Ciudad de México – La Ciudad de México se ha convertido en un punto crítico para cientos de migrantes, que permanecen varados ante la falta de documentos y entre el miedo y la desconfianza hacia las instituciones, agravando la crisis migratoria en la capital mexicana.
El llamado «efecto frontera», que antes se concentraba en ciudades fronterizas como Tijuana (norte) o Tapachula (sur), se ha instalado en la capital del país, ante las nuevas restricciones migratorias en EE.UU. y desde el regreso del presidente Donald Trump a la Casa Blanca el 20 de enero.
Tania Rodríguez Zafra, directora de la organización civil Ayuda en Acción México, explicó a EFE que en los últimos seis meses ha cambiado la dirección y concentración del flujo migratorio hacia Estados Unidos, especialmente debido al fin de las citas CBP-One para solicitar asilo en ese país y el aumento de deportaciones.
Antes, muchas personas llegaban directamente a las fronteras norte o sur, buscando cruzar o iniciar trámites, pero ahora, las nuevas reglas han empujado a las personas migrantes a detenerse en el centro del país, expuso Rodríguez Zafra.
En México, se reciben entre 500 y 800 solicitudes de asilo cada día, según datos de la Comisión Mexicana de Refugiados (Comar), obtenidos por Ayuda en Acción.
«Entonces decimos: ¿Dónde quedan todos? Si las fronteras están casi desiertas, pues todos se están asentando en Ciudad de México, esperando una oportunidad de que se puedan abrir otra vez las fronteras de Estados Unidos», apuntó Rodríguez.
Un informe de Ayuda en Acción revela que el 44 % de 351 personas migrantes encuestadas en la capital, principalmente provenientes de Venezuela, Cuba y Centroamérica, no pueden avanzar ni establecerse, debido a barreras legales, amenazas de deportación y desconfianza institucional.
Entre los testimonios de «aspirantes estructuralmente bloqueados» recogidos en el informe, está el del venezolano Luis Miguel, quien sobrevive con un empleo en una fábrica, pero está «desilusionado» con la calidad de vida.
«Si la página vuelve a abrirse, me voy», afirma Luis Miguel.
Refugio o rechazo
Ante la creciente inmovilidad migrante en la capital, el gobierno de Ciudad de México ha puesto en marcha un plan para habilitar albergues para personas en movilidad, lo que ha desatado protestas vecinales en zonas como Peralvillo y Azcapotzalco, donde el principal reclamo ha sido la falta de planeación y consulta previa.
En el barrio de Peralvillo, el descontento creció tras el cierre de un inmueble que albergaba un hospital y la Escuela Libre de Homeopatía de México, donde se atendía a vecinos de colonias cercanas como Tepito, Morelos, Tlatelolco y Guerrero, muchos de ellos comerciantes sin seguridad social e incluso personas migrantes.
Isis María Infante, médica y docente de la escuela, dijo a EFE que su molestia no es en contra de la población migrante, quienes han sido «parte de los beneficiarios de esta institución», sino el hecho de que el gobierno «utilice» a las personas en movilidad como un «escudo» para justificar lo que consideran una «expropiación» del predio, acusando de «xenofobia» a quienes se oponen.
«Nosotros como mexicanos estamos sufriendo una situación terrible en Estados Unidos. No tiene absolutamente nada que ver (con xenofobia). Nosotros aquí estamos luchando por nuestra escuela que le da atención a comunidades que están en una situación de necesidad extrema», afirmó Infante, quien labora desde hace tres años en la institución fundada en 1912.
Como alternativa a los albergues, Ayuda en Acción apuesta por atender la «problemática estructural» de la movilidad, por lo que a finales de 2024 abrió la primera casa de transición en la capital, enfocada en mujeres y población LGTBI, que reciben un alojamiento temporal y apoyo para regularización de documentos, empleo y vivienda, pues «hay gente que quiere solamente una oportunidad», apuntó Rodríguez Zafra.
«Las personas que realmente opten por tener una vida digna y una estabilidad entran al programa y las que no, pues seguirán esperando a que abra Estados Unidos. Pero nosotros (…) creemos que por lo menos este año no se van a abrir las fronteras», advirtió la experta. EFE
(vc)