el 17 de mayo de 2016.
Ese fue su primer exilio hacia Estados Unidos, hacia donde la mano del crimen le persiguió para atentar contra su vida, pero logró salir ileso.
Los que conocen a Ramón Sabillón, lo definen como un hombre honesto, formal, apegado a la ley. Él cree -aseguran- que el narcotráfico no se combate solo persiguiendo y capturando “a los de abajo”, se debe empezar con “las cabezas para que el cuerpo no piense”.
Experto en inteligencia y en operaciones contra el terrorismo, Ramón Sabillón, se le ha visto como un oficial que acuerpa las políticas antidroga de Estados Unidos, como un aliado de Washington en este aspecto, de ahí que su retorno de la mano del gobierno de la presidenta Castro generara expectativas en cuanto a una mayor intensidad en la lucha contra las drogas y la narcoactividad.
Pero su paso fue efímero, a tal punto que su hija, en junio de 2023, cuando su padre es destituido posteó en su cuenta de X, antes Twitter, lo siguiente: “Se volvió a repetir la historia”. @MarielaSabillon.
La caída de Sabillón se liga, según los especialistas en criminalidad, a la captura de Midence Oquelí, donde ya Sabillón no era un héroe, sino un villano. Midence Oquelí es un político hondureño que aspiró en algún momento a ser ministro de Seguridad, y se espera que en su juicio en Nueva York, revele otras conexiones de la narcoactividad que van más allá de los hechos que achacan al expresidente JOH. Se presume que el juicio de Oquelí se produzca, luego del que tendrá el expresidente JOH. Oquelí, afirman los expertos, “pasará factura a posibles extraditables”.
Es parte de la historia de Ramón Sabillón, en su roll en la lucha contra la narcoactividad en Honduras: dos exilios, un par de “cabezas” cortadas y muchos relatos pendientes por contar, en una historia aún inconclusa de la penetración del narcotráfico en esta nación centroamericana. PD