Tegucigalpa – En 1974, el chileno Edmundo Lobo llegó a Honduras para aportar al desarrollo rural del país centroamericano, donde entonces se impulsaba un proceso de reforma agraria que 42 años después no ha dado los frutos que él esperaba.
Lobo salió de Chile en 1973 tras el derrocamiento del presidente Salvador Allende, pero no vino directo a Honduras, sino que se quedó en Costa Rica, donde un día una monja lo «reclutó» y preguntó: «¿Quién quiere irse para Honduras? y yo levanté la mano», relató el «autoexiliado» comunicador que el jueves regresó a su tierra.
Entonces, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación) «necesitaba montar una oficina de divulgación en Honduras», recordó Lobo con nostalgia a Acan-Efe en la víspera de su despedida el jueves en el Aeropuerto Toncontín de Tegucigalpa por un reducido y selecto grupo de amigos y familiares.
«No venía con el afán de trabajar en la cultura, venía más bien con una idea de aportar al desarrollo rural y así trabajé para la reforma agraria de aquel entonces», añadió.
La directora de la Editorial Guaymuras, Isolda Arita, dijo a Acan-Efe que Lobo «venía de trabajar en la Editorial Quimantú, del Gobierno de la Unidad Popular, que produjo una serie de materiales educativos preciosos, ilustrados con puros dibujos sobre la historia de Chile y otras producciones».
Con su experiencia, Lobo vino a preparar materiales educativos para campesinos, lo que le llevó a contactar con cooperativas y organizaciones de labriegos, de los que decía que no los podía ilustrar sin conocerlos, comentó Arita.
Aquel trabajo educativo para los campesinos le permitió a Lobo conocer Honduras, y cámara en mano comenzó, además, a captar sus paisajes y los rostros de hombres, mujeres y niños de las diversas etnias del país con hermosas gráficas a blanco y negro.
«Cuando conocí este país, me sedujo inmediatamente la belleza que tenía, tanto la belleza natural como el paisaje humano que había, quise registrar todo eso y mi trabajo se fue acumulando durante cuarenta años hasta que se hizo la exposición que ya conoces, ‘Honduras Tierra Adentro'», expresó Lobo.
Después de unos cinco años con el Instituto Nacional Agrario que impulsaba el proceso de reforma agraria, Lobo se sumó como fotógrafo a diario El Heraldo, fundado en Tegucigalpa el 26 de noviembre de 1979, para el que cubrió noticias generales y deportes.
Isolda Arita recordó que Lobo también trabajó con el Departamento de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) elaborando materiales educativos.
En Extensión Universitaria Lobo conoció a un grupo de jóvenes como él, entre ellos a Tony Bermúdez, Rigoberto Paredes y Roberto Castillo, con quienes en 1980 logran darle vida a lo que hoy es la principal impresora cultural del país, Editorial Guaymuras.
{gallery}imagenes/fotografo{/gallery}
«Mi aporte en Editorial Guaymuras fue en diseño gráfico, luego con otro grupo de amigos (hacia 1989) creamos ‘COMUNICA’, una ONG (Organización No Gubernamental), evocó Edmundo Lobo.
En COMUNICA (Centro de Comunicación y Capacitación para el Desarrollo), Lobo continúa haciendo aportes a la cultura hondureña a través de su obra creativa del diseño gráfico, la fotografía, comunicación popular y otras actividades.
La directora de COMUNICA, Janeth Blanco, dijo en la despedida de Edmundo Lobo, que «por mucho tiempo» lo animaron a que presentara la exposición fotográfica «Honduras tierra adentro», proyecto que fue posible terminar con ayuda de Caritas Asturias.
Esa ayuda permitió que la muestra fuera llevada a España y luego presentada en el Museo de la Identidad Nacional en Tegucigalpa y el salón de exposiciones del aeropuerto de la capital hondureña.
Blanco indicó que «hace dos años, en coordinación con el Centro de Arte y Cultura, de la UNAH, COMUNICA quiso continuar difundiendo el trabajo de Edmundo y, lo más importante, rendirle un homenaje por sus aportes, en particular los relacionados con la educación y comunicación popular, en el sentido estricto de su significado».
«Hoy queremos mencionar particularmente su aporte como maestro y su valioso don de enseñar y compartir sus conocimientos, sin reservas», recalcó la directora de COMUNICA.
Lobo es uno de los principales artífices de la creación de la Editorial Guaymuras y COMUNICA, instituciones a las que el intelectual chileno también les diseño su logotipo.
El miércoles, Lobo, con ayuda de amigos y familiares, embalaba los miles de negativos de las fotos que hizo en Honduras, muchas de las cuales contribuyeron a que los hondureños conocieran en calendarios y otras publicaciones cómo viven las etnias del país.
Sobre los miles de negativos, dijo que le darán «mucho trabajo» en Chile porque todos los pasará a versión digital y enviará al país para que otras generaciones de hondureños conozcan de su obra.
El arte de la fotografía, Lobo, quien nació en 1947, lo traía desde su país, donde comenzó a hacer fotos a los nueve años. A Chile regresó acompañado de uno de sus tres hijos, Sebastián.
De Honduras, de donde se ha ido por razones de salud, indicó que «la quiero y no la quiero, porque pasé toda mi vida prácticamente en este país, 42 años, pero dejé en el camino muchas ilusiones que al final no se concretaron, no porque tenía que realizarlas yo, sino porque las tenían que hacer los demás».
«Es un poco frustrante la situación actual en que se encuentra el país, me parece que está envuelto en una crisis en todos los sentidos. No quiero ser fatalista, pero si los hondureños no se ponen las pilas, este país va a caer en una crisis que va a costar mucho salir de ella», apostilló.