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Conversaciones con un padre: La vigencia del sueño interoceánico en el Bicentenario Pandémico

Jp Carías Chaverri

El Canal Seco interoceánico será inaugurado en octubre, de forma casual, a pocos días de las elecciones. Esta conexión entre mares tiene un peso considerable en el imaginario colectivo de Honduras y de la región, como si alcanzar este logro fuese la solución a todos los problemas. Los políticos en todos los países han jugado con esta ilusión.

La interconexión centroamericana es menos popular y aunque en el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) se menciona conectar la región con vías férreas, por lo pronto, los proyectos que más suenan son aquellos que responden al viejo sueño, como el guatemalteco (Tecún Umán, San Marcos-Ciudad de Guatemala), o a problemas internos de movilidad como el tren eléctrico metropolitano costarricense.

Dinamizar a Centroamérica como mercado interno, donde las mercaderías se mueven a más o menos15 km por hora según diversos estudios, no parece ser importante, frente a la onírica unión Atlántico – Pacífico. ¿Por qué? En este espacio en el que el escritor e historiador Marcos Carías Zapata (QDDG) es el invitado especial, imaginamos que le hacemos esta pregunta.

E imaginamos que don Marcos nos responde: La interconexión entre los dos mares es un trauma nacional que data de la misma constitución del territorio, del nombre del país, y que continua con la estafa del ferrocarril nacional en los primeros años de Honduras como república independiente.

Basta con considerar que Cristóbal Colón fue contratado para encontrar el camino a las indias, y al toparse con este continente, estuvo enajenado con buscar el estrecho que le diera paso a su objetivo.

“La prioridad era el estrecho y Colón traía trazado un esquema para localizarlo. No resultó”. Al completar su último viaje les dio la razón a los que indicaban la novedad de aquellas tierras y la lejanía de Asia, “…dejó desfasado, concluido su propio y equivocado designio”, (Carías Zapata M., 1998, p. 34). Un propósito que persiguió recorriendo las costas hondureñas. De hecho, algunos textos que han prevalecido por décadas indicaban erróneamente que al navegante genovés se le debe el nombre del país.

“Textos más recientes ya han subsanado este error y para ello la lectura de la Historia del Almirante por (su hijo) Hernando Colón (que lo acompaño en su cuarto viaje), pone el punto definitivo. Fueron Vicente Yánez y Juan Díaz Solís, al hacer en 1508 y en sentido inverso, el recorrido que en 1502 hiciera Colón, quiénes dejaron caer el nombre de cabo de Honduras, que luego se iría extendiendo a todo el territorio”, (p. 34-35).

El ferrocarril en Honduras es una continuación de este sueño truncado. Muchas esperanzas se cifraban en contar con esta vía interoceánica que abriera al país al comercio internacional y alentara la inmigración desde los Estados Unidos y Europa.

“En 1866 el gobierno de José María Medina concertó un préstamo con un banco inglés, por un millón de libras esterlinas, para financiar la esperanzadora empresa. La iniciativa se convirtió en un fracaso escandaloso que dejó a Honduras sumida en una millonaria deuda externa”.

“Fue un asunto enredado. El banco inglés se declaró en quiebra, se concertaron otros empréstitos con un banco francés, el comisionado del gobierno de Honduras, don León Alvarado no resistió los fríos londinenses y murió, los comisionados que le sucedieron, Carlos F. Gutiérrez y Víctor Herranz, al parecer, desviaron fondos para su propio peculio. Cuando el escándalo llegó al parlamento británico, los financistas alegaron que había sido cuestión de mala fortuna, porque el mismo sistema de venta de bonos a particulares para respaldar el préstamo se había seguido en similares operaciones, a lo largo y ancho del mundo influenciado por el capitalismo británico y todas habían sido un éxito, con excepción de la operación hondureña”, (Carías Zapata M., 2005, p. 192-193).

Y un Canal Seco asfaltado esta por inaugurase con un trazo muy similar al de este ferrocarril que murió en Potrerillo. A diferencia de otros proyectos regionales, este Canal puede resultar aún más atrayente, ya que incluye otra nación centroamericana en la empresa, El Salvador. Sin embargo, el proyecto en realidad no responde a la necesidad de dinamizar el comercio regional, sino al sueño de ambos de conectar los dos océanos. 

Así, la quimera de Colón mantiene su vigencia, siglos después de su concepción, entorpeciendo el sueño morazánico.

  • Carías Zapata M., (2005): De la Patria del Criollo a la Patria Compartida, Una Historia de Honduras. Honduras, Ediciones Subirana.
  • Carías Zapata M., (1998): Crónicas y Cronistas de la Conquista de Honduras, Editorial Universitaria, Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
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