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Comercio sufriría pérdidas de más de 5 mil millones de lempiras de reformarse ley de tarjetas de crédito

Tegucigalpa – La Asociación Hondureña de Instituciones Bancarias (AHIBA) advirtió que de concretarse la regulación o control sobre el negocio de las tarjetas de crédito habría un impacto de 5,189 millones de lempiras en la contracción del consumo en el sector comercial.

– Más de 200 mil tarjetas dejarían de circular al cancelarse sus emisiones

La entidad reaccionó a la iniciativa gubernamental que busca reformar la ley de tarjetas de crédito, especialmente en cuanto a controlar las tasas de interés y mantener ciertos beneficios, aunque las condiciones de mercado cambien.

La AHIBA también destaca su “anuencia para dialogar con las autoridades gubernamentales respecto a la iniciativa de realizar reformas a la ley de tarjetas de crédito”, de acuerdo a un pronunciamiento emitido por la organización que aglutina a la banca comercial.

“Nos hemos acercado a la CNBS (Comisión Nacional de Bancos y Seguros, en ente regulador gubernamental) para conocer las inquietudes sobre el producto y alcance de la iniciativa” reguladora, agregando que “presentamos una propuesta hace varias semanas la cual esperamos sea de beneficio para nuestros clientes”, señala la posición del ente empresarial.

Daños

El primer efecto para la economía será que al menos 206 mil personas, de un universo de más de 800 mil portadores de una tarjeta de crédito, podrán perder el derecho a contar con dicho instrumento de pago, en base a la nueva realidad del mercado.

El gobierno quiere regular el negocio y en ese sentido envió varios insumos para que los diputados tengan mayores datos en su discusión de las reformas solicitadas.

El Salvador tiene vigente un control en el mercado de las tarjetas de crédito y en sus inicios el impacto fue negativo para los consumidores de esa nación, contrayéndose la circulación del llamado dinero plástico.

Mientras en Guatemala, se aplicó un control en marzo del presente año, pero ante el impacto económico fue tan grande, que el gobierno y los empresarios acordaron suspender su aplicación.

Exclusión

Dejar fuera a unas 206 mil personas sin acceso al crédito, equivaldría a ensanchar la exclusión financiera. Las tarjetas de crédito son el primer paso para que las personas ingresen al mercado crediticio y con ello a la bancarización.

Los efectos económicos se estiman en una reducción del consumo en unos 5,189 millones de lempiras anuales al verse reducido el porcentaje de la población con acceso a medios de pago alternativo como las tarjetas de crédito, de acuerdo a la AHIBA.

Asimismo, las proyecciones de los estudios técnicos señalan que el gobierno verá reducido sus ingresos fiscales, por menor utilidad de las empresas y menor volumen del impuesto sobre la venta  en más de 780 millones de lempiras.

El documento de la AHIBA recordó que el 2015, el Estado percibió 2,080 millones de lempiras en impuesto sobre venta en las operaciones de tarjetas de crédito, así como 94 millones de lempiras por concepto de la Tasa de Seguridad Poblacional.

Lo anterior tendrá un impacto en los programas sociales que llegan a las personas más pobres como los de salud, educación y bonos que reciben el sector menos favorecido de la sociedad.

Otro gran daño que tendría la economía hondureño es el desempleo, ya que las empresas que proveen las tarjetas de crédito verán reducido sus clientes y con ello menor la necesidad de mantener una planilla de atención informática y a los usuarios.

Pero el daño más severo que sufrirá la economía es una baja en el consumo de 5,189 millones de lempiras, por lo que muchas pequeñas empresas deberán prescindir de empleados al facturar menos.

Mercado y pyme

Actualmente el mercado de las tarjetas de crédito lo ofrecen 10 empresas, de manera que la competencia está garantizada y corresponde a cada actor del mercado fijar sus políticas de promoción, atracción y retención de sus clientes.

Pero un control y regulaciones gubernamentales más severas reducirá la sana competencia en un mercado abierto que funciona y que es el cliente quien define en la actualidad con quien se queda operando.

Una regulación excesiva sacará del mercado a los actores más pequeños y los medianos no continuarán con sus políticas de expansión.

En Honduras, se golpearán a las pequeñas y medianas empresas (pymes), ya que en la actualidad pueden vender a crédito a sus clientes, pero sin tener que cargar con el peso del crédito, ya que estos lo asumen las empresas emisoras de las tarjetas de crédito.

Las pymes hondureñas venden a crédito con las tarjetas, sin el riesgo de impago o manejar altos volúmenes de efectivo, además de ser un mecanismo que les ayuda a “ordenar su contabilidad”, de acuerdo a la AIHBA.

La asociación de los bancos comerciales hondureños reveló que existen 20,000 establecimientos que aceptan pagos con tarjetas, de los cuales el 73 por ciento están en la categoría de pequeñas y medianas empresas, la cuales serían afectadas en caso de un control.

La AHIBA recuerda que la bancarización de las personas, por medio del uso de las tarjetas de crédito, es un fuerte impulsor de la economía formal y un gran  antídoto y mecanismo de prevención para el lavado de activos, una actividad que “representa un riesgo para la economía y la estabilidad”.

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