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Heródoto y el origen de la historia

José Simón Azcona

Heródoto de Halicarnaso fue un griego que vivió en el siglo V antes de Cristo. Con una visión extraordinaria, se propuso hacer una “investigación para que el tiempo no abata el recuerdo de las acciones humanas y que las grandes empresas acometidas, ya sea por los griegos, ya sea por los bárbaros, no caigan en olvido”.  Ἱστορίαι (historiae) es el nombre en griego de esta investigación, y por tanto es el uso original del concepto de la historia. El amplio marco incluye (además de la historia) la descripción de la geografía, cultura, religión y costumbres de una enorme cantidad de pueblos. Su intención era la descripción de todo el mundo conocido por la civilización helénica a la fecha.

Anterior a sus escritos, la mayor parte de los escritos que lidiaban con estos temas eran proclamaciones reales, secas y escuetas historias dinásticas, o relatos total o parcialmente mitológicos, todos ellos con una enorme subjetividad. Heródoto pretende explicar los acontecimientos históricos con una cadena de causalidad e integrarlos en el contexto general. Narra lo acontecido, pero además intenta buscar sus orígenes y efectos para poder construir un flujo racional de los acontecimientos y poder aprender de ellos.

Para lograr esto, desarrolla de una manera muy avanzada el concepto de fuentes. Distingue muy claramente su opinión personal, lo que ha escuchado como historia oral o a leído (fuentes secundarias), y lo que ha visto o escuchado de forma directa (fuentes primarias). Trata de citar las fuentes cuando es posible y hace una evaluación en cuanto a su confiabilidad. Al rehusarse a suprimir o descontar lo que no le parece cierto, deja al lector la posibilidad de juzgar por su propia cuenta.

El estudio que hace sobre la relación de causa y efecto en la historia humana es mucho más avanzado que la visión de Hesíodo u Homero. Las personas dejan de ser un sujeto pasivo o un débil instrumento manipulado por divinidades mitológicas. La influencia sobrenatural se manifiesta únicamente como oráculos o sueños, no obrando en el mundo físico. Por tanto, todas las acciones personales son producto del libre albedrío, centrando la historia en la humanidad.

Su visión del mundo es bastante cosmopolita, lo que es sorprendente considerando que su pueblo había sobrevivido precariamente repetidas invasiones y agresión. Las ciudades griegas, independientes entre sí, habían logrado defender su libertad frente al imperio persa (el más grande y fuerte de la historia hasta ese tiempo). Aun así, su estudio sobre los persas y demás naciones aliadas o dependientes es bastante objetiva; no pretende demonizarlos o hacer una caricatura de ellos. Respeta sus creencias, costumbres y tradiciones, y no les atribuye un carácter más perverso de lo normal. Aunque tiene algunos prejuicios, tiene un espíritu de objetividad e interés por los diferentes pueblos, y sus descripciones han sido en gran parte corroboradas por la investigación posterior.

Estos libros tienen casi 2,500 años, y por tanto resulta fascinante comparar y reconocer cuánto progreso hemos tenido en el mundo. También es interesante ver cuánto compartimos con otros tiempos. La naturaleza humana, las pasiones y los intereses personales han cambiado menos con el proceso de civilización de lo que esperaríamos. Podemos reconocer nuestras propias motivaciones y acciones en las de estos personajes e identificar diferentes modelos de comportamiento humano.

Para iniciar o complementar una base cultural de conocimiento, recomiendo leer estos libros (son unas quince horas de lectura, pero son muy provechosas). Al estar disponibles en el dominio público son libres de costo, por lo que están al alcance de todos.

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